La verdadera función de la tapa del inodoro
La tapa del inodoro nos protege de un sorprendente peligro.
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Hoy hablaremos de un tema que, por muy particular que sea, debe ser abordado. ¿Alguna vez te has preguntado para qué sirve la tapa del inodoro? si la respuesta es que sí, hoy te vamos a dar el principal motivo de todos. Te sorprenderá descubrir cuál es dado que quizás no sabías que en realidad la tapa del inodoro nos protege de un peligro más que presente en el baño y al que generalmente nunca se le presta atención. Una vez leas cuál es el verdadero motivo por el que el inodoro tiene una tapa, nunca más olvidarás bajarla cuando hayas acabado de utilizar el baño.
La función de la tapa del inodoro
La verdadera función de la tapa del inodoro es inesperada. Aunque no lo parezca, la tapa del váter está puesta ahí por algo, pero suele ocurrir que muchos de nosotros, será cuestión de estómago o no, decidimos no plantearnos cuál es su función, algo que nos lleva a subestimar este elemento o a pensar que en realidad, sólo sirve para tratar de evitar los malos olores que quedan en el inodoro tras usarlo o que de hecho, se vea nada.
Sin embargo, no debemos caer en dicho error. De hecho, inesperadamente, la tapa del inodoro tiene una función protectora que no esperábamos. Y, si te preguntas de qué nos debe proteger el inodoro, debes pensar en todas las bacterias que se pueden llegar a acumular en el baño tras haberlo utilizado, sin olvidar de las que siempre están ahí.
De este modo, se supone que la tapa del inodoro nos protege de las bacterias fecales. Después de su uso, de hecho, el inodoro siempre debe estar «cerrado», por lo que debemos bajar la tapa. Pocas veces se dice, pero lo cierto es que las partículas que quedan en el inodoro son extremadamente volátiles. Esto crea un efecto de “aerosol” decididamente desagradable.
No se trata únicamente de respeto, de limpieza, sino que hay algo más. Estas partículas en el aire no sólo no son recomendables por su origen, sino que también pueden ser verdaderamente peligrosas. Además, estas entran en contacto con la persona sin que esta se de cuenta para nada.
Todas estas partículas acaban en contacto con las toallas, con los albornoces, con el inodoro en sí. Pero además, si encima tenemos la mala costumbre de tirar de la cadena con la tapa abierta, las partículas que se han acumulado de antes salen disparadas nada más y nada menos que hacia nosotros.
Atención también a la escobilla
Es por este motivo y no otro que debemos acostumbrarnos a bajar la tapa y de forma especia prestar atención a la escobilla de la que tampoco se habla demasiado. Se debe usar siempre, aunque no hayamos dejado restos, pero también se debe desinfectar tras su uso con un poco de agua y lejía. Sólo así evitaremos que las bacterias que la propia escobilla recoge, acaben de nuevo en el inodoro cuando volvamos a usarla.
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