La varicela en niños. Todo lo que necesitas saber
De manera indiscutible, una de las principales preocupaciones que tienen los padres respecto a sus hijos es que estos enfermen. Pero es inevitable que, en ocasiones y al estar en contacto con otros niños en la guardería o en el colegio, contraigan desde un simple catarro hasta la patología conocida como mano-pie-boca, entre otras.
No obstante, entre las enfermedades más habituales que sufren los menores está la varicela, que es la que ahora queremos presentarte para que puedas afrontarla adecuadamente si tu pequeño es contagiado de la misma.
¿Qué es?
Todo el mundo conocemos la varicela, que podemos decir que es una enfermedad muy contagiosa que está provocada por el virus conocido como “varicella zoster”. Por regla general, la sufren menores de entre 5 a 10 años y la misma se transfiere de unos niños a otros a través de lo que son los estornudos y también por la tos.
Sus síntomas
Sin lugar a dudas, el principal síntoma que trae aparejada consigo esta patología son erupciones en la piel. Estas pueden comenzar a aparecer en torno a los quince días de haberse producido el contagio y, en un primer momento, son de color rojo y pican mucho, por lo que el niño tendrá notable malestar y querrá estar rascándose todo el tiempo.
Luego, paulatinamente, estas citadas erupciones van a pasar a tener relieve, a adquirir un tono mucho más blanquecino y a contar con apariencia de ampolla. Después se irán secando y tendrán forma de costra, lo que provocará que se vayan cayendo y que las posibles marcas que puedan dejar acaben desapareciendo con el paso de los meses.
A grandes rasgos, esta es la señal más importante que indica que un niño tiene varicela. No obstante, también puede presentar otras tales como las siguientes:
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Fiebre alta, que puede alcanzar hasta lo 40º en lo que son los primeros días de la enfermedad.
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Dolores de cabeza.
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Sensación de malestar e incluso irritabilidad.
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Pérdida de apetito.
Tratamiento
Cuando se sospecha que el pequeño tiene la patología que nos ocupa, es necesario, por supuesto, llevarlo al pediatra para que este pueda examinarle y realizar un diagnóstico. En el caso de que dictamine que sí, que tiene varicela, establecerá un tratamiento que se sustentará en las siguientes medidas:
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Para poder hacerle frente a lo que es la fiebre, el doctor pueda indicar que se le administre algún antitérmico cuando la misma supere los 38,5º.
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En el caso de que al niño le aparezcan esas erupciones en la zona de los genitales y eso le genere serias molestas al hacer pipí, le puede recetar alguna pomada de tipo anestésico.
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Para poder limpiarle la piel y no “reventarle” las ampollas que pueda tener, el pediatra, además de aconsejar que se use un paño mojado en agua y bicarbonato, puede recetar un antihistamínico.
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Si las erupciones también le aparecen en la boca, deberá tomar alimentos y bebidas frías e incluso, bajo prescripción médica, tomar algún anestésico local.
¿Se puede prevenir?
Muchos padres creen que prácticamente es imposible evitar que sus hