Benítez queda muy señalado tras la debacle en el Clásico

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Rafa Benítez se dirige al banquillo tras el minuto de silencio en el Real Madrid-Barcelona. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Señalado, tocado, silbado y abatido. Así queda el entrenador del Real Madrid tras la debacle del Clásico en el Bernabéu. No es habitual que a un equipo de Benítez le metan cuatro goles. De hecho, hacía casi 19 años que el técnico madridista no perdía por cuatro o más goles –cayó 0-4 en 1999 con el Extremadura ante el Atlético– y es la peor derrota de su carrera como entrenador local desde la goleada 1-5 que el Real Madrid le endosó a su Extremadura en 1998.

Pero a Benítez no sólo le señala la goleada, ni que sea en un Clásico, ni siquiera que sea en el Bernabéu, a Benítez le señala sobre todo la imagen de un equipo con los brazos bajados, incapaz de remontar ni a golpe de fútbol ni a golpe de carácter. Un equipo sin alma que ya es reincidente en la falta de actitud después del segundo tiempo del Sánchez Pizjuán.

Con la grada y medio vestuario en contra, a Benítez sólo le sujeta la paciencia de Florentino Pérez, que empieza a agotarse

La directiva del Madrid está muy preocupada por la imagen de un equipo que vive una auténtica guerra fría con su entrenador. Los mensajes que manda Benítez no llegan a parte de sus jugadores y el trabajo de campo en Valdebebas –donde el técnico echa más horas que nadie– no se ve reflejado en los partidos sobre el terreno de juego.

La realidad es que para gran parte de la plantilla el despido de Benítez sería un alivio. La mala relación del técnico con Cristiano Ronaldo es un secreto a voces y el rendimiento del portugués es sencillamente inaudito: se ha quedado sin marcar en 10 de los 16 partidos oficiales del Real Madrid.

Además de Cristiano, hay otros futbolistas que tampoco aguantan a Benítez. Con Sergio Ramos se las tuvo tiesas después de criticarle públicamente tras el derbi, Benzema cuestionó sus cambios defensivos, la actitud de Isco en el Clásico es la de un jugador desquiciado, Jesé cree que es invisible, James le mandó una indirecta muy directa mientras estaba en Colombia, y hasta chicos obedientes como Nacho o Cheryshev creen que el técnico es injusto con ellos.

Demasiados frentes abiertos para que Benítez, que tiene tantos conocimientos de táctica como falta de mano izquierda, gobierne un vestuario con muchos gallos que quieren cacarear más alto que él.

Por si fuera poco, la grada dio la espalda al técnico incluso antes de su fichaje. En las encuestas que manejaba el Madrid, Benítez salía peor parado que Izquieda Unida en las Generales. Sin embargo, el club apostó por él. Su divorcio con la afición del Bernabéu se ha visto hasta cuando el Madrid ganaba, porque al Bernabéu no le gusta el fútbol sólido y gris que propone Rafa. La pitada-pañolada-bronca del Clásico tiene a Benítez como uno de los primeros destinatarios, porque la afición puede consentir aburrirse mientras se gana, pero no lo perdona cuando se empieza a perder.

Con la grada en contra y medio vestuario deseando su salida, a Benítez sólo le queda el sustento de Florentino Pérez. La confianza y la paciencia del presidente del Real Madrid permiten al técnico mantenerse en el banquillo, a pesar de estar señalado, pero ya se sabe que la paciencia de Florentino, como la de cualquiera, no es infinita.

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