China exporta la inseguridad jurídica y la injerencia gubernamental

La mediación es una actividad tradicional clave de la función de la diplomacia desde el Tratado de Westfalia de 1648, aunque China trate ahora de transformar el concepto de base Se define como un procedimiento voluntario de gestión, resolución de conflictos o toma de decisiones en el que las partes solicitan y aceptan la intervención de un mediador profesional, imparcial, neutral y sin capacidad para tomar decisiones por ellas ni imponer las mismas, que les asiste con la finalidad de favorecer vías de comunicación y búsqueda de acuerdos consensuados.
Con la reciente decisión de China de crear la nueva Organización Internacional para la Mediación (IOMed en inglés) se busca incrementar la influencia del gobierno chino en la gobernanza global. Una organización que se establece en Hong Kong, un hub legal que cuenta con un sistema jurídico basado en el derecho inglés o common law, el derecho civil y tiene aprobada una ordenanza sobre los privilegios de las organizaciones internacionales. Los intentos anteriores del gobierno chino que se habían desarrollado en las localidades de Xian o Shenzhen no habían tenido el éxito deseado.
La OIMed nace según sus promotores para facilitar la resolución de conflictos, desacuerdos y disputas internacionales en lo que se ha destacado como la primera apertura de una sede no occidental en esta materia tan importante.
La OIMed que aboga teóricamente por el respeto a la voluntad de las partes y a la exploración de soluciones beneficiosas con la asistencia de un tercero mediador, cuenta ya con la participación de los 33 países fundadores procedentes de diferentes continentes que se reunieron en Hong Kong en un acto celebrado a finales de mayo. Además, el acto fundacional tuvo la presencia de 60 países y 20 organizaciones internacionales. La isla de Hong Kong ya albergaba el Centro de Arbitraje Internacional (HKIAC) desde el año 1985 muy centrada en la resolución de disputas de dominios de internet.
Todo se ha acelerado, ya en octubre de 2022 el ministro de asuntos exteriores de China y el secretario de justicia de Hong Kong firmaron un acuerdo para crear la Oficina preparatoria para el establecimiento de la OIMed. Se preparó una declaración conjunta firmada por China, Indonesia, Camboya, Pakistán, Laos, Sudán, Argelia, Yibuti, Serbia y Bielorrusia.
En un marco geopolítico donde observamos atónitos la retirada de los EEUU de los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud o el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, vemos la creación de esta organización como una estrategia china de llenar el vacío en la gobernanza mundial incluso suplantando organizaciones que han sido clave en el pasado para dirimir desacuerdos internacionales.
En resumen, estamos ante una aparente jugada maestra exitosa que consolida el poder blando de China sin generar resistencias abiertas. Geopolíticamente, la clara ausencia de críticas o rechazo por parte de occidente y la pasividad de los EEUU refuerzan además la percepción de la efectividad y liderazgo de la diplomacia China que se consolida como un actor protagonista central en la diplomacia global.
En lugar de celebrar juicios tradicionales, según sus promotores los países aceptarán la mediación diplomática en todo tipo de desencuentros, de naturaleza política, comercial o militar en un mundo multipolar. El proceso se podrá producir mediante la negociación, el diálogo, la mediación entre las partes en desacuerdo, el arbitraje o en su caso la vía judicial.
En un reciente comunicado del ministro de relaciones exteriores de China, Wang Yui, se detalla que la creación de la OIMed constituye un anuncio de mejores condiciones de negociación en términos del derecho y de la justicia internacional en un mundo globalizado con grandes cadenas productivas globales. Los principios anunciados serán el respeto mutuo fomentando un diálogo en pie de igualdad, la consulta amplia abierta a los consensos preservando las diferencias, la adopción de una mentalidad abierta e inclusiva como modelo de aprendizaje intercultural al servicio de la paz mundial y el desarrollo equilibrado que promueva la equidad geográfica y una mayor participación de los países en desarrollo formando mediadores de estas naciones.
