Economía
Crisis empresarial

La banca de inversión aplaude los resultados de Grifols pero desconfía de la contabilidad de la familia

Temen que Brookfield rebaje el precio de la OPA o desista de ella

Deloitte obliga a Grifols a reducir su beneficio de 2023 en 17 millones y su patrimonio neto en 457

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Grifols publicó este martes sus resultados del primer semestre para contrarrestar el impacto de la nueva reformulación de sus cuentas anteriores forzada por su auditor, Deloitte. La banca de inversión ha recibido bien estas cifras, pero insiste en que el nuevo problema vuelve a generar desconfianza en el mercado en pleno análisis de sus cuentas por el fondo Brookfield de cara a la posible OPA de exclusión.

En general, los analistas creen que los resultados de Grifols han estado en línea o ligeramente por encima de lo esperado por el consenso del mercado. En especial, han gustado los ingresos de la compañía, de 3.444 millones (el 6,8% más que el año pasado), así como la reducción del endeudamiento a 5,5 veces el Ebitda (beneficio operativo bruto) gracias a la venta de la china SRAAS, lo que lo sitúa en buen camino para alcanzar el objetivo de 5,2 veces a fin de año.

Menos aplausos han recibido sus datos de márgenes y del citado Ebitda (791 millones en el semestre, con un crecimiento del 22,2%), que se han quedado por debajo de lo previsto por el consenso.

Pero el foco vuelve a estar en la deuda y en la generación de caja, los dos grandes problemas de Grifols cuya solución sus gestores consideran su prioridad absoluta. En el primer caso, como se ha dicho, ha mejorado, pero de nuevo llegan los líos contables: para calcular esa ratio de 5,5 veces, la empresa deja fuera la deuda relacionada con los alquileres de los centros de plasma principalmente. Si se tiene en cuenta, la deuda pasa de 8.262 millones a 9.396. Y evidentemente, la ratio de endeudamiento es superior.

En cuanto a la caja (cash flow), la compañía consiguió generar 57 millones positivos en el segundo trimestre, pero en el semestre completo la cifra es una caja negativa (salida de dinero) de -190 millones. Es el gran desafío de Grifols: hay que recordar la fuerte caída de la cotización cuando la compañía dio una previsión de caja cero (ni entrada ni salida) en 2024.

Desconfianza

En todo caso, lo que más inquieta a los expertos son los eternos problemas contables de la empresa de hemoderivados. «La realidad es que el precio probablemente se va a mover por las cuestiones reveladas por el nuevo auditor y por las discusiones con Brookfield. Las explicaciones de la empresa apuntan a cambios contables pequeños y referidos al pasado pero cualquier irregularidad encontrada por el auditor siempre causa nerviosismo entre los inversores», comentan desde Goldman Sachs.

Bank of America señala que, «pese a los positivos resultados, se verán ensombrecidos por los ajustes contables respecto a la participación en SRAAS identificados por el nuevo auditor de la compañía, Deloitte, que han llevado a un ajuste de 457 millones de euros en el valor de esta inversión. Dado el escrutinio que hay sobre el valor, los bonos han reaccionado negativamente a la noticia».

No obstante, da una nota positiva: «El comunicado aclarador de la empresa, la naturaleza del ajuste que no afecta a la caja, y el hecho de que estos ingresos ya se han recibido, debería dar tranquilidad a los inversores». De hecho, el valor fue capaz de recuperarse en Bolsa al cierre.

A pesar de ello, las enésimas irregularidades contables acrecientan las sospechas de que Grifols tenga más muertos en el armario y que Brookfield los encuentre en la due diligence que está llevando a cabo. Como adelantó OKDIARIO, los propios bancos acreedores temen que el fondo canadiense encuentre que la compañía catalana esté peor de lo esperado y les pida una quita si finalmente compra un porcentaje mayoritario, como pretende.

Otras posibilidades son que sitúe el precio de la OPA muy por debajo de los 12 euros que pretenden cobrar los accionistas de Grifols o incluso que desista de la operación, como han hecho todos los grandes fondos de capital riesgo. Este sería el peor escenario y provocaría un nuevo desplome de la cotización.