FASE DE CLASIFICACIÓN PARA EL MUNDIAL 2018: JORNADA 3

España da una lección de fútbol en Albania (0-2)

ESPAÑA
Thiago y Ramos hacen piña con Diego Costa tras su gol con España. (AFP)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

España vuelve por sus fueros. La ex campeona de Europa y del mundo camina con paso firme a afianzar su pase al Mundial de 2018 tras lograr un valioso triunfo por 0-2 ante Albania que les permite colocarse como líderes del grupo G. Los nuestros, por si fuera poco, lo hicieron bonito ante un rival que buscó el empate, pero que se condenó por sus propios errores y por sus pocas ganas de buscar el marco defendido por David De Gea.

Julen Lopetegui siguió demostrando su ambición por romper con el pasado. Si ya lo hizo fuera del campo diciéndole a Iker Casillas que no iba a seguir en la selección, ahora tocaba dar un giro de tuerca más en el campo. ¿Se hubieran imaginado a Vicente Del Bosque alineando un 3-5-2 de inicio? Lopetegui lo hizo sabiendo lo que le cuesta a España sacar este tipo de partidos cerrados. Albania no sorprendió y, como todos los rivales que se ven en inferioridad, salió en casa confinado en su particular autobús con la única esperanza de cazar una contra.

Otra aportación novedosa del técnico fue la mentalidad dinámica del equipo. No había posiciones fijas en el centro del campo y tanto Ramos como Monreal –los dos sorprendentes laterales– llegaban a línea de fondo para surtir a los múltiples llegadores españoles de balones peligrosos. Sin embargo, la primera gran opción de España vino tras una jugada en la que Piqué se quedó de delantero, controló el balón con la mano y cruzó en exceso su disparo sobre el marco defendido por Berisha. El árbitro invalidó la jugada, pero España ya ponía las cartas sobre la mesa desde el minuto 6.

Los nuestros no bajaron el pistón de ocasiones y cada poco tiempo había una llegada de peligro que encogía el corazón a los 16.000 ruidosos aficionados albaneses. Primero fue Koke y luego Vitolo los que obligaron al guardameta local a sacar sus mejores recursos. España enamoraba, pero faltaba un gol con el que parecía seguir divorciado un Diego Costa que miraba más por hacer paredes que hacía la portería. Sin embargo, el hispano-brasileño tuvo la más clara en el minuto 32 cuando Ramos sacó un centro con rosca que rozó –si lo hubiera rematado era gol- el ariete sin encontrar puerta.

Y tras tanto esfuerzo llegó la recompensa

España continuó con la misma intensidad en la segunda parte y su empeño pronto encontró recompensa gracias a un fallo del mejor jugador del partido para Albania, el portero Berisha. El cancerbero despejó mal un balón y éste cayó en los pies de Vitolo. El canario conectó con su paisano Silva que se quedaba solo contra el portero. El jugador del City prefirió ceder el balón a Diego Costa para que el ariete marcara a puerta vacía su tercer gol en esta fase de clasificación para el Mundial. El jugador nacido en Brasil respiraba aliviado por lograr un gol decisivo.

Lopetegui, que ya tenía preparado a Nolito para entrar antes del primer tanto, detectó pronto que a los nuestros les faltaba desborde. Fue darse cuenta ese aspecto y poner al gaditano, que en su primera jugada convertía el segundo tanto tras remontar por la línea de fondo en un slalom característico que evocó a los goles de David Villa. En apenas ocho minutos, España había derrumbado un muro que se le resistió durante una hora.

Albania intentó estirarse en la media hora final, pero España no ha perdido los buenos hábitos que la hicieron campeona. Los nuestros comenzaron a defender con la posesión de balón, mientras el rival presionaba sin éxito a artistas del toque como Thiago, Silva o Koke.

Lopetegui sonreía en la banda, consciente de que su innovadora idea funcionó a las mil maravillas. El rigor defensivo de Albania hará muy complicado que muchos rivales rasquen puntos de allí, pero España ha vuelto a ser el equipo que tanto temieron los rivales en la pasada década. Si en Italia se aviso, este partido pone de manifiesto el inicio de una nueva era. De una España más modernizada en su juego, con un mayor dinamismo y con hambre de victoria.

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