¿Qué está pasando en los mercados? Guía para entender el arranque de año
¿No estábamos ya en un recuperación incipiente? ¿No habíamos dejado atrás la recesión? Estas preguntas reflejan el sentir de familias y empresas que ven como el año que ahora comienza trae más inestabilidad a los mercados financieros. Las Bolsas acumulan caídas importantes en las pocas sesiones que llevamos de 2016 y surgen dudas e incertidumbres sobre el futuro de la economía global.
Existen varios factores que explican este temporal financiero internacional. En primer lugar, está la decisión de las autoridades chinas de aprobar una normativa que obliga a cerrar la Bolsa cuando alguno de sus principales índices cae el 7%, ha sido una profecía autocumplida.
En la primera jornada bursátil ya hubo que aplicarla, y la segunda vez fue en la sesión del 6 de enero. No habrá una tercera, ya que el Gobierno chino ha derogado la medida para reducir el contagio al resto del planeta.
En el caso de China llueve sobre mojado. El año 2015 ha sido el que ha certificado el cambio de modelo de crecimiento del gigante asiático, donde está perdiendo protagonismo el sector industrial y ganándolo el sector servicios. Esto provoca que se reduzca la demanda de materias primas por parte de un país, China, que es el principal comprador del mundo.
Como consecuencia de este menor tirón del primer país de Asia, sufren los países emergentes que le venden sus productos, registrando menores tasas de crecimiento del PIB. Países como Chile o Brasil ven como se reduce la demanda global de sus materias primas al mismo tiempo que su coste financiero aumenta por la subida de tipos en EEUU (ya que los emergentes se endeudaron en dólares para pagar su estructura productiva exportadora).
China crecerá al 6%, pero con otro modelo económico
No obstante, como recuerda GVC Gaesco en su último informe, aunque se esté produciendo un enfriamiento, China seguirá creciendo a tasas superiores al 6% hasta 2020. Es decir, que la clave no está tanto en la desaceleración, sino en el cambio de estructura productiva.
“Los datos publicados son consistentes con una economía China en la que el sector no manufacturero va poco a poco ganando terreno al manufacturero, y con una economía china en plena transición de un modelo económico más basado en el consumo interno que en la inversión de capital”, considera Gaesco.
Irán, Arabia Saudí y el precio del petróleo
A estos factores antiguos se suma ahora la reciente crisis que protagonizan Arabia Saudí e Irán, que se ha extendido al resto de Oriente Medio, tras la ejecución del clérigo chií Nimr al Nimr junto con otras 46 personas por parte del Gobierno saudí. La comunidad chií es mayoritaria en Irán y se ha abierto la brecha existente entre ambos países, que se enfrentan en Siria. Irán apoya al presidente sirio Bashar al Asad mientras Arabia Saudí financia a los terroristas del ISIS.
En este contexto, todos los analistas ven muy difícil que el cartel de países productores de petróleo OPEP pueda consensuar una reducción de la producción que detenga la espiral bajista del precio del crudo, que ya se sitúa en el entorno de los 30 dólares por barril. Y es que la menor demanda de petróleo de China se está acompañando por un exceso de oferta, lo que conjuntamente presiona a la baja sobre el importe del oro negro.
Y por si todo esto fuera poco, Corea del Norte pone en marcha su maquinaria propagandística y anuncia que ha completado la prueba de una bomba de hidrógeno, lo que ha hecho saltar todas las alarmas en la ONU. No obstante, de momento no se ha podido calibrar hasta que punto el régimen de Kim Jong-un está tensionando las relaciones internacionales para mantener a sus súbditos a raya.
Guerra de divisas y fuga de capitales
Existe un último factor que también es importante: la guerra de divisas que se está produciendo a nivel global. La vieja estrategia de devaluar la moneda para elevar los ingresos por el aumento de las exportaciones es un arma de doble filo que genera más problemas de los que soluciona.
La decisión de la Reserva Federal de elevar los tipos de interés ha apreciado al dólar respecto al resto de las divisas, al mismo tiempo que el BCE mantiene sus medidas de estímulo que presionan a la baja sobre el tipo de cambio del euro respecto al billete verde,
Y en este marco China compite con una devaluación del yuan que ha llevado a la moneda asiática a sus mínimos de los últimos dos años. La tendencia comenzó el pasado verano cuando el Gobierno de Pekín introdujo algunos elementos liberalizadores en su mercado monetario, pero se ha agudizado en los últimos tiempos. El pasado diciembre las reservas de divisas en China se redujeron en 107.900 millones, lo que representa la mayor salida de capitales de la historia.