Científicos

Antonio Egas Moniz, el inventor de la lobotomía

Científico
Antonio Egas Moniz
Francisco María
  • Francisco María
  • Colaboro en diferentes medios y diarios digitales, blogs temáticos, desarrollo de páginas Web, redacción de guías y manuales didácticos, textos promocionales, campañas publicitarias y de marketing, artículos de opinión, relatos y guiones, y proyectos empresariales de todo tipo que requieran de textos con un contenido de calidad, bien documentado y revisado, así como a la curación y depuración de textos. Estoy en permanente crecimiento personal y profesional, y abierto a nuevas colaboraciones.

La historia de la medicina está llena de descubrimientos y avances que han cambiado por completo la forma en que tratamos y entendemos las enfermedades mentales. Uno de esos avances fue la lobotomía, una técnica quirúrgica desarrollada por el médico portugués Antonio Egas Moniz en la década de 1930. Aunque en su momento fue considerada una revolución en el tratamiento de trastornos mentales, hoy en día es vista como una práctica controvertida y obsoleta.

Orígenes del científico

Antonio Egas Moniz nació el 29 de noviembre de 1874 en Avanca, una pequeña localidad del norte de Portugal. Desde joven mostró interés por la medicina y, tras graduarse en la Universidad de Coímbra, se especializó en neurología. Durante su carrera, Moniz se dedicó a investigar y experimentar con nuevas técnicas para tratar enfermedades mentales, como la esquizofrenia y la depresión.

¿Qué es la lobotomía?

Fue en la década de 1930 cuando Moniz desarrolló la lobotomía, una técnica quirúrgica que consiste en la sección o destrucción de las conexiones nerviosas de los lóbulos frontales del cerebro. La idea detrás de esta técnica era alterar el funcionamiento de ciertas áreas cerebrales responsables de los trastornos mentales, con el fin de aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El procedimiento de la lobotomía se llevaba a cabo mediante la inserción de un instrumento quirúrgico, conocido como leucotomo, a través del ojo del paciente. A continuación, se realizaban cortes o perforaciones en los lóbulos frontales del cerebro, destruyendo así las conexiones nerviosas. Si bien en un principio se utilizaba anestesia general, con el tiempo Moniz comenzó a realizar la lobotomía bajo anestesia local, lo que permitía una recuperación más rápida y reducía los riesgos asociados a la cirugía.

En su momento, la lobotomía fue considerada una revolución en el tratamiento de enfermedades mentales. Se creía que esta técnica podía aliviar los síntomas de la esquizofrenia, la depresión y otros trastornos mentales, permitiendo que los pacientes vivieran una vida más normal. Además, la lobotomía era relativamente sencilla de realizar y no requería largas estancias en hospitales psiquiátricos.Científicos

No todo eran ventajas

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, comenzaron a surgir críticas y dudas sobre la efectividad y los efectos secundarios de la lobotomía. Muchos pacientes experimentaron cambios drásticos en su personalidad y capacidad cognitiva, perdiendo la capacidad de sentir emociones o de llevar una vida independiente. Además, la técnica era irreversible y no siempre lograba los resultados esperados, lo que llevó a un creciente rechazo por parte de la comunidad médica y de la sociedad en general.

A pesar de las críticas y el rechazo, la lobotomía continuó siendo practicada durante varias décadas, especialmente en Estados Unidos, donde se popularizó gracias al trabajo del médico Walter Freeman. Freeman perfeccionó la técnica de la lobotomía y la realizó en miles de pacientes, convirtiéndose en una figura controvertida y polémica.

Los avances arrinconaron la lobotomía

No fue hasta la década de 1950 cuando los avances en la psicofarmacología y el surgimiento de nuevos tratamientos, como los antipsicóticos, comenzaron a reemplazar a la lobotomía como método de tratamiento de enfermedades mentales. A medida que se comprendía mejor el funcionamiento del cerebro, se desarrollaron terapias más seguras y efectivas, que permitían tratar los trastornos mentales sin necesidad de recurrir a la cirugía.

Hoy en día, la lobotomía es vista como una práctica obsoleta y cruel, que causó más daño que beneficio a los pacientes que se sometieron a ella. Afortunadamente, la medicina ha avanzado mucho desde entonces y cuenta con tratamientos más efectivos y menos invasivos para tratar los trastornos mentales.

Antonio Egas Moniz, a pesar de su contribución a la medicina y su intento de encontrar nuevas formas de tratar las enfermedades mentales, quedó marcado por el legado de la lobotomía. Su técnica, que en su momento fue aclamada como una revolución, hoy en día es considerada un oscuro capítulo en la historia de la psiquiatría.

Lo último en Ciencia

Últimas noticias