La realidad es que la OIMed se plantea como una alternativa a la Corte Internacional de Naciones Unidas y que ha sido señalada por las autoridades chinas como inoperante y parcial por su alineación con los EEUU quien ha ejercido una histórica hegemonía.
Los promotores de la OIMed sin embargo reafirman que la nueva organización internacional estará alineada con los principios de la Carta de Naciones Unidas basada en la participación voluntaria, la igualdad en la toma de decisiones y el respeto a las inquietudes de las partes involucradas.
Recordemos que Naciones Unidas cuenta en su seno con la Dependencia de Apoyo a la Mediación (DAM) dentro del Departamento de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz creado en 1992 con tres pilares: la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. Por su parte la piedra angular de la Unión Europea en esta materia queda establecida por el Programa de Gotemburgo sobre prevención de conflictos Violentos puesto en marcha en 2001.
Según los expertos de Naciones Unidas, la prevención de conflictos depende de cinco elementos: primero, detectar el pulso económico y social en el terreno. Segundo conocer en detalle a los actores principales. Tercero, incluir en los procesos consultivos a las voces de la sociedad. Cuarto crear alianzas con organizaciones regionales e instituciones financieras internacionales. Y por último contar con la voluntad política de los actores para prevenir conflictos futuros.
La OIMed nace con un estatus similar al de la Corte Internacional de Justicia de la Haya o al de la Corte Permanente de Arbitraje para actuar como intermediaria en disputas entre estados, inversores extranjeros y estados o entidades comerciales internacionales
De esta forma, China intenta liderar de forma activa y expresa una serie de nuevas organizaciones internacionales que nacen para facilitar el dialogo comercial suplantando desde la injerencia gubernamental aquellas organizaciones multilaterales en crisis.
Es un cambio claro de estrategia que debemos observar con atención. Hasta la fecha China había llamado a la puerta de organizaciones fundadas en occidente aceptando incluso las condiciones de adhesión marcadas por los EEUU o por la Unión Europea.
Así ocurrió con el largo proceso de entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) que fue un hito muy relevante en su integración en el comercio mundial. Había solicitado el ingreso en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) que fue el predecesor de la OMC, en 1986. Los tristes eventos de la Plaza de Tiananmen de 1986 retrasaron el proceso hasta llegar a la adhesión formal en 2001 en Doha. Eso sí, se produjo tras los acuerdos previos bilaterales firmados con los EE. UU en 1999 y con la Unión Europea en el año 2000. La adhesión impulsó el crecimiento de China proyectándola como una gran potencia exportadora integrándola además en las cadenas de suministro globales. Fue un proceso no exento de críticas a la proliferación de prácticas de dumping ligadas a la recepción de subsidios estatales chinos.
La OIMed se pone en marcha en un momento en el que los mecanismos tradicionales de resolución de disputas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se enfrentan a severas críticas por su lentitud, altos costes y resultados inconsistentes y busca sin duda fortalecer la influencia incluso la injerencia de China en la resolución de conflictos internacionales, además de conseguir atraer otras organizaciones internacionales al ecosistema empresarial de Hong Kong.
Este movimiento de posible sustitución internacional se suma a la puesta en marcha del Banco Asiático de Inversión en infraestructura (BAII) como entidad financiera de desarrollo multilateral con sede en Beijing desde 2014 y es un ejemplo práctico más de que caminamos ya en un nuevo orden mundial.
Un nuevo orden en el que los críticos manifiestan que realmente China estará exportando una nueva forma de inseguridad jurídica y una gran injerencia gubernamental. Solo el tiempo y los resultados de los casos de mediación que se asuman a partir de ahora por la OIMed nos confirmarán si esto es así. Quedamos pendiente de realizar dicho seguimiento y análisis.
Diplomacia mollis sine oppositione progreditur
José Luis Moreno, economista, ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.