PREVISIONES DE GOLDMAN SACHS

Banco Popular abandonará los números rojos este año con un beneficio de más de 600 millones

Banco Popular
El consejero delegado de Banco Popular, Pedro Larena.

Banco Popular logrará este año abandonar los números rojos y alcanzará un beneficio neto superior a los 600 millones de euros. Así lo consideran los analistas de Goldman Sachs, que indican que ya en el primer trimestre de 2017 la entidad que va a presidir Emilio Saracho logrará resultados positivos. En concreto, el banco ganará 181 millones de euros entre enero y marzo de este año. Y en los dos próximos ejercicios la tendencia se acelerará, con un resultado de 779 millones de euros en 2018 y de 874 millones el año siguiente.

El banco de inversión norteamericano se muestra así de taxativo respecto a la capacidad del Popular para hacer frente a la crisis en la que está inmerso. La clave del cambio de rumbo se debe a la decisión del aún presidente, Ángel Ron, de acelerar el ajuste para dejar a Saracho un Banco Popular libre de cargas del pasado. La entidad ha provisionado casi 5.700 millones de euros para afrontar los impagos y el peso de los activos inmobiliarios, lo que ha generado unas pérdidas netas de 3.485 millones de euros al cierre del ejercicio.

Una vez realizado este saneamiento financiero, el Popular se encuentra en condiciones de volver a ser rentable, a tenor de las previsiones que realiza Goldman Sachs. La inminente aprobación del “Proyecto Sunrise”, cuya medida estrella es la creación de un banco malo que saque del balance unos 6.000 millones de euros de activos tóxicos del ladrillo, es otro de los elementos que impulsarán al Popular durante el presente ejercicio.

Y todo ello se producirá a pesar de las “incertidumbres” que suponen el que se renueve el equipo directivo del banco, empezando por su presidente. Goldman Sachs espera cambios en el consejo de administración, potenciales modificaciones en el plan de negocio de la entidad, nuevos objetivos y plan estratégico y, sobre todo, la posibilidad de que el Popular apruebe una nueva ampliación de capital o, incluso, sea absorbido por otro banco en el proceso de fusiones que se avecina.

El consejero delegado del Popular, Pedro Larena, ya avanzó la pasada semana que la entidad “estará en disposición de pagar dividendo el próximo año con cargo a los resultados de 2017”. Esto supone que el propio banco maneja en sus estimaciones cerrar el ejercicio con beneficios. De hecho, en 2016, excluyendo los extraordinarios y el negocio inmobiliario, el Popular ha logrado un beneficio neto de 998 millones de euros.

Respecto a la solvencia, que ha quedado muy tocada en 2016 con un ratio de capital CET1 fully loaded (medida con los criterios de Basilea III que entrarán en vigor en 2019) del 8,2%, los analistas de Goldman Sachs esperan que la tasa se sitúe en el 9,3% al cierre del ejercicio. En cuanto al precio de la acción, que se ha derrumbado en los últimos meses, el gigante norteamericano confía en que se produzca una revalorización del 20%.

Ahora todas las miradas están puestas en la Junta General de Accionistas que celebrará el Popular el próximo 20 de febrero. Justo antes tendrá lugar la reunión del consejo de administración que certificará el nombramiento de Saracho como presidente. A partir de ese momento comenzará el reto para este directivo, que pretende lograr sacar al Popular del atolladero y evitar ser una víctima de la ola de concentraciones que se producirá en el sector.

Para ello es imprescindible que el banco aumente su solvencia. Además de la citada ampliación de capital, la entidad podría optar por reducir sus activos ponderados por riesgo y vender acciones propias que tiene en cartera .»Otra de las alternativas del banco para generar capital de forma inorgánica sería la desinversión en negocios no estratégicos en el exterior», tal como indicó Ángel Ron la semana pasada en la presentación de resultados de la entidad.

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