Calefacción con radiadores de gas o bomba de calor: los expertos explican qué gasta menos
En los hogares españoles lo habitual es que se utilicen radiadores de agua calentados por una caldera de gas, sin embargo, ya hay muchos que se han pasado ya a la alternativa: las bombas de calor, que han sido recomendadas por las autoridades internacionales por sus diversos beneficios.
Mejor opción para tu casa
Ambos aparatos ofrecen calefacción y agua caliente sanitaria. Una bomba de calor se basa en la aerotermia para su funcionamiento: es capaz de aprovechar la temperatura exterior para calentar la vivienda. Por su parte, las calderas contienen un sistema que se basa en el aprovechamiento del calor generado en la combustión.
Estas son algunas diferencias clave entre la calefacción de gas y la bomba de calor:
- Regulación manual o autorregulado: Las calderas suelen tener un rango de regulación con rangos que van de 1 a 5, de 1 a 3 o de 1 a 8. Sin embargo, la bomba de calor tiene una modulación más amplia. De hecho, a la hora de poner la temperatura, los rangos del termostato se miden en porcentajes. El mínimo suele ser entre un 5 y un 10%. Asimismo, la bomba de calor tiene autorregulado, es decir, que la propia máquina calcula el saldo térmico que es necesario. Esto significa que la bomba de calor es más eficiente a la hora de mantener la temperatura deseada, ya que no tiene que estar funcionando a toda potencia todo el tiempo.
- Rendimiento de los kilovatios: Las bombas de calor son las más eficientes y sostenibles frente al resto de sistemas de calefacción, con un rendimiento medio de 3,5 kW por cada kW consumido. Esto significa que, por cada kW de electricidad que consumes, obtienes 3,5 kW de calor. En el caso de las calderas, el rendimiento medio es de 1,1 kW por cada kW consumido. Esto significa que, por cada kW de gas que consumes, obtienes 1,1 kW de calor.
Por lo tanto, las bombas de calor son más eficientes que las calderas, ya que producen más calor por cada unidad de energía consumida.
- Las calderas de gas no son capaces de refrescar una habitación, por lo que su uso queda limitado a las épocas más frías del año. Sin embargo, las bombas de calor cuentan con un servicio de refrigeración, ya que basan en la aerotermia: mediante un compresor, genera cambios de estado de un fluido refrigerante. Esto significa que las bombas de calor pueden utilizarse durante todo el año, tanto para calentar como para refrescar la vivienda.
- Coste de instalación: La caldera necesita una instalación más cuidadosa para evitar accidentes por fugas en las tuberías, mientras que la bomba de calor es mucho más sencilla de colocar. Aun así, la caldera supone un gasto mucho menor en su instalación: el coste de poner una bomba de calor en una vivienda ronda entre los 2.000 y los 6.000 euros, dependiendo de la empresa. En el caso de la caldera, el precio total de instalación varía entre los 1.000 y los 2.000 euros.
- Contaminación: La caldera, al usar el gas para calentar el agua, expulsa grandes cantidades de CO2 y, por lo tanto, contamina. La bomba de calor, en su lugar, utiliza un equipo de aerotermia que es menos contaminante. Lo que contamina en este caso es la energía eléctrica de la que depende para funcionar.
¿Cuál supone mayor ahorro?
Según un estudio de la OCU, las bombas de calor son más baratas a largo plazo que las calderas de gas. El estudio estima que, con un consumo medio de 2.000 kWh al año, el coste de la calefacción con una bomba de calor es de 455 euros al año, mientras que el coste de la calefacción con una caldera de gas es de 600 euros al año.
Una bomba de calor se amortiza a partir de los 10 años, en el caso de una vivienda con un consumo medio de 2.000 kWh al año.
Sin embargo, este tiempo de amortización puede variar en función de varios factores, como la eficiencia de la bomba de calor, el precio de la electricidad y el precio del gas.
En general, se puede decir que las bombas de calor son más rentables en las siguientes situaciones.
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