La NASA lo confirma: las proyecciones del clima estaban equivocadas por un motivo que acaban de descubrir


La NASA ha dado un giro de 180 grados a la forma de comprender la predicción climática con su misión PREFIRE (Polar Radiant Energy in the Far-InfraRed Experiment). En un principio, el proyecto se centraba en los polos, pero la misión ha ampliado su alcance para cubrir todo el planeta hasta septiembre de 2026, lo que ofrece una gran oportunidad para mejor los procesos atmosféricos y oceánicos que influyen en el clima y, de esta manera, mejorar la precisión de los pronósticos meteorológicos y los modelos climáticos.
PREFIRE se apoya en dos CubeSats, satélites del tamaño de una caja de zapatos, que Rocket Lab USA lanzó entre mayo y junio de 2024 desde Nueva Zelanda. Estos incorporan «un par de espectrómetros avanzados, diseñados por el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, que miden longitudes de onda en el infrarrojo lejano, con una sensibilidad 10 veces superior a cualquier instrumento similar». Su principal objetivo principal es medir cómo retienen y emiten calor los elementos del sistema terrestre.
Misión PREFIRE de la NASA
Como explican desde la NASA, «PREFIRE hace las primeras mediciones espectrales completas de radiación FIR, revelando el espectro completo de la energía radiante del Ártico. Llena un vacío importante en nuestro conocimiento del balance energético del Ártico y el papel de la radiación FIR en los cambios del hielo, la tierra y los océanos».
Aunque los CubeSats han recopilado datos de todo el planeta, el análisis inicial se centró en las regiones polares: «los trópicos reciben más energía del sol que las regiones polares, los movimientos atmosféricos transportan ese exceso de energía hacia los polos, y la energía sobrante se libera al espacio desde las regiones polares».
Cerca del 60 % de la emisión ártica se produce en longitudes de onda superiores a 15 μm (FIR), «que nunca se habían medido de forma sistemática». PREFIRE cuantifica «la variabilidad espacial y temporal de la emisión espectral FIR y la energía residual derivada de la transferencia radiativa atmosférica».
Para lograr estos objetivos, se miden «las variaciones en la emisividad FIR y la energía residual mediante muestreos radiométricos térmicos en la parte superior de la atmósfera polar. Estas mediciones se integran con modelos para comprender el papel de la radiación FIR en el clima ártico».
«Los satélites PREFIRE muestran que, en estas longitudes de onda más largas, la cantidad de radiación que se dirige al espacio puede diferir de un tipo de hielo a otro hasta en un 5%. Las mediciones que observan las mismas áreas pero con longitudes de onda más cortas no muestran esta diferencia», explica Brian Drouin, científico del proyecto PREFIRE en el JPL, según recoge el Science Daily.
Gracias a las mediciones de la radiación infrarroja emitida por distintos tipos de hielo, los científicos pueden ajustar los modelos climáticos y anticipar fenómenos extremos, desde tormentas intensas hasta olas de calor o derretimientos rápidos en zonas críticas. Esto permite a gobiernos y agencias de emergencia anticipar de manera más efectiva los eventos climáticos adversos.
Otro punto destacado de la misión de la NASA es que PREFIRE ofrece un nivel de detalle sin precedentes sobre la relación entre hielo, nieve, nubosidad y la energía que se escapa al espacio. Cada medición ayudan a entender cómo estos elementos interactúan y cómo sus variaciones influyen en el clima global.
Tristan L’Ecuyer, investigador principal de PREFIRE en la Universidad de Wisconsin-Madison, asegura que «tenemos la capacidad de recolectar datos de todo el planeta, no solo de los polos. Lo que podremos hacer es observar el tamaño de las partículas de hielo en las nubes, que afectan el intercambio de energía entre la Tierra y el espacio. Podremos incorporar estos datos en los modelos de predicción meteorológica para mejorar los pronósticos y para comprender mejor cómo circula la humedad, lo que influye en dónde se forman las tormentas y cómo se distribuye la precipitación en el mundo».
Aplicaciones futuras
Los datos recopilados por la misión PREFIRE tendrán un gran impacto en la investigación climática. Al medir la radiación infrarroja lejana emitida por la superficie polar y la atmósfera, los investigadores podrán anticipar fenómenos extremos, como olas de calor, tormentas intensas, acumulaciones inusuales de nieve o cambios rápidos en la capa de hielo polar.
Además, la mejora de los modelos ayudará a predecir con mayor exactitud la subida del nivel del mar y la redistribución de la energía solar en la atmósfera y los océanos. A largo plazo, podrán evaluar la eficiencia de técnicas de geoingeniería, el impacto de cambios en la cobertura de hielo sobre la temperatura global y la dinámica de la humedad en la atmósfera.
En definitiva, PREFIRE representa «un avance tecnológico y científico significativo, proporcionando información detallada y sin precedentes sobre cómo la energía radiante se distribuye y se transfiere en las regiones polares, con aplicaciones directas para la predicción climática global y el estudio del cambio climático».
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