El Barcelona también se queda sin Coutinho y sin Di María
No hay marcha atrás. El Barcelona confirma su lamentable gestión y se queda sin fichar a Philippe Coutinho. Uno de los jugadores más deseados por el Camp Nou durante todo el mercado finalmente se quedará en el Liverpool. La directiva de Josep Maria Bartomeu ha tenido tiempo de sobra para hacer la operación, pero se confirma, una vez más, su falta de agilidad a la hora de moverse en el mercado.
De esta forma, los 222 millones de euros que recibieron del PSG tras pagar la cláusula de Neymar han sido invertidos en Paulinho, a cambio de 40 ‘kilos’, y Dembélé, tras pagar 105 más 40 en variables. Dos fichajes que ni muchos menos llenan el vacío que ha dejado la marcha del brasileño.
Dado que el Liverpool se ha mostrado inflexión en la negociación, en la noche del viernes el Barcelona volvió a hacer un intento por Di María. Pero el PSG, su gran rival este verano, no lo ha puesto fácil. Minutos después de las diez de la noche bajaban los brazos, daban por cerrado el mercado y confirmaban su fracaso.
Los azulgrana han puesto punto y final a un verano horribilis. Desde que la temporada terminase las cosas empezaron a oler mal por Can Barça. Ernesto Valverde cogía el testigo de Luis Enrique en el banquillo y Deulofeu se convertía en el primer fichaje. Hasta aquí todo normal. La situación se empezó a torcer cuando fueron a París a por Verratti y se quedaron sin Neymar.
El italiano fue el primer gran deseado del comienzo del mercado. Durante las primeras semanas de julio daba la impresión de que Verratti terminaría llegando. Incluso, su representante llegó a asegurar que «Marco era un prisionero del emir del PSG». Todo estaba encaminado. Pero de pronto el internacional italiano se puso a entrenar con el PSG, pidió perdón y el Barcelona se quedó sin nada y se ganó la enemistad de un club francés que se tomaría su venganza.
Los de París han sido el principal enemigo del Barcelona en esta ventana de fichajes, aunque antes tuvieron que vivir otro capítulo un tanto ridículo. El Real Madrid se lanzó a por Dani Ceballos, un futbolista que seguían en la casa blanca desde 2015, pero cuando el acuerdo entre el jugador y el club estaban muy cerca llegaron los catalanes y se entrometieron para tratar de hacer saltar todo por los aires. Llegaron a pensar que se lo iban a arrebatar al Real Madrid, pero como sucedió con Theo meses antes, el joven decidió recalar en el campeón de Europa. Al que sí pudieron fichar fue a Semedo a cambio de 30 millones.
La venganza del PSG
Y tras este varapalo volvió a la carga el PSG para hacer lo que nadie pensaba que iba a suceder. Creando un antes y un después y reventando el mercado, los parisinos pagaron la cláusula de Neymar y la MSN se rompía. Bartomeu pasaría a la historia como el presidente que no fue capaz de retener a Neymar, aunque con 222 millones lo normal era pensar que Dembélé y Coutinho terminarían enfundándose la azulgrana. Los grandes deseados.
Entonces, se empezaron a mover en el mercado confiados de que lo conseguirían. Pero no veían lo que el resto de Europa sí tuvo muy en cuenta. Con esa millonada en el banco cualquier equipo te iba a pedir una barbaridad por cualquier jugador. Y así ha sido hasta el final del mercado.
Seri fue víctima de la incompetencia de una directiva sin capacidad de maniobra, aunque Dembélé sí llegó a la Ciudad Condal a cambio de una cifra desproporcionada. Parece que aquí sí se salían con la suya, a pesar de haberse rascado el bolsillo, aunque todo se oscurece al comprobar que hace un año el Dortmund se lo compró al Rennes a cambio de 15 ‘kilos’. Todo le ha valido a la directiva azulgrana. Daba igual lo que les pidiesen que ellos lo iban a dar. Aunque con Coutinho no han sido capaces de conseguirlo. 160 millones (cifra con variables) llegaron a ofrecer en el último día de mercado. Y todo para llevarse otro «no» como respuesta.
En medio de su intentona fallida por el brasileño, han disparado a todo lo que se ha movido. Dybala, Griezmann o Mbappé, entre otros, fueron tanteados por un Barcelona con tanto dinero como con poca capacidad de convicción. Un auténtico desastre durante los 62 días que ha durado el mercado.