BARCELONA VS OSASUNA: JORNADA 34 DE LIGA SANTANDER

Messi prolonga su fiesta contra Osasuna (7-1)

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Leo Messi celebra el primero de sus goles. (AFP)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barcelona no baja su presión sobre el Real Madrid. El equipo culé superó sin apenas esforzarse a un Osasuna que es carne de Segunda División. Los errores propios condenaron a unos visitantes que hoy podrían certificar su descenso de categoría. Messi, con un doblete, se dio un homenaje de los grandes ante un Camp Nou que imitó su celebración del último gol en el Santiago Bernabéu.

El argentino fue el faro de un Luis Enrique que optó por rotar y volver al sistema 3-4-3. El técnico no pudo ni testar si los experimentos salieron bien o mal, debido a que la defensa visitante actuó como el mejor cómplice del Barcelona. Ni cuando Roberto Torres puso el 2-1 en el marcador vivió la más mínima incertidumbre, la defensa rojilla estaba más descoordinada que la de un encuentro entre solteros y casados.

El Barça controló sin profundidad los primeros minutos. El partido se planteaba como peligroso por la pereza de los titulares culés y por la falta de rodaje de los suplentes. Tuvo que aparecer Messi para aprovecharse de un regalo de Fausto en la salida de balón. El centrocampista cedió el balón hacia atrás y el argentino se anticipó plantándose solo ante Sirigu resolviendo de sutil vaselina.

El Camp Nou enloqueció con un gol de muy bella factura y agradeció a Messi lo acontecido el pasado fin de semana en el Camp Nou imitando su celebración en el campo del eterno rival. Osasuna se agazapó buscando una contra con Sergio León, pero un equipo con esa defensa no puede pretender vivir encerrado sin consecuencias.

André Gomes, que vivió su noche más feliz como culé, se encontró sólo rematando sólo dentro del área a la media hora y casi sin querer, sorprendido, anotó el 2-0. La defensa de Osasuna ni siquiera encimó a un futbolista que precisamente no se caracteriza por su velocidad ni por su capacidad para el gol.

Una siesta culé y luego festival

Tan fácil lo vio el Barcelona que al inicio de la segunda parte sus jugadores salieron completamente adormilados. Osasuna manejaba el balón y hasta las ocasiones. Un golpe franco desde la frontal sirvió para que Roberto Torres –quizá el mejor de los visitantes– demostrará su pegada y que no merece un trance como la Segunda División.

El Barcelona no se inmutó con el gol. Simplemente pisó el acelerador y con ello le bastó para volver a distanciarse con suma facilidad. Mascherano avisó con un cabezazo que fue sacado por Sirigu y la madera para frustración de un Camp Nou que deseaba celebrar el primer gol como culé del argentino.

Los azulgrana, sin embargo, no se quedarían sin ver otro hecho extraordinario. André Gomes iba a anotar su primer doblete en toda su carrera profesional. El portugués cazó un rechace después de que Piqué fuese capaz de controlar con el pecho un saque de córner, bajarla y mandarla al poste. Imagínense la actividad defensiva de los rojillos

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Mascherano celebra su primer gol como culé. (AFP)

Ese tanto desencadenó una tormenta de goles que desembocó cuatro de ellos en apenas 10 minutos. Messi, Alcácer y Mascherano –de penalti y con un exceso de mofa por parte de sus compañeros– dejaban a los visitantes viviendo una tarde que ingresará en la historia negra del club.

En las postrimerías, Alcácer ampliaría un castigo severo a un Osasuna que ha dejado mucho que desear en su regreso a la máxima categoría. El Barcelona se pegó un baño de autoestima de cara a las cuatro jornadas que quedan. Los navarros no fueron nunca una vara de medir para su nivel.

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