Grave situación en el mundo rural

Caos total: el campo contempla sumarse al paro de los transportistas

paro transportistas
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El campo español está valorando unirse al paro de los transportistas ante la falta de medidas del Gobierno para paliar la actual situación de precios disparados de la energía que están poniendo en riesgo la continuidad de muchas explotaciones agrarias y ganaderas. Esa reflexión llega después de la histórica manifestación en Madrid en la que se dieron cita este domingo agricultores, ganaderos, cazadores y regantes -más de 400.000 asistentes en total- para denunciar el abandono que sufre el mundo rural por parte del Ejecutivo.

El alza de los precios de las materias primas que viene produciéndose en los últimos meses se ha agravado con la invasión de Ucrania, que ha provocado una subida desmesurada de los precios de los combustibles, los plásticos o los fertilizantes, abocando a muchos agricultores a producir por debajo de costes, lo que supone la ruina para sus familias. Ante ese callejón sin salida y el posicionamiento del Gobierno de Pedro Sánchez como convidado de piedra, las organizaciones de las regiones más afectadas ya presionan para ir a un paro total, lo que sumiría en el caos a la cadena de suministro de bienes básicos como la alimentación.

En zonas del interior de la Comunidad Valenciana, que además vive una situación crítica por la sequía, las organizaciones que representan al campo no descartan más movilizaciones tras haber marchado ya en sendas manifestaciones en Valencia y Alicante, según confirmaron a OKDIARIO.

Sin embargo, no es la única región que lo está pasando mal. En Castilla-La Mancha ya hay muchas familias «al límite» por el aumento de los costes y, ahora en primavera, afrontan con cautela la temporada de siembra de la cebolla, el melón, el pimiento, el tomate o la berenjena de cara al verano, ya que sus beneficios se han reducido palpablemente y se ven obligados a controlar los costes sobremanera, comentó un agricultor de la localidad toledana de Villanueva de Alcardete. Su plantación depende del uso de tractores que portan aperos modificados para la siembra y son muchas horas las que se emplean para cubrir grandes extensiones de terreno, por lo que el gasto en el combustible se dispara. Trasladar ese mayor coste de producción a los supermercados que adquieren su género no es posible, por lo que están perdiendo dinero constantemente, señaló. Ese mismo problema lo sufren Andalucía, Castilla y León, Extremadura o la Región de Murcia, por lo que se avecina una época oscura para el campo si persisten los elevados precios de las materias primas.

Piensos caros que asfixian a la ganadería 

Además, muchas explotaciones ganaderas han dejado de ser rentables, ya que la guerra en Ucrania, el granero de Europa, ha propiciado un repunte abrupto del precio de los cereales que se usan en los piensos del sector, lo que pone en peligro su viabilidad. Esto es especialmente perjudicial, dado que la ganadería ya arrastraba un elevado déficit en términos de materias primas, comenzando por la proteína de la soja, de la que más del 95% procede del extranjero. Sin embargo, en otras materias primas como el maíz o el trigo, España tiene una dependencia relevante de Ucrania, así como de Rusia en lo que respecta a los fertilizantes. En total, más del 30% de estas materias primas procedían de Ucrania. Eso significa que el desabastecimiento de piensos para el ganado acabará redundando en la falta de suministro alimentario para la población. «Si el campo no se mueve, la ciudad se muere», rezaba una de las pancartas de la macromanifestación del pasado domingo.

Cataluña, Aragón, Castilla y León y Murcia son las regiones que más padecen la escasez de cereales llegados de Ucrania porque es donde hay una concentración mayor de explotaciones de cerdos. En total, el sector porcino genera 154.000 empleos directos y 172.000 indirectos en España.

Es urgente, por tanto, un «plan de choque», demandaron las organizaciones que participaron en la protesta multitudinaria del domingo, que transcurrió por la Castellana, una de las arterias principales de la capital. La grave coyuntura económica y la falta de ayudas gubernamentales obliga a muchos profesionales del campo a replantearse su futuro, pese a que su vida está dedicada al mundo rural desde hace décadas por su tradición familiar. «Cada vez hay menos agricultores y cada vez nos lo ponen más difícil con la subida de precios», denunciaba durante la marcha del domingo Carlos Pascual, agricultor de Alcázar de San Juan, Ciudad Real.

 

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