Sánchez quiere a Illa como candidato a la Generalitat, pero Iceta se resiste a ser apartado
El ministro de Sanidad es uno de los perfiles que cotizan más al alza en el PSOE por su gestión del coronavirus
Salvador Illa cotiza al alza. Tanto, que el ministro revelación del Gabinete de Pedro Sánchez es el hombre preferido por la dirección del PSOE para encabezar la candidatura del PSC a la presidencia de la Generalitat de Cataluña en las elecciones que Quim Torra convocará antes o después. Pero los deseos de la Ejecutiva de Sánchez chocan con un escollo importante: Miquel Iceta. El actual líder de los socialistas catalanes se resiste a irse pese a los malos resultados cosechados en los últimos años. Con tal de convencerle, aunque es difícil, Ferraz volverá a ofrecerle una salida digna.
La operación para desplazar a Iceta como cabeza de cartel de los socialistas en Cataluña no es nueva. Y eso que fue uno de los grandes avales del ahora presidente del Gobierno durante las primarias del PSOE. Pero Ferraz quiere renovar todas las federaciones. Sánchez lo intentó, al llegar al Gobierno, ofreciéndole a Miquel Iceta ser ministro. Posteriormente también le ofreció la presidencia del Senado. El primer cargo lo rechazó y el segundo no lo logró por la negativa de los separatistas a apoyarle como senador por designación autonómica.
Ahora, tras su exposición pública por la gestión de la crisis del coronavirus, el PSOE ve en Salvador Illa el candidato ideal para reducir distancias con los partidos independentistas y aspirar de nuevo a asaltar la presidencia de la Generalitat. Es una quimera difícil para el PSC «pero no imposible», recalcan en el cuartel general de los socialistas catalanes.
El ministro, a diferencia de Illa, tiene mejor valoración en Cataluña pese a que es un hombre gris y con poca empatía. Antes de llegar al Ministerio de Sanidad fue diputado en el Parlament, cargo que compaginó con la Secretaría de Organización del PSC, que todavía ocupa, y la alcaldía de La Roca del Vallés.
Salvador Illa también cuenta con muchos apoyos en el seno del PSC. Como número dos tiene relación con muchos altos cargos y municipales, clave para ganar unas primarias. Su valoración, en general, es positiva. Lo ven como un hombre de diálogo, consenso y con un alto sentido de la responsabilidad política. «Le falta nervio», añade un dirigente del PSC.
Illa ‘superstar’
En la campaña de las elecciones vascas y gallegas, Illa ha sido el dirigente socialista más reclamado. El titular de Sanidad ha participado en varios actos electorales de las candidaturas de Gonzalo Caballero e Idoia Mendía. El catalán, que anteriormente solo había participado en mítines de su formación en Cataluña, se ha convertido en uno de los grandes reclamos del PSOE.
Ferraz le continuará explotando al máximo mientras forme parte del Ejecutivo. Su templanza es el punto fuerte que destacan todos sus compañeros. En el PSOE dicen de Illa que «pese a lo difícil de gestionar una pandemia como la que le ha tocado dirigir, nunca ha perdido los nervios, y eso que le han atacado mucho».
Un hombre de partido
A Iceta le gusta la política catalana, por eso se resiste a irse. Hombre de partido desde hace décadas, ya trabajó en el Palacio de La Moncloa cuando Narcís Serra era vicepresidente del Gobierno de Felipe González. También trabajó para el entonces presidente. Antes ya había iniciado su recorrido político como concejal de Cornellá de Llobregat.
Cuando todo el mundo daba por finalizada su carrera política, en julio del 2014, se presentó a la primera Secretaría General del PSC para relevar al entonces dimitido Pere Navarro. Se presentó como un líder transitorio y temporal. Todavía sigue. Ya antes lo había intentado, en 2010, pero el partido apostó por Navarro. Lo cierto es que bajo su liderazgo ha conseguido tranquilizar un partido agitado.
En las urnas, el trabajo de Miquel Iceta ha cosechado otro resultado. Más bien malo. Tras tocar suelo en las elecciones al Parlament, en los últimos comicios municipales y generales ha logrado mejorar ligeramente las previsiones de los socialistas catalanes. Pero el PSC de ahora está muy lejos del que llevó a Pasqual Maragall a la presidencia de la Generalitat.
Operación Batet
Antes de descubrir a Illa, que llegó al Gobierno prácticamente de rebote por la insistencia de Iceta, pese a que Sánchez prefería a la actual delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, los planes del secretario general del PSOE en esa región pasaban por la actual presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet.
Si las elecciones catalanas que se están a punto de convocar se hubieran celebrado hace un año y medio, cuando muchos pronosticaban el final de la legislatura, la dirección federal del PSOE lo hubiese apostado todo a la ex ministra de Administraciones Territoriales y Función Pública. Luego Sánchez vio en Batet una figura de consenso para presidir el Congreso y, de ahí, parece que no se va a mover.