Alcaraz claudica ante un robusto Zverev y dice adiós a la ATP Finals
El murciano sucumbe ante una versión perfecta del alemán
Las cuentas de Alcaraz para seguir en las ATP Finals: todo depende de Rublev
Ganar y esperar. Esos son los pasos que tiene Alcaraz apuntados en su hoja de ruta para acceder a semifinales de las ATP Finals. El primero no lo ha podido dar, se lo ha impedido un Zverev de doble marcha esta temporada. Intermitente en varios tramos y de dulce en el final de año. En Turín ha prolongado su segunda cualidad tras imponerse (7-6, 6-4) tras un partido perfecto.
Apenas había iniciado la tarde y el techno atronaba en un Inalpi Arena iluminado por las luces a modo de discoteca. No había haz de luz natural alguno. Llama la atención que el recinto encapsule toda la iluminación de manera artificial en plena hora de la comida. El torneo se presenta como una producción de Hollywood apoyado por un partido que redobla dicha magnitud.
Alcaraz se presenta en él ataviado de nuevo con la tirita fucsia, colocándose la que ha sido su herramienta sanadora ante Rublev. Se le ve más fresco que en su partido contra el ruso. Mejor rostro y mayor frescura de piernas. Tuvo que tirar de ello para resolver cada problema que le planteaba el alemán. Le movía de lado a lado, más preciso con el revés. Se multiplicaba Alcaraz para contrarrestar.
Rápido de piernas, aunque algo pausado en la estrategia. Carlos estaba obcecado con buscar una zona en la que Zverev se mueve con armonía. Lo tiene innato, no tanto la derecha y menos la volea, hasta diez errores no forzados acumuló en una primera manga que se extendió hasta un tie break titánico.
Asumió riesgos Zverev que castigó las subidas a la red del murciano. Se revolvió Alcaraz, que igualó la determinación del alemán para salvar dos bolas de set de manera magistral. Passing de derechas y globo mediante. Rugía el Inalpi Arena mientras Carlos amagaba con llevarse el dedo a la oreja. El viento soplaba a su favor, o eso parecía, porque en ese momento no se esperaba la ráfaga que envió Zverev desde el otro lado de la pista.
Un huracán en forma de rotura sacudió la ecuación del español, que claudicó en el siguiente servicio del alemán. Set para Zverev y dudas para Alcaraz. No las espantó ni con el raquetazo que le dio a su mochila. Estaba en la frontera entre la frustración y la desesperación. Le había entrado la zozobra y no consiguió dejarla fuera de la pista.
Cedió el saque en el inicio de la segunda manga y Zverev consolidó su rotura al servicio. Sufría el murciano, que no jugaba mal, pero el alemán rozaba la perfección. «Quiero meter ocho bolas», bramaba Carlos hacia su banquillo donde encontró la respuesta motivadora de Ferrero. «Estás más cerca». Le animaba a seguir insistiendo aunque el escenario pintara en bastos.
Alcaraz presentó la mejor versión que pudo debido a las circunstancias, pero quedó apagada por el alemán que no se quebró pese a los últimos coleteos revoltosos del murciano, que murió intentando matar. Se aferra a Rublev para seguir en Turín. El ruso deberá ganar en dos sets a Ruud para que se produzca un triple empate y decida el porcentaje de juegos ganados. De lo contrario, hará las maletas rumbo a Málaga.