El Atlético necesitará una gesta en San Mamés
El Athletic acaba con la imbatibilidad del Metropolitano y se pone en ventaja
Berenguer transformó un penalti inocente cometido por Reinildo
El VAR dio marcha atrás a otro penalti a favor del Atlético en el descuento
El Atlético necesitará una gesta en San Mamés para jugar la final de la Copa del Rey porque el Athletic ha adquirido una ventaja importantísima al aprovechar un penalti inocente cometido por Reinildo en la primera parte. El equipo de Simeone llevó el peso y lo intentó absolutamente todo, pero fue imposible batir a Agirrezabala, que fue un verdadero coloso bajo los palos. El Metropolitano le dice adiós a 13 meses de imbatibilidad en el peor momento posible. Para colmo, el VAR dio marcha atrás a un penalti a favor de los rojiblancos en el descuento al entender que Morata estaba en fuera de juego.
Al ritmo de un Metropolitano eufórico, el Atlético salió al campo con el cuchillo entre los dientes y sometió al Athletic a un castigo del que le costó salir. Witsel cabeceó en el primer minuto entre los tres palos sin peligro, pero mandándole al rival un mensaje evidente. Antes de los 10 primeros minutos había disparado tres veces a puerta y el balón apenas había salido del área de Agirrezabala salvo en un rechace que le cayó a Vivian, cuyo remate salió desviado. La noche pintaba a gran partido.
La respuesta del Athletic fue subir la altura de la línea de presión para entorpecer la salida de balón de los tres centrales. Y esa fue una decisión clave para entender lo que sucedería a partir de ahí. Savic y Witsel caminaron sobre el alambre en más de una ocasión mientras el estadio aguantaba la respiración, pero quien cruzó la línea roja fue Reinildo, primero ante Iñaki Williams y luego arrasando a Beñat Prados en la línea del área. Hernández Hernández se fue de inmediato al punto de penalti y el VAR confirmó la decisión. Desde los once metros Berenguer batió a Oblak.
El 0-1 dejó totalmente KO al Atlético, que se vio en una situación que no esperaba y le costó volver recuperar el equilibrio. Simeone lo detectó y le pidió calma a sus futbolistas, pero abajo en el césped, a casi 200 latidos por minutos, era muy difícil mantener la cabeza aseada. Lino interrumpió la crisis con un disparo desviado que devolvió al equipo al partido, pero el marcador era ya inamovible. Tocaba remar contra corriente en aguas turbulentas.
De nuevo al timón, el Atlético no escatimó esfuerzos, pero ni uno solo de sus remates estuvo acertado. Griezmann tuvo un par pero no acertó portería y tampoco Memphis afinó la puntería. Al final de la primera parte se llegó con el 0-1 y con la señal de alarma encendida en el vestuario rojiblanco. Era necesario hacer mucho más en el segundo acto para darle la vuelta al partido.
Los jugadores entendieron la situación en la que estaban y dieron un paso al frente a su regreso al campo. El Atlético repitió el inicio de la primera parte y forzó al Athletic a emplearse a fondo para evitar el empate. Griezmann reclamó un penalti de Paredes y Lino cruzó demasiado su remate. Valverde reaccionó con dos cambios inmediatos, pero el partido había virado ya totalmente hacia el lado doméstico.
A Simeone el cambio de actitud le gustó, pero no tardó en entender que el equipo necesitaba algo más porque en realidad no había conseguido rematar entre los tres palos. Llorente y Morata sustituyeron a Nahuel y Memphis, pero quien estuvo más cerca del gol fue el Athletic. A los 61 minutos Unai Gómez obligó a Oblak a estirarse a fondo, pero su rechace le cayó a Villalibre, que con toda la portería a su favor tiró al lateral de la red.
Lino dio la réplica a los 68 minutos con su tercer remate de la noche, pero una vez más al balón le faltaron un par de centímetros para superar a Agirrezabala sólo unos instantes después de que Hernández Hernández se dejara notar convirtiendo la segunda tarjeta amarilla a Vivian en una falta inexistente de Morata. El estadio ardió en llamas y Simeone también entró en combustión, pero la decisión estaba tomada.
Correa fue el último as que jugó Simeone para darle la vuelta a un resultado cada vez más complicado, pero superar al Athletic parecía imposible. Griezmann volvió a chocar contra el portero a los 76 minutos y el propio Correa fue el que más cerca estuvo, pero Vivian le sacó el remate bajo palos a los 85 minutos. Cuando todo parecía perdido, ya en el descuento, Yeray derribó a Morata en el área y el árbitro se fue al punto de penalti, pero cuando Griezmann ya tenía el balón en las manos para ejecutarlo el VAR anuló la jugada por fuera de juego previo. El colmo de la desgracia en una noche para olvidar en la que el Atlético lo intentó todo pero no le salió nada. Ahora, a buscar la gesta en San Mamés.