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Confirmado que no existe: el aviso de la RAE sobre esta letra que lo cambia todo

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La lengua española está en constante evolución, y la Real Academia Española (RAE) desempeña un papel crucial en este proceso al establecer normas que buscan mantener la coherencia y funcionalidad del idioma. Aunque estos cambios son fruto de análisis detallados, los hablantes no siempre los reciben con agrado. Entre las modificaciones más polémicas se encuentran las relacionadas con la nomenclatura de las letras y la eliminación de ciertas particularidades del abecedario.  El lenguaje no es un simple medio de comunicación, sino también una parte fundamental de la identidad cultural de las personas.

Por lo tanto, los cambios en el idioma se suelen percibir como una amenaza a la tradición, especialmente cuando afectan aspectos que los hablantes consideran emblemáticos, como el nombre de una letra o la estructura del alfabeto. Si bien algunos cambios en el idioma implican la eliminación de elementos, otros reflejan la adaptación del español a las nuevas realidades sociales y tecnológicas. En los últimos años, la RAE ha incorporado una serie de términos nuevos que reflejan las transformaciones de nuestra época, como por ejemplo «emoji», «big data» o «cookie».

El cambio de ‘i griega’ a ‘ye’

Uno de los cambios más llamativos en la ortografía española fue el reemplazo del nombre tradicional de la letra «y», conocida como «i griega», por «ye». Este ajuste, introducido oficialmente en la edición de Ortografía de 2010, tenía como objetivo simplificar y unificar el aprendizaje del idioma. Según la RAE, llamar «y» a esta letra permite distinguirla más claramente de la «i latina» en términos fonéticos, lo que resulta particularmente útil para quienes aprenden español como lengua extranjera.

La confusión entre ambas letras radica en su sonido similar en ciertos contextos, como cuando se usa la «y» como conjunción, y se pronuncia igual que la «i». Este cambio responde a la necesidad de eliminar ambigüedades, aunque la RAE sigue aceptando el uso de «i griega» como una forma tradicional válida. A pesar de ello, el debate persiste, pues muchos hablantes nativos consideran que este nombre forma parte de su herencia cultural y rechazan la idea de abandonarlo.

Origen histórico

La denominación «i griega» tiene raíces históricas. Se le asignó este nombre para diferenciarla de la «i latina» en los alfabetos latinos, reflejando su origen en el griego antiguo. Sin embargo, la RAE argumenta que este contexto ya no es relevante en el uso cotidiano del español, y que simplificar el nombre de las letras es más acorde con las necesidades comunicativas actuales. Aunque se recomienda el uso de «ye», es evidente que el nombre tradicional sigue teniendo un lugar en la cultura popular.

Eliminación de letras del abecedario

El caso de la «y» no es el único cambio significativo en el abecedario español por parte de la RAE. En la misma reforma de 2010, eliminó oficialmente las letras «ch» y «ll» como partes independientes del alfabeto. Estas combinaciones, consideradas durante siglos letras en sí mismas, pasaron a ser tratadas como dígrafos, es decir, combinaciones de dos letras que representan un solo sonido. Este cambio redujo el número oficial de letras en el alfabeto de 29 a 27, alineándolo con estándares internacionales.

La decisión, aunque práctica, no estuvo exenta de críticas. Muchos hablantes consideraron que estas letras eran representativas de la identidad del español y que su eliminación simbolizaba una pérdida cultural. Sin embargo, la RAE argumentó que esta medida reflejaba la evolución natural del idioma, en el que los dígrafos son comunes y no requieren un reconocimiento especial.

Nuevas palabras en el diccionario

Por otro lado, la RAE ha presentado la actualización 23.8 del Diccionario de la Lengua Española (DLE), añadiendo 4.074 novedades entre nuevas palabras, modificaciones y eliminaciones. Algunos términos destacados incluyen dana (referida a fenómenos meteorológicos severos), espóiler (revelación de la trama de una obra), y teletrabajar (trabajar desde casa). También se han sumado términos técnicos como aerotermia y escalabilidad, así como extranjerismos como driver o indie. En el ámbito gastronómico, aparecen palabras como barista, umami y wasabi, mientras que en deportes se incorporaron capoeira, fitness y curling.

El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, explicó que ésta es la última revisión de la 23ª edición, cuya próxima versión se espera para 2026 con una ampliación significativa del léxico, especialmente de términos americanos. Según Muñoz Machado, el objetivo es crear un diccionario más inclusivo y representativo del español hablado por más de 600 millones de personas.

Por su parte, la académica Dolores Corbella resaltó la inclusión de nuevos términos del español americano, entre los que se encuentran parrillar y posnet, reflejo de la riqueza y diversidad lingüística de la región. En la presentación, se enfatizó el enfoque de la Academia al incorporar palabras, asegurándose de que no se trate de términos efímeros que puedan desaparecer rápidamente.

Al mismo tiempo, la RAE mantiene una actitud abierta hacia los anglicismos, considerando que el español es una lengua dinámica y mestiza que se enriquece constantemente con influencias de otros idiomas.

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