Hablemos Rápido.

Alba Molina: “¿Sabes a qué no me adapto? A no poder pagar”

Alba Molina
Alba Molina. @AlbaMolina
María Villardón

Artista. Alba Molina (Sevilla, 1978) es simpática sin estridencias. Responde al teléfono de inmediato y suena franca. Es hija de Lole y Manuel, nació en Triana entre versos de bulerías y compás –“una forma de besar, una forma de hablar, una forma de abrazar”, como diría su padre–. “No sé cómo decirte, las cosas bellas no se explican y Triana es una de ellas, no quiero ser de otro sitio. No es lo mismo ser de Sevilla que ser de Triana”, comenta convencidísima.

La artista lanzó ‘El beso’ un disco maravilloso en el que canta con sus hijos, su madre y Lin Cortés– en 2020 y ahora hace conciertos donde se puede porque la vida sigue rodando y hay que comer, aunque sea pan y manteca. “Verás tú, que a mí me gusta una gamba en un momento dado, pero también unos huevos fritos con papas. A todo me adapto, ¿sabes a lo que no me adapto? A no pagar, porque si no pagas, no vives”, apunta con claridad.

Qué disco tan precioso, Alba.

¡Muchas gracias! Me alegro mucho que te haya gustado.

Sí, mucho. He notado que es algo distinto a los otros porque, quizá, no sé, ¿tú también estás distinta?

Bueno, sí, puede ser. No sé explicarte bien la situación, creo es más personal porque en esta ocasión, además de cantarlo, obviamente, como hago siempre, también lo he producido yo y todas las decisiones han sido mías. He tenido la última palabra, así que será eso. También soy más mayor y creo que es como más mío.

También cantan tus hijos: Lucía y Angelo. Con tu hija, además, estuviste cantando hace muy poquito en el Auditorio de Madrid, ¿verdad?

Sí, me la llevé conmigo y cantamos el tema ‘Hoy llegas tarde’.

¿Y cómo fue? ¿Cómo se sintió ella en el escenario contigo?

La verdad que ella estaba muy muy nerviosa, lo pasó mal, pero cuando ya se subió al escenario estaba bastante contenta. Ella decía que pensaba que lo iba a hacer peor, pero que al final salió bien. Bueno, lo típico del principio. Ella tiene una voz muy bonita, pero no sé qué hará porque ella estudia, pinta muy bien, le gustan muchas cosas, no sé si se dedicará o no a la música. Yo no hice música hasta que tuve 19 años o así, vamos, los mismos que tiene ella. Tampoco pasa nada, nunca es tarde para hacer música, ¿no?

No, claro. Yo siempre digo que si tuviera que dedicarme a alguna disciplina artística sería a la música. ¡Y dejé los 19 años muy atrás hace mucho!

(Reímos)

¿Tú qué admiras en los demás que te gustaría hacer bien?

Pues, mira, a mí me gustaría saber bailar. Pero bailar muy bien, entiéndeme. Me encantaría, danzar, pero para eso también hay que tener arte. Aunque arte hay que tener… ¡hasta para hacer un huevo frito!

Para todo, sí. Cuando decías que tu hija estaba nerviosa, tú siempre has dicho que a ti cantar con tu madre –Lole Montoya– o cantar delante de ella siempre te ha dado muchísimo respeto. ¿Le pasa lo mismo a ella contigo?

¡No creo! En verdad canta conmigo más que con cualquiera, no creo que le produzca vergüenza, habría que preguntárselo a ella, claro, pero diría que no. Lo que pasa es que se pone nerviosa porque cree que le va a salir mal y eso nos pasa a todos. Pero, claro, a mí me tira mucho más lo que siento cuando canto que el miedo o la timidez que pueda tener.

¿Por qué con este disco decides desvincularte de los grandes sellos discográficos?

Bueno, en realidad, no lo he decidido, sencillamente nadie me ha ofrecido un contrato mejor que Blanco y Negro. Por eso me quedé con ellos.

¿Con el tiempo se aprende a decir a cosas que no?

Claro, claro que sí. Además, ahora estamos en un momento tan complicado y, bueno, cuando alguien apuesta por ti, tú apuestas por ese alguien, ¿no? Por su parte, me pareció arriesgado por todo el asunto de la pandemia, pero aún así lo hicieron y es de agradecer.

Son tiempos de pan y manteca.

Absolutamente. No te quepa duda, así es. Es un disparate todo.

No podemos pensar en comer percebes porque lo más probable es que no los podamos pagar.

Total, totalmente. Pero, verás tú, que a mí me gusta todo, que soy bastante sencilla. Me gusta una gamba en un momento dado, pero que también me gustan los huevos fritos con papas. Te quiero decir, que me adapto a todo. ¿Sabes a lo que no me adapto?

¿A qué?

A no poder pagar, a eso sí que no me adapto. A eso no se adapta nadie porque si no puedes pagar, no puedes vivir. Y eso ya es más complicado.

Es que el dinero es tan despreciable como necesario.

Totalmente. A mí, si te digo la verdad, me parece más asqueroso que cualquier otra cosa. Lo que se hace por dinero hoy en día, no se hace por nada.

Quizá te sorprenda, pero siempre que compro una entrada para un concierto me acuerdo de una entrevista en la que tu padre –Manuel Molina– se quejaba de que la gente no quería pagar por la música y él defendía que costaba mucho montar un concierto, por muy pequeño que fuera. Así que, por eso me acuerdo, porque me alegra contribuir.

Hombre, claro. Es que es así. Cuesta muchísimo todo, ¡muchísimo! Es que detrás de un concierto hay muchas cosas, mucha gente con sus casas, sus familias, sus fatigas y es importante que estemos agradecidos. Mucha gente, te lo digo de verdad, piensa: “Mira, esta tiene no sé cuántos discos, seguro que está forrada”. Y es que no, en absoluto, yo no tengo nada que ver con eso. Siempre estoy pendiente de cómo hacer, cómo buscarme la vida, cómo trabajar, ¡y así todo el tiempo! Desde que tengo 18 años estoy trabajando, desde que tengo a mis hijos muchísimo más. ¡Es muy difícil todo! Y en estos tiempos más.

Y mira, quizá no debería decírtelo, pero hoy tengo un día así como malo, como muy sensible, algo desanimada. Y, a veces, aunque tengas muchas ganas y mucha actitud, pues no es tan fácil porque, si lo piensas, en realidad no existe el mañana. Mira, a la vista está, que estamos pasando por una pandemia y no sabemos qué va a pasar, ni nada de nada. Es que, además, no se puede hacer nada. No hables, ni digas, no salgas a la calle, no toques, no beses, no comas que engordas. ¡Pero bueno! Entonces, ¿qué se hace en la vida? ¿Nada? ¿Quedarse uno en su casa y ser positivo? ¡Anda, ya, hombre! Hija, es un disparate, ¡se le quita a uno las ganas de todo!

Es que vivir sin tocar, sin hacer el amor… Eso no es vida, será otra cosa, pero no vida.

¡Claro! Es que tú verás. Si no tienes eso, ya me dirás qué coño hacemos aquí. ¡Vamos digo yo!

(Reímos)

Ya no se puede hacer nada. Todo el mundo que hay que ser positivo, que no te pongas tristes, etc. Que no, mira, que no, que no debemos normalizar todo en la vida. Las personas sensibles, entre las que me incluyo, lo estamos pasando mal. Aunque te digo, que también tengo días muy buenos, ayer mismo con mis amigas, pero hoy me levanto y todo es un esfuerzo todo el tiempo.

¿Te preocupa que no suene el teléfono?

Claro, eso es. Me río ya, pero por no llorar. Bueno, uno trata de vivir como puede, hacer una vida, dentro de todas las obligaciones, como puede. Pero, claro, la gente está hecha polvo con todo lo que está pasando, no sabemos si vamos o venimos.

También vivimos tiempos de órdenes. ¿Cómo llevas tú que te manden?

Mira, es que no echo mucha cuenta yo de esto. A mí obedecer siempre me ha resultado extraño y desconocido. (Reímos) Al obedecer no le veo el amor por ningún sitio, la verdad, así que no lo entiendo mucho.

Si pudieras revivir sólo un día de tu vida pasada, ¿cuál sería?

Cualquier día con mi padre, el que fuera. No sé decirte uno, pero ha habido tantos… Ay María, el que fuera.

Hombre, un día con tu padre también querría haberlo pasado yo y no es mi padre.

(Ríe con ganas) Claro, era especial.

Cuando se habla de que Triana se lleva en el corazón, parece que Triana no es Sevilla, sino un oasis dentro un desierto. ¿Qué tiene Triana?

Lo has definido muy bien. Es que una cosa es ser de Sevilla y otra cosa es ser de Triana. Y no sé explicarte, las cosas más bonitas del mundo no se explican y creo que una de ellas es Triana. Es que es punto y aparte, no tiene nada que ver con nada. Ni la luz, ni la gente, es un lugar simplemente alucinante. ¿Qué quieres te diga? No es porque sea de Triana, pero si tengo que elegir es que no quiero ser de otro sitio.

La luna sueña en Triana que, aunque su madre sea paya, ella es gitana, gitana.

¡Ya ves que sí!

@MaríaVillardón

Lo último en Cultura

Últimas noticias