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El constante debate sobre la superioridad entre el reggaeton y la música clásica es conocido por todos. Sin embargo, un estudio llevado a cabo por el neurocirujano Jesús Martín-Fernández del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife, ha arrojado luz sobre este tema.
Su investigación se centra en las reacciones cerebrales provocadas por diferentes géneros musicales, incluyendo el reggaeton. Esta tesis doctoral revela claves importantes sobre cómo el cerebro responde a distintos estilos de música.
El reggaeton le gusta a todo el mundo
Para su investigación, el neurocirujano Jesús Martín-Fernández del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife reclutó a 28 personas sin formación musical, garantizando así la imparcialidad de los resultados. Estos participantes tenían gustos musicales variados. Se sometieron a pruebas de audición para evaluar su capacidad de discernir melodías y ritmos.
Luego, se les sometió a resonancias magnéticas mientras escuchaban diferentes estilos musicales sin letras. Este enfoque permitió estudiar cómo el cerebro procesa la música sin la interferencia del lenguaje. Canciones como ‘Shaky Shaky’ de Daddy Yankee y ‘Ginza’ de J Balvin representaron el reggaetón; ‘Passion’ de Alberto Feria y ‘L’amour toujours’ de Dzeko, la electrónica; el concierto en mi menor de Vivaldi y el ‘minué’ de los aires en re de Luis Cobiella, la música clásica; y folías y malagueñas canarias para el folclore.
Los investigadores analizaron la actividad cerebral de los participantes antes y después de escuchar la música. Descubrieron que el reggaeton activaba áreas del cerebro relacionadas con el sonido y el movimiento, preparando al oyente para bailar solo con su ritmo repetitivo y peculiar.
Por otro lado, la música clásica, más compleja y menos predecible, activaba menos áreas cerebrales. La electrónica también mostró activación en regiones motoras, aunque en menor medida que el reggaeton.
Lo más sorprendente fue la activación de los ganglios basales, una región primitiva del cerebro relacionada con el control del movimiento, por parte del reggaeton. Martín-Fernández señaló el interés de explorar más esta conexión entre la música y el cerebro, especialmente en pacientes con enfermedades degenerativas como el Parkinson, donde la actividad de los ganglios basales está comprometida.
Historia de este género musical
Los años 90 marcaron los inicios del reggaeton, fusionando influencias del reggae, el dancehall y el hip hop. Este movimiento cultural y musical surgió en las comunidades urbanas, donde los jóvenes comenzaron a mezclar ritmos de reggae con letras explícitas sobre temas como drogas, violencia y amor.
A lo largo de la década, artistas como Daddy Yankee y DJ Playero fueron pioneros en la escena del reggaeton, produciendo música que se distribuía en casetes clandestinos y se tocaba en las marquesinas de las casas. Este movimiento underground se expandió rápidamente, atrayendo la atención de la juventud local y estableciendo una identidad cultural urbana en la isla.
El reggaeton comenzó a consolidarse como un género reconocido a partir de los años 2000, con la aparición de nuevos artistas y productores que llevaron el estilo a un público más amplio. DJ Nelson, DJ Blass y Luny Tunes fueron algunos de los nombres clave en la producción del reggaeton comercial, que incorporaba elementos de música electrónica y pop.
El éxito internacional del reggaeton se consolidó con álbumes como «Barrio Fino» de Daddy Yankee y «Mas Flow» de Luny Tunes, que alcanzaron gran popularidad en América Latina y Estados Unidos. Canciones como «Gasolina» de Daddy Yankee se convirtieron en éxitos mundiales, llevando el reggaeton a una audiencia global.
En la década de 2010, experimentó una nueva ola de popularidad con artistas como J Balvin, Bad Bunny y Nicky Jam, quienes fusionaron el género con otros estilos como el trap y el pop. Estos artistas llevaron el reggaeton a nuevas alturas de éxito internacional, colaborando con artistas de renombre mundial y llegando a la cima de las listas de éxitos en todo el mundo.
Efectos de la música en el cerebro
Los efectos de la música en el cerebro son diversos. Aunque hay mitos sobre cómo la música de Mozart puede aumentar la inteligencia, no hay evidencia científica que lo respalde. Sin embargo, escuchar música instrumental o tranquila puede mejorar la concentración y el estado de ánimo.
Con el tiempo, la música puede mejorar las habilidades lingüísticas, la creatividad y la felicidad, así como reducir la ansiedad y el dolor. También puede ayudar en la curación y mejorar el optimismo, así como en el tratamiento de enfermedades neurológicas como el Alzheimer, el Parkinson y el autismo.
Asimismo, la música puede inducir la liberación de oxitocina, la hormona relacionada con la vinculación emocional entre las personas. Además, la música puede generar picos emocionales que incrementan la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la recompensa.
Y, por último, cabe señalar que la música puede estimular la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales.