La popular expresión andaluza que todos usamos sin parar en España pero nadie sabe de dónde viene
La expresión «estar como una cabra» es más antigua de lo que imaginas
El insólito origen de la famosa expresión ‘ir de punta en blanco’
La curiosa expresión valenciana que desconcierta a toda España
Ni jabón ni lejía: el ingrediente que tenemos siempre en casa para desinfectar el vaso del cepillo de dientes
El insólito truco para hacer el dobladillo de tus cortinas sin máquina de coser: es facilísimo

Nos vamos hasta los campos del sur de la península, donde los jornaleros trabajaban de sol a sol. Allí, nació uno de los dichos más representativos del castellano actual. La expresión andaluza que nos ocupa en esta ocasión se construyó a partir de un hecho común entre los trabajadores del campo y quedó fija en el habla popular como una forma de señalar el egoísmo.
La frase trascendió su origen rural y se convirtió en una manera común de describir conductas oportunistas. Aunque muchos la repiten a diario, su historia es menos conocida, y su significado literal quedó en el olvido. Lo interesante es que, al reconstruir su trayectoria, se hace evidente la manera en que las circunstancias moldean el lenguaje.
La expresión andaluza que todos usan en España nació en el campo
La expresión andaluza «arrimar el ascua a su sardina» tiene una historia concreta que se remonta a los siglos XVIII y XIX, cuando en los cortijos del sur de España los jornaleros hacían una pausa durante la jornada para comer. El almuerzo solía ser escaso: pan, en ocasiones una sardina, y poco más.
Para asar el pescado, encendían una gran fogata. Pero no todos cocinaban a la vez. Cada trabajador cogía una brasa y se la llevaba a su sardina. Este acto aparentemente inofensivo acababa debilitando la lumbre. A medida que cada uno retiraba su ascua, el fuego se extinguía, dejando a otros sin posibilidad de cocinar.
El gesto de coger la mejor brasa para uso propio empezó a simbolizar una actitud egoísta: pensar sólo en el beneficio personal sin considerar a los demás. Así se forjó el sentido figurado de la frase, recogido hoy por la RAE como: «Aprovechar, para lo que le interesa o importa, la ocasión o coyuntura que se le ofrece.»
¿Cómo evolucionó esta expresión andaluza?
Este uso se mantuvo a lo largo del tiempo, a pesar de que la práctica de asar sardinas en los cortijos desapareció. La frase sobrevivió a la costumbre, lo que demuestra cómo el lenguaje conserva huellas del pasado incluso cuando los hábitos cambian. A continuación, se presentan distintos casos para ejemplificar lo mencionado:
- En el Refranero del mar, se citan variantes como «Cada uno lleva la brasa a su sardina» o «Cada uno huelga llevar a la brasa a su sardina puesta a asar».
- En el Gran diccionario de la lengua castellana, Aniceto de Pagés ofrece ejemplos literarios donde se utiliza con un sentido plenamente figurado.
- El cervantista Francisco Rodríguez Marín, en Mil trescientas comparaciones andaluzas, también la menciona, detallando su origen en los cortijos del Viso, en Sevilla.
Semejante evolución demuestra que esta expresión andaluza fue apropiada por hablantes de otras regiones, perdiendo su referencia directa al contexto rural andaluz pero conservando el sentido original.
El papel de las sardinas en la popular lingüística
La sardina, protagonista silenciosa de esta historia, aparece en varias expresiones del castellano. Además de «arrimar el ascua a su sardina», hay otras que tienen como centro este pescado:
- «Estar como sardina en banasta»: para referirse a lugares llenos de gente.
- «Echar otra sardina»: cuando alguien llega a un sitio donde ya hay muchas personas, creando incomodidad.
- «Ser la última sardina de la banasta»: estar al final de una situación, cuando ya no queda nada o no hay margen de elección.
Cada una de estas frases apunta a una experiencia colectiva común en otra época, cuando la sardina era un alimento popular, barato y omnipresente en las mesas humildes.