El García-Alix que paseaba por el Prado con su madre regresa a sus salas para repintar sus obras
El Premio Nacional de Fotografía, Alberto García – Alix, presenta en PHotoESPAÑA 2022, de la mano de Fundación ENAIRE, su proyecto Fantasías en el Prado un evocador trabajo en el que el artista interviene sobre algunas de las obras de la pinacoteca.
Alix utiliza en este trabajo la fotografía analógica y las dobles exposiciones como herramientas para crear una evocadora serie en la que reinterpreta grandes obras de arte.
Fantasías en el Prado es el resultado de cuatro años de trabajo (2018-2021) en los que el fotógrafo Alberto García-Alix ha conseguido crear su propio imaginario, a partir de la pinacoteca que alberga el Museo del Prado, utilizando la laboriosa técnica de la múltiple exposición sobre película analógica.
“Cada cuadro es un mundo. Y como tal, lo he tomado para inventar y construir uno nuevo”, admite el fotógrafo. Con su mirada, su imaginación, la superposición de imágenes, el enfoque, el desenfoque, una pequeña linterna y el movimiento vibratorio de su cámara como únicas herramientas, Alberto García-Alix ha repintado algunas de las obras maestras del Prado, creando fantasmagorías, otorgando misterio, tensión y movimiento a la pintura, y dotando de carne y respiración a las esculturas.
La relación de Alberto García-Alix con el Museo del Prado comienza de niño cuando su madre, licenciada en Filosofía y Letras en la rama de Historia, le llevaba, junto con sus hermanos, de paseo por las salas del museo y les aleccionaba sobre la historia y la técnica que había detrás de cada obra. Aquellas visitas le dejaron huella, siendo a día de hoy un ávido lector y gran conocedor de la historia española, además de considerar al Prado como la mejor escuela de fotografía que puede haber, en especial del retrato. Entre sus favoritos, los realizados por Antonio Moro a la Duquesa de Feria y a María Tudor, obras que ha incluido en esta nueva serie fotográfica y que le atrapan por la dimensión psicológica de sus protagonistas.
El detonante para iniciar este proyecto surge en 2017 con el encargo de dos fotografías por parte de la Fundación de Amigos del Museo del Prado para conmemorar el Bicentenario del museo. “Nos encomendaron a doce fotógrafos nuestra propia interpretación, una mirada en íntima comunicación visual con el Prado”, señala García-Alix. “Una vez finalizado el trabajo –añade–, seguía fascinado por el diálogo fotográfico que podía encontrar en muchas de las obras y decidí continuar, a título personal y con permiso del museo, mi caza fotográfica por el Prado”.
Sobre el proceso creativo de la serie Fantasías en el Prado, García-Alix dice haber mirado en comunicación con la historia, la política y el arte: “me he apropiado de tiempo, luz y pinceladas. He tomado las de sus autores. Las de Goya para repintar su perro semienterrado, las de Velázquez para rehacer Las Meninas, he velado a la Gioconda bajo una mancha terrorista de pintura blanca, me he adueñado del frenesí de Rubens para conseguir plasmar lo que él no se atrevió a pintar en su época, y me he autorretratado con máscara de fiera con ayuda de Rosa Bonheur… Nada es valorable, ni comparable con la emoción que he sentido trabajando con los cuadros”.
“Las fotos de García-Alix hacen que al entrar en el Prado veamos con sus ojos unos cuadros o esculturas que llevan a veces más de cuatrocientos años entre nosotros, que fueron creadas en un pasado muy distinto del tiempo actual y que, sin embargo, sus imágenes nos resultan cercanas, como de nuestros días, como si el tiempo no hubiera pasado”, resume la historiadora de arte Manuela Mena, ex subdirectora de Conservación e Investigación del Museo del Prado, sobre la serie fotográfica Fantasías en el Prado de Alberto García-Alix.