24 de diciembre

La Sibila vuelve a las iglesias de Mallorca, único lugar que ha sabido conservar este canto medieval

Es un cántico apocalíptico que pronostica el mismo día del nacimiento del Mesías y lo que va a ocurrir el día del Juicio Final

Data del siglo XIII y el texto primitivo se reproduce en el 'Llibre de bons amonestaments' de Anselm Turmeda

Un niño de 12 años de la Escolania dels Vermells cantará la Sibila en la Catedral de Mallorca

La Sibila vuelve a las iglesias de Mallorca, único lugar que ha sabido conservar este canto medieval
Toni López, miembro de la Escolania de los Vermells, interpretará la Sibila en la Catedral.

Después de casi 800 años, el canto de la Sibila se mantiene con todo su esplendor en las iglesias de Mallorca, marcando el inicio de la misa de Maitines que a lo largo de esta tarde y noche se celebrará en prácticamente todas las iglesias de la isla.

Mallorca ha sido el único lugar que ha sabido conservar este canto ancestral. Hace 15 años, la Sibila fue declarada por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un canto que hace referencia a la Sibila Eritrea, que era una sacerdotisa profética que presidía el oráculo de Apolo en la ciudad de Eritras, en Jonia.

Se trata de un cántico duro, de advertencia, apocalíptico, que pronostica, precisamente el mismo día del nacimiento del niño Jesús, la llegada del Mesías y lo que va a ocurrir el día del Juicio Final: «Los hombres buenos irán con Dios, a los malos se les reserva el infierno, donde toda clase de sufrimientos les están esperando». Es un canto que se interpreta solamente una vez al año y es una tradición que llegó a Mallorca con la conquista catalana.

El tiempo se para en todas las iglesias cuando una voz blanca, preferentemente infantil, rompe el silencio de la noche para entonar el canto profético: El jorn del judici, parrà el qui haurà fet servici. Son unos pocos minutos de interpretación pero en realidad son muchas las personas que acuden a la Misa del Gallo sólo para escuchar el canto de la Sibila, interpretado una vez al año con voz tenue, muchas veces insegura.

El órgano de la iglesia realiza un leve acompañamiento, libre en la mayoría de los casos. El intérprete va ataviado con una estola blanca, acompañado por varios monaguillos que le aguantan la espada cuando llega el momento del canto. El cura le cede todo el protagonismo de la noche y el público calla, escucha y reflexiona.

La Sibila
La Sibila de Eritrea representada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

La tradición de la cena de Nochebuena es bastante reciente. Hasta hace pocos años la tradición era ir a Maitines a escuchar el canto de la Sibila y después de la Misa del Gallo se organizaba resopón con ensaimadas, chocolate y pasteles. Este banquete se solía celebrar con el núcleo familiar, pero también asistían amigos o vecinos. Hoy en día se cena primero y se va a escuchar a la Sibila después.

La letra empieza diciendo en el jorn del judici parrà qui farà servici. Es decir, todos debemos comparecer en el juicio final. Anuncia cómo será el fin del mundo y describe grandes catástrofes naturales. Que se pararán con la segunda llegada de Cristo a la tierra. Ha habido diferentes letras a lo largo de la historia. La que se ha popularizado hasta hoy es una traducción al catalán del latín medieval. A veces, con alguna variación local.

Un niño de 12 años de la Escolania dels Vermells cantará la Sibila en la Catedral

Toni López Dezcallar, de 12 años y miembro de la Escolania dels Vermells de la Seu, será el encargado de interpretar la Sibila en la celebración de las matines en la Catedral de Mallorca. Otro niño de 12 años, Lluís Turell Amer, también miembro de los Vermells, será el encargado de leer el sermó de la Calenda.

La celebración religiosa tendrá lugar a partir de las 23.00 horas de este miércoles 24 de diciembre. El Cabildo de la Catedral ha apostado esta Navidad por un miembro de la Escolania de canto infantil de la Catedral para interpretar el canto de la Sibila tras un proceso de selección llevado a cabo en los últimos meses.

Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

A raíz de la declaración del canto como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de 2010, han aparecido publicaciones, guías didácticas, documentales, toda una serie de estudios y nuevas representaciones. En definitiva, se trata de una tradición en auge que ya forma parte del patrimonio no sólo cultural, sino también identitario.

El canto de la Sibila fue una de las dramatizaciones medievales del ciclo de la Navidad que más arraigó en la península Ibérica y, en especial, en Cataluña, desde donde llegó a Mallorca con la conquista del rey Jaume I y la introducción del cristianismo. Este canto, del cual se conservan diferentes manuscritos del siglo X en lugares tan diferentes como Ripoll (Cataluña) o Córdoba (Andalucía), pertenecientes a la liturgia mozárabe, se representó por toda la península con más o menos continuidad hasta las prohibiciones que surgieron a raíz del Concilio de Trento, en el siglo XVI.

Después del nuevo carácter represor de la Iglesia con las representaciones dramáticas en los templos, el cántico tan solo pervivió en Mallorca y en l’Alger, la ciudad de Cerdeña (Italia) en la que también se habla catalán. La férrea normativa eclesial no pudo acabar con la tradición que entonces ya estaba muy arraigada entre la feligresía de estos enclaves, y se ha convertido en uno de los pocos ejemplos aún vivos de las expresiones folclórico-religiosas de la época medieval.

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