Champions League: Slavia de Praga 1 - FC Barcelona 2

Messi y Ter Stegen evitan un susto en Praga

messi
Messi salvó los muebles para el Barça.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barça sobrevivió a una encerrona en Praga. Los culés salieron vivos, y no saben muy bien cómo lo hicieron, del campo de un Slavia mucho más intenso y hambriento que los azulgrana. Ter Stegen paró una cantidad exagerada de tiros a un equipo local que pagó excesivamente caros sus errores.

Messi puso de cara el partido tras aprovechar un regalo del Slavia para que luego los visitantes se viesen atrincherados en su campo. Los checos empataron el choque y cuando mejor estuvieron se encontraron de bruces con un gol en propia meta que cortaba las alas a sus aspiraciones. El Barça jugó con fuego y terminó pidiendo la hora en un partido para olvidar de los de Valverde.

El choque se vio desequilibrado sin ni siquiera medir las fuerzas. Petr Sevcik quiso emular a Xavi Hernández intentando sacar el balón con clase y se encontró de bruces con que Leo Messi ya se sabía la película. El centrocampista checo cometió un error grosero en un pase corto interceptado por el astro argentino, quien se la dio a Arthur y éste le volvió a buscar para marcar plácidamente el gol cuando no se habían ni cumplido tres minutos de juego.

El Barça se sintió muy superior en esa jugaba y ya puso el piloto automático el resto de la primera mitad. Subestimó a un Slavia que arriesgó y tuvo mucho balón superando las líneas de presión culés. Los locales se fueron creciendo poco a poco en su juego hasta el punto provocar que Ter Stegen tuviese que intervenir muy frecuentemente.

Los visitantes, con el inesperado botín del gol, se dedicaron a esperar a la contra a un rival que les pasó por encima en el apartado estadístico al descanso. Los checos dispararon ocho veces al descanso y hasta cuatro a puertas con intervenciones milagrosas de Ter Stegen.

El portero alemán se aparecerá en sueños a Masopust y Olayinka tras conseguir varios milagros en forma de parada. El Barça no daba señales de vida. Griezmann y Suárez habían activado el modo desaparición, mientras que Messi estaba con el economizador de esfuerzos puertos.

El Barça pudo celebrar la llegada del descanso como la mejor noticia posible después de que los checos convirtiesen en un asedio los minutos finales de la primera mitad. Los culés, con todo, seguían siendo muy superiores sobre el papel al equipo de Trpisovsky, que no alcanza ni los 8 millones de euros de presupuesto en fichajes.

El descanso no cambió la cara culé, más bien la empeoró y empanó. Y el Slavia actuó en consecuencia devolviéndosela al Barça mediante un gol de tesón y fuerza de Boril a los cuatro primeros minutos de la segunda mitad. El delantero anotó de puntera una buena cesión de Masopust, quien ganó la partida a Piqué y Lenglet con pasmosa facilidad.

Gol en propia y pidiendo la hora

El Slavia rozó el 2-1 y estaba subiéndose a las barbas de un Barça que tuvo la fortuna de su parte en el minuto 56. Messi botó una falta al segundo palo, Suárez controló, disparó y Olayinka metió el gol en propia meta en un jugada totalmente inverosímil. El uruguayo celebró el gol como si fuese el primero fuera de casa desde 2015 en Champions con la camiseta culé, pero el árbitro se lo concedió al jugador del Slavia.

El Barça aprendió la lección de la primera mitad y ya no se dejó llevar de forma tan descarada. Messi estuvo a punto de sentenciar el duelo en una combinación clásica con Jordi Alba que sacó una gran mano de Kolar. Los checos parecían abocados al contragolpe, pero les quedaba un último arreón en los 15 minutos.

Valverde leyó que el partido estaba para Dembélé y su velocidad a la contra. El francés dio un mano a mano marrado por Luis Suárez después de un tremendo sprint del extremo.

El Slavia arrinconó en los últimos compases a un Barça que jugó con fuego y al que los cinco minutos de descuento se le hicieron eternos. Piqué y Lenglet se multiplicaron achicando aguas para unos culés que estuvieron lejos de cuajar un partido decente. Los tres puntos son la mejor noticia para los visitantes tal y como se pone el grupo. Del juego exhibido, mejor ni hablamos.

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