Ramos vs. Piqué: los jefes del área

Sergio Ramos y Gerard Piqué no se caen demasiado bien y nunca lo han ocultado, pero en el césped su matrimonio de conveniencia les convierte en una pareja sólida cuando juegan juntos. Como rivales, su puente aéreo dialéctico se convierte en un duelo cuerpo a cuerpo cuando se cruzan en el área, el territorio que los dos manejan con la jerarquía de un señor feudal.

Son, posiblemente, los dos mejores centrales del mundo. Con sus defectos, sí, pero sobre todo con una interminable lista de virtudes. Tan distintos en su juego y su carácter y tan imprescindibles para el Real Madrid y para el Barcelona. Bueno, y para la selección española, cuyo pasado se edificó sobre su ímpetu y cuyo futuro se sustentará en sus galones.

Ramos, el héroe que sujeta el escudo

La importancia de Sergio Ramos en el Real Madrid va mucho más allá de las estadísticas. Ha heredado el brazalete de Casillas, pero llevaba tiempo ejerciendo no ya de capitán, sino de general en el vestuario blanco. Su liderazgo es tan incuestionable que cuando Sergio habla, todos los demás agachan la cabeza y escuchan.

Esta temporada, con su merecida renovación en el bolsillo, Ramos ha sido víctima de su propio furor. Una inoportuna lesión en el hombro en el partido ante el Shakhtar le ha llevado por la calle de la amargura en los dos últimos meses. Con el fantasma del quirófano en el horizonte, Sergio ha jugado infiltrado los partidos más importantes del Madrid y volverá a hacerlo el sábado. Después, tendrá que parar para recuperarse.

Hasta ahora, Ramos ha disputado nueve partidos esta temporada, con un total de 706 minutos. Ha marcado un gol –un golazo– en el partido del Pizjuán, que le costó tener que abandonar el campo tras una mala caída que le hizo resentirse de su lesión en el hombro. El Madrid quedó huérfano y a su suerte después de la lesión de su capitán. Ha cometido sólo nueve faltas –una por encuentro– y ha visto una cartulina amarilla. El Madrid juega seguro cuando su capitán está sobre el césped.

Piqué, del fútbol al complejo de Peter Pan

Parafraseando al general Primo de Rivera cuando se refería a Valle-Inclán, podría decirse que Gerad Piqué es un eximio central y un extravagante ciudadano. Cuando está centrado en el fútbol y en su mejor forma física, el 3 del Barcelona es sencillamente un futbolista insuperable. El problema es que no siempre tiene la cabeza en su profesión.

Su importancia en el gran Barcelona de Guardiola es sencillamente incuestionable, como lo es también su papel en la disolución de aquel equipo en el annus horribilis del Tata Martino. Piqué da juego dentro y fuera del campo y está pagado de sí mismo. No se muerde la lengua y le da igual que le saquen del campo a hombros o a almohadillazos.

Soberbio en el juego áereo, vertiginoso en la anticipación y sobrado con la pelota, el Pique futbolista pasará a la historia como uno de los mejores centrales de todos los tiempos, pero el Piqué bufón, aquejado de un gigantesco complejo de Peter Pan, le convierte en el foco de las iras de los aficionados de cualquier lugar de España.

Esta temporada, Piqué ha disputado diez partidos oficiales, con un total de 890 minutos. Ha cometido seis faltas, por las que ha visto cuatro tarjetas amarillas.