Las claves de Icarus, la estrella más lejana jamás avistada
El estudio del espacio puede definirse como uno de las ramas fundamentales de la ciencia La curiosidad humana genera el descubrimiento de interesantes hallazgos que nos permiten saber más cosas sobre el universo. En este caso, la astronomía se ha fijado en las estrellas consiguiendo avistar la más lejana de todas. Su nombre es Icarus y podemos disfrutar de su brillo gracias al Telescopio Espacial Hubble ¡No te lo pierdas!
La estrella más lejana
Un grupo internacional de astrónomos, liderados por Alex Filippenko y Patrick Kelly, han realizado uno de los descubrimientos astronómicos más importantes de los últimos años. Se trata de Icarus, la estrella más distante jamás observada por la humanidad que se encuentra a una distancia aproximada de 9 millones de años luz de la Tierra. Un hito en el mundo de la astronomía en el que tiene gran parte de culpa el Telescopio Espacial Hubble.
Definida científicamente como MACS J1149 Lensed Star 1 y conocida popularmente como Icarus se define como una estrella de tipo B, por lo que es mucho más grande, más caliente y mil veces más brillante que el propio Sol. Asimismo, esta formación estelar ha podido detectarse gracias al efecto denominado lente gravitacional. Se trata de un fenómeno poco común que se origina a partir de un cúmulo de galaxias con una masa mil veces mayor a la del Sol. Un proceso que permite amplificar la luz producida por los objetos lejanos que se encuentran alineados justo detrás del propio cúmulo. Es decir, un efecto similar al que tendría una lente que magnifica los objetos espaciales en más de 2.000 aumentos. «Gracias a la lente gravitacional se pueden ver galaxias individuales, pero esta estrella está al menos 100 veces más lejos que la siguiente estrella que hemos podido observar», comenta Kelly.
Un hito astronómico
El descubrimiento de Icarus ha sido publicado en revistas como Nature Astronomy y The Astrophysical Journal como un verdadero hito en materia astronómica. Sin duda, unas observaciones que pueden cambiar los parámetros de evolución que conocemos hasta ahora en el ámbito estelar. «Estas lentes son increíbles telescopios cósmicos. La naturaleza nos ha proporcionado un telescopio más grande de lo que posiblemente podamos construir. Por primera vez, estamos viendo una estrella, no una supernova, ni un estallido de rayos gamma, sino una única estrella estable, a una distancia de nueve mil millones de años luz», concluye Filippenko.