La razón por la que debes tener la planta del dinero en casa y cómo la tienes que cuidar


De todas las plantas que podemos tener en casa, hay una que llama especialmente la atención: la planta del dinero. Tal y como su propio nombre indica, se la asocia con la prosperidad, la abundancia y la buena suerte. Pero, más allá de la superstición, se trata de una especie muy fácil de cuidar y con una capacidad asombrosa para adaptarse a diferentes entornos.
En España, cuando hablamos de la planta del dinero, solemos referirnos al Plectranthus verticillatus. Es una planta perenne de hojas redondeadas, carnosas, con bordes ligeramente dentados y de color verde. Tiene un aspecto muy elegante es ideal para macetas suspendidas, tanto en interiores como en exteriores. El hecho de tenerla en casa no garantiza riqueza, pero sí hace que el hogar sea más verde, acogedor y conectado con una tradición compartida durante generaciones.
Todo lo que debes saber sobre la planta del dinero
Según la tradición popular, esta planta atrae abundancia, sobre todo si se recibe como regalo de parte de un ser querido. Además, al igual que el resto de plantas, ayuda a mejorar la calidad ambiental del hogar al producir oxígeno y absorber dióxido de carbono. Cuidar de ella reduce el estrés, transmite calma y refuerza la conexión con la naturaleza, por lo que contribuye al bienestar emocional.
Según el Feng Shui, lo mejor es colocarla cerca de la puerta de entrada para atraer energía positiva y prosperidad al hogar. La planta del dinero también se puede poner en el salón, en un lugar donde reciba luz natural. En el despacho o zona de trabajo, se cree que favorece la prosperidad laboral y la concentración.
Se dice que esta planta sólo atrae fortuna si se recibe como regalo; comprarla uno mismo rompe por completo el «encanto». Sus pequeñas flores violáceas no son muy habituales en interiores, así que, cuando florece, se considera una señal de buena suerte.
Cuidados
La planta del dinero prefiere lugares luminosos, pero no tolera el sol directo en las horas centrales del día. En zonas calurosas, lo ideal es colocarla en interiores cerca de una ventana orientada al este u oeste, filtrando la luz con una cortina ligera. Mientras, en regiones más frías, puede vivir en terrazas con semisombra o balcones orientados al sur. Los expertos recomiendan girar la maceta cada dos semanas para que la planta reciba luz de manera uniforme y no se deforme hacia un solo lado.
Aunque es resistente, la planta del dinero no soporta el exceso de agua. Por eso, el secreto está en encontrar el equilibrio: mantener la tierra ligeramente húmeda, pero nunca encharcada. En verano, necesita hay que regarla una o dos veces por semana, mientras que en invierno es suficiente con un riego de siete a diez días. Además, es fundamental que la maceta tenga buen drenaje. Se puede colocar un plato con agua debajo, pero conviene retirarlo a los pocos minutos.
La temperatura óptima de la planta del dinero oscila entre 15 ºC y 25 ºC. En verano soporta bien el calor, siempre que tenga un poco de sombra y reciba riegos frecuentes. En invierno, si notas que las hojas se arrugan o se caen de golpe, probablemente está expuesta a temperaturas demasiado bajas.
Por otro lado, necesita un sustrato ligero y bien drenado. Lo mejor es usar tierra universal para plantas de interior, mezclada con perlita o arena gruesa para evitar el apelmazamiento. Una tierra demasiado compacta puede retener agua en exceso y asfixiar las raíces. Respecto al abono, conviene fertilizarla cada 15 días en primavera y verano, y una vez al mes en otoño e invierno. Cada dos años, trasplántala a una maceta un poco más grande para renovar el sustrato y darle espacio a sus raíces.
La poda es clave para que crezca fuerte y saludable. Lo que recomiendan los expertos es recortar las ramas más largas con unas tijeras limpias para favorecer la ramificación. Basta con cortar un tallo de unos 10 cm, eliminar las hojas inferiores y colocarlo en un vaso de agua o directamente en tierra húmeda. En pocos días comenzará a desarrollar raíces.
Problemas más comunes
Aunque ésta es una planta muy resistente y fácil de cuidar, puede sufrir alguno de estos problemas. Es fundamental saber cómo actuar a tiempo:
- Generalmente, las hojas amarillas se deben a un exceso de riego o a un sustrato que retiene demasiada humedad. Cuando las raíces permanecen encharcadas, se asfixian y las hojas se ponen amarillas.
- Si la planta crece con tallos muy alargados, delgados y con pocas hojas, lo más probable es que sufra de falta de luz. Es un mecanismo de defensa: estira sus tallos en busca de claridad.
- En ambientes muy secos pueden aparecer insectos que se alimentan de la savia de la planta. Limpia las hojas con un paño húmedo y aplica tratamientos naturales como jabón potásico o aceite de neem.