Las cejas, una ventaja evolutiva clave para expresar emociones
Las cejas pueden definirse como uno de los rasgos faciales más importantes de nuestro rostro. Un mecanismo que, además de proteger nuestros ojos de las motas de polvo o el sudor, pueden generar una gran cantidad de emociones. La movilidad de las cejas permite a los seres humanos expresar todo tipo de sentimientos y reacciones fundamentales para la comprensión del receptor. Sí, las cejas son más importantes de lo que la gente cree, ya que según un estudio, este rasgo facial ha sido fundamental para la evolución y supervivencia del Homo sapiens. Te lo contamos.
Cejas como base
Un grupo de investigadores, liderados por Paul O’Higgins y Penny Spikins, ha decidido estudiar la importancia de las cejas en los primeros seres humanos. Una investigación que, en un principio, parece absurda pero que, sin embargo, ha conseguido realizar numerosos descubrimiento de gran calado a nivel mundial. Los Homo sapiens pasaron de tener unas cejas marcadas por la protuberancia a una frente lisa con vello más visible y móvil que permitía una enorme capacidad de movimiento. Y es que fue esta libertad de movimientos, según el estudio, la que consiguió otorgar a los seres humanos un mayor número de habilidades para comunicarse entre sí.
Entre las emociones más importantes, destacan el reconocimiento y la simpatía. Dos reacciones que sin las cejas no sería posible mostrar al mundo. Sin duda, un avance evolutivo que permitió mejorar la comunicación entre grandes grupos y supuso un gran avance en materia de comprensión y cooperación entre los seres humanos de la época. “Mientras nuestra especie hermana, los neandertales, se estaban extinguiendo, nosotros colonizábamos rápidamente el planeta. Esto tenía mucho que ver con nuestra capacidad de crear grandes redes sociales: sabemos , por ejemplo, que los humanos modernos prehistóricos evitaron la endogamia y se reunieron con otros en lugares distantes durante los tiempos difíciles. Las cejas son la parte que falta del rompecabezas de cómo los humanos modernos lograron llevarse mejor que otros homínidos ahora extintos”, comenta Spikins en un comunicado.
Un efecto secundario
Según los datos de la investigación, la capacidad comunicativa de las cejas comenzó a ser importante gracias a un simple efecto secundario: la reducción del tamaño de las cabezas de los Homo sapiens. Unas dimensiones disminuyeron gradualmente durante 100.000 años hasta conseguir el tamaño actual del cráneo.
Con la finalidad de demostrar sus hipótesis, los investigadores realizaron un experimentos utilizando un software de ingeniería 3D en un cráneo fosilizado en un homínido arcaico conocido como Kabwe.“Utilizamos software de modelado para recortar la enorme cresta de la frente de Kabwe y descubrimos que la frente gruesa no ofrecía ninguna ventaja espacial ya que podía reducirse en gran medida sin causar problemas. Luego simulamos las fuerzas de morder dientes diferentes y descubrimos que era muy poca la tensión colocado en la cresta de la frente. Cuando quitamos la cresta, no hubo efecto en el resto de la cara al morder. Dado que la forma de la cresta de la ceja no está guiada solo por requisitos espaciales o mecánicos, y otras explicaciones para las crestas de las cejas, como mantener el sudor o el pelo fuera de los ojos ya habían sido descartadas, sugerimos que puede haber una explicación plausible en la comunicación social”, concluye O’Higgins .