¿Quién ostenta el récord de permanencia en el espacio exterior?
El universo sigue siendo aún hoy en día una fuente inagotable de misterios. También un lugar prácticamente inalcanzable, aunque algunos privilegiados no pueden decir lo mismo. Más de dos años es el tiempo máximo que un humano ha pasado en el espacio. Y la persona que ha conseguido tal hazaña es Gennady Ivanovich Padalka, que llegó a acumular 878 días, 11 horas, 29 minutos y 24 segundos entre todas sus estancias.
Su primer viaje al espacio duró 198 días
Su primera oportunidad llegó con la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Si bien los americanos fueron los primeros en pisar la luna, los rusos fueron los encargados de enviar al joven Padalka a bordo de la antigua estación espacial Mir. Un 25 de enero de 1989 el cosmonauta empezó un largo viaje que finalizaría el 28 de febrero de 1999 tras 198 días de duro trabajo.
Padalka ha seguido sumando éxitos hasta 2015, fecha en la que decidió colgar el traje a sus 57 años. Para entonces habría completado cinco misiones, siendo en dos de ellas comandante. Uno de los mejores en la Agencia Especial Federal, felicitado incluso por la NASA. Aunque si de algo puede estar orgulloso es de su estrella de héroe de la Federación Rusa, el Óscar de todos los reconocimientos en el país.
Los récords que siguen a Padalka
Aunque si hablamos de una permanencia ininterrumpida en el espacio, olvidándonos de Matt Damon en el filme Marte, es otro ruso el que resulta ganador. Se trata de Valeri Polyakov, cuya estancia llegó a los 437,7 días. Las mujeres no se quedan fuera del pódium, con la estadounidense Peggy Whitson como absoluta ganadora de la Agencia Espacial Norteamericana. Sumando todos sus vuelos espaciales, Whitson ha acumulado más de 534 días. Le sigue muy de cerca su compatriota Scott Kelly, con 437,7 días consecutivos.
Por ahora no sabemos si alguno de los mencionados intentará batir el récord de Padalka. Al parecer, los viajes al espacio entrañan un grave peligro para el cuerpo humano. La NASA es muy consciente de ello, por eso estudia a cada astronauta. Si el sujeto ha alcanzado el tiempo máximo de exposición, se le acabaron los viajes. Mientras tanto, el resto de los mortales seguimos soñando con la idea de rozar literalmente las estrellas.