¿Cómo abrir un establecimiento de proximidad?

Madrid
Barrio de Malasaña (Foto. Flickr)

Una de las opciones para emprender sin necesidad de tener que soportar un gran endeudamiento es abrir un negocio de proximidad en un barrio o localidad más pequeña. Normalmente, tales acciones las llevan a cabo personas que conocen el espacio, que han vivido o viven allí y que, por lo tanto, tienen conocidos y amigos que actuarán como primeros clientes. A la vez, a partir de este lazo afectivo, también realizarán tareas de prescripción positiva.

Ahora bien, abrir un negocio en el mismo barrio donde uno se ha criado o vive no garantiza el éxito de por sí. Para conseguirlo, hay que desarrollar los siguientes puntos:

  • Conocimiento de las necesidades del lugar: si una persona vive en un espacio, puede conocer con mayor detalle y facilidad las necesidades y preferencias de sus compañeros y vecinos.
  • Llegar a acuerdos con otros comercios: el tejido comercial de proximidad, de forma aislada, no puede competir contra los grandes centros. Para ello, todos los negocios deben de actuar de forma coordinada y como uno de solo. En ese sentido, es importante conocer a los otros emprendedores del lugar y, en caso de oír a alguien que precise de algún producto o servicio que ofrezca, recomendárselos.
  • Diseñar un exterior e interior atractivos: de la misma forma que en cualquier negocio, el exterior debe de invitar a entrar y el interior a quedarse.
  • Realizar actividades complementarias: una herramienta muy útil para darse a conocer en el barrio y atraer la atención de los vecinos es programar alguna actividad que llame la atención. Si, por ejemplo, se venden productos ecológicos, enseñar distintos usos de estos productos y los platos que se pueden preparar con ellos.
  • Generar una experiencia: más allá de comprar un producto, hay que rodear al cliente de una determinada experiencia que sirva para dar a conocer los valores que se quieren exteriorizar.
  • Ofrecer una atención muy personalizada: los grandes establecimientos comerciales son capaces de ofrecer una gran variedad de productos a precios ajustados. Por lo tanto, el comercio de barrio, si quiere sobrevivir, necesita incorporar algún valor diferencial. Dado que vía precio no es posible, solamente queda la atención al cliente. No hay que tener prisa en despachar a nadie y se recomienda escuchar e interesarse sobre aspectos de la vida personal.
  • Evitar polémicas con los vecinos: la relación entre los comercios y los vecinos a veces puede ser complicada. Aspectos como el tipo de clientela que se aproxima, el ruido y los horarios comerciales, pueden generar problemas que afectan de forma negativa a la imagen del establecimiento. Por ese motivo, ante cualquier objeción, hay que ser comprensivos y encontrar una respuesta que satisfaga en parte sus exigencias.
  • Utilizar productos de proximidad: si nuestro comercio precisa de utilidades de algún tipo, adquirirlas a negocios de la zona.

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