El Atlético devora a uno de sus ogros
Le remonta un 0-1 al Villarreal en una segunda parte antológica
17ª victoria consecutiva en el Metropolitano
El Villarreal se cayó cuando se lesionó Sorloth en la primera parte
El Atlético devora a uno de sus ogros y llega al parón por selecciones metido en la lucha por todo. El Villarreal cayó en el Metropolitano tras una segunda parte antológica de los rojiblancos, que encadenan su decimoséptima victoria consecutiva en casa entre Liga y Champions y siguen subidos en una nube pese a la inesperada y dolorosa derrota de la pasada semana en Las Palmas. Volvió a marcar Griezmann, esta vez no lo hizo Morata y Lino siguió presentando su candidatura a la titularidad con otro golazo.
El equipo arrancó poderoso y jerárquico, marcándole su territorio al Villarreal y obligándole a retroceder hasta zonas muy sensibles. El estadio asistió con júbilo a la demostración de dominio de sus futbolistas convencido de que el gol era inminente. Sin embargo el tiempo fue consumiéndose poco a poco sin que se produjera ninguna oportunidad real ante un enemigo que permanecía impasible esperando que llegara su momento.
No tuvo que esperar demasiado porque la testosterona rojiblanca fue periclitando. Así, la primera ocasión de gol fue visitante. A los 16 minutos el Atlético perdió un balón prohibido en el lateral y el Villarreal actuó con eficacia en cuanto vio su oportunidad. Gerard Moreno se llevó a toda la defensa y cedió a Yeremy Pino, pero el disparo del canario lo embolsó Oblak mientras todo el estadio permanecía en un silencio sepulcral.
Pareció ser una anomalía en una noche que hasta ahora era de dominio rojiblanco, pero nada más lejos de la realidad. Cinco minutos más tarde se reprodujo una jugada similar, pero ahora con un final muy distinto. El primer disparo de Sorloth lo despejó Oblak, pero la defensa se durmió en el rechace y Gerard Moreno empalmó a la red.
El 0-1 dejó groggy al Atlético, que no sólo no encontró modo de responder, sino que pudo recibir un castigo peor. Sorloth se quedó solo ante Oblak, pero tiró alto, y poco después un disparo de Baena desde lejos obligó a intervenir al meta esloveno. Simeone, desesperado en el banquillo, no daba crédito a lo que veía.
Pintaba mal el partido en el Metropolitano, pero de repente la marea cambió de lado de la forma más inesperada. Sorloth se lanzó a por un balón y se detuvo en seco en plena carrera echándose mano a los isquios. El noruego abandonó el campo, en su lugar entró Terrats y el Villarreal empezó a perder metros mientras el Atlético los recuperaba. Morata cabeceó a las manos de Jorgensen, un disparo de De Paul estuvo cerca del premio y, por fin, con el tiempo cumplido, Griezmann dobló a Riquelme y pisó al área para soltar un centro raso al segundo palo, donde apareció Witsel para empalmar a la red. Primer gol del belga como jugador rojiblanco. No pudo elegir mejor momento.
Llorente apareció tras el descanso y su primera aparición estuvo a punto de ser demoledora, pero su centro desde la derecha lo cabeceó fuera Morata cuando todo el estadio se había levantado gritando el gol. Riquelme fue el siguiente, pero le faltó puntería en el área, y de nuevo Morata la tuvo en otro cabezazo desviado. El Atlético superó los diez primeros minutos de la segunda parte con el mismo tono hegemónico de la primera, pero con una sensible diferencia: ahora estaba haciendo daño. Mucho daño.
Incapaz de responder, el Villarreal capeó el temporal como pudo porque el Atlético no bajó el ritmo consciente de que no se podía repetir lo que había sucedido en el primer tiempo. Simeone añadió gasolina al motor con Lino y Correa y volvió a acertar, aunque tuvo que picar piedra porque el enemigo que tenía enfrente no se lo puso fácil y aguantó de pie hasta el minuto 80, cuando un pase espectacular de Koke a Llorente lo prolongó éste al segundo palo, donde Griezmann empujó a la red.
El 2-1 acabó con el Villarreal, que quedó tendido en la lona a la espera de que lo rematasen, como así sucedió poco después en una arrancada espectacular de Barrios que culminó en el segundo palo Lino. El brasileño se volvió a ir del partido no sólo con un golazo, sino con otra muestra de su interminable catálogo de fantasías. El Metropolitano está encantado con él y con todos sus compañeros. Y, por supuesto, con Simeone, que tuvo que saludar varias veces a la grada para celebrar su renovación hasta 2027. Todo sale bien en el Atlético. Todo menos lo de la semana pasada en Las Palmas, claro.