Avances en la lucha contra la malaria: nueva terapia muestra resultados prometedores
Los avances en la lucha contra la malaria son alentadores y la nueva terapia representa una herramienta prometedora.
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En 2021 se registraron casi 250 millones de casos de malaria en 84 países. Esto provocó más de 600.000 muertes, principalmente en niños menores de 5 años. La malaria es causada por parásitos del género Plasmodium, que se propagan a través de las picaduras de mosquitos hembra del género Anopheles.
Hay más de cuatrocientas especies del mosquito Anopheles, de los cuales, y alrededor de cuarenta de ellas pueden transmitir la enfermedad. Esto pone en riesgo a casi la mitad de la población mundial.
Controlar la malaria supone varios obstáculos. Los mosquitos han desarrollado resistencia a muchos insecticidas. De igual manera, el parásito ha mostrado resistencia a los medicamentos antipalúdicos más importantes. Las vacunas actuales solo ofrecen una protección limitada. Sin embargo, una nueva terapia parece abrirse paso.
Delftia: la nueva esperanza
Investigadores de la empresa GSK (GlaxoSmithKline) en su laboratorio de Tres Cantos, España, han descubierto una nueva estrategia contra la malaria. De manera fortuita, encontraron una bacteria que se desarrolla de forma natural en el intestino del mosquito y bloquea el desarrollo del parásito Plasmodium.
El hallazgo ocurrió cuando los investigadores notaron que una colonia de mosquitos Anopheles stephensi, principal vector de la malaria, había perdido la capacidad de ser infectada por el parásito. Este fenómeno llevó a los científicos a estudiar la microbiota intestinal de estos mosquitos.
De este modo, identificaron la bacteria Delftia tsuruhatensis TC1. Esta bacteria interrumpe el crecimiento del Plasmodium en el intestino del mosquito. Esto impide que el parásito llegue a las glándulas salivales del insecto. Este efecto también se observó en otras especies de mosquitos.
El secreto de Delftia
La investigación reveló que Delftia tsuruhatensis segrega una molécula: el alcaloide tóxico harmano (1-metil-beta-carbolina). Este compuesto natural parece ser la clave para el bloqueo del desarrollo del parásito en el mosquito. También está presente en plantas usadas en la medicina tradicional de algunas culturas
Delftia tsuruhatensis es una bacteria gram negativa descubierta en una planta de tratamiento de aguas residuales en Japón. Estos microorganismos se encuentran en suelos, la rizosfera de las plantas, y cuerpos de agua. Los estudios han demostrado que no se transmite a los humanos a través de las picaduras de mosquitos.
Una de las principales ventajas de Delftia como herramienta de control biológico es que no requiere manipulación genética. La bacteria actúa como un simbionte natural de los mosquitos. Esto significa que solo necesitan ingerir una pequeña cantidad para ser colonizados. Una vez dentro del mosquito, la bacteria bloquea continuamente el desarrollo del parásito de la malaria.
La presencia de Delftia no afecta la supervivencia, fertilidad o fecundidad de los mosquitos, ni la de su descendencia. Además, no se transmite entre mosquitos. Permite que estos insectos desempeñen su papel biológico en el ecosistema sin desarrollar resistencia a la bacteria. Sin embargo, aún no se sabe si puede afectar a otros insectos, como las abejas.
Ensayos piloto
Los experimentos con ratones confirmaron el efecto protector de Delftia. Solo un tercio de los ratones picados por mosquitos portadores de la bacteria se infectaron de malaria, en comparación con el 100% de los ratones picados por mosquitos sin la bacteria.
Un ensayo piloto realizado en Burkina Faso demostró la eficacia del método. Los investigadores lograron colonizar alrededor del 75% de la población de mosquitos en una noche. Al alimentarse de sangre de personas con malaria, la bacteria bloqueó el desarrollo del parásito de manera efectiva. Los resultados fueron similares a los observados en el laboratorio.
Las enfermedades infecciosas transmitidas por insectos representan una amenaza significativa para la salud global. Entre ellas se encuentran el dengue, la fiebre amarilla, el chikungunya, el zika, la malaria, el Nilo Occidental, la leishmaniosis y la enfermedad de Lyme.
Este hallazgo señala la importancia de estudiar las numerosas bacterias que habitan en estos insectos y su potencial para controlar enfermedades infecciosas. Se abren así nuevas vías para el control biológico de estas patologías.
¿Cómo es la nueva terapia?
La terapia en cuestión se basa en el uso de una combinación de dos fármacos antipalúdicos, la tafenoquina y la artesunato, que actúan de manera sinérgica para combatir tanto las formas asexuales como las sexuales del parásito Plasmodium, causante de la malaria. Esta combinación de medicamentos ha demostrado ser altamente efectiva en la eliminación de la infección por malaria en modelos animales, y se espera que pueda ser igualmente eficaz en humanos.
Uno de los principales beneficios de esta nueva terapia es su capacidad para eliminar las formas sexuales del parásito, conocidas como gametocitos, que son responsables de la transmisión de la enfermedad de una persona a otra a través de la picadura de mosquitos. Al eliminar los gametocitos, se reduce significativamente la posibilidad de que la enfermedad se propague, lo que podría tener un impacto positivo en la reducción de la incidencia de malaria a nivel mundial.
Los efectos secundarios asociados con estos medicamentos son mínimos y generalmente leves, lo que los convierte en una opción terapéutica atractiva para el tratamiento de la malaria.
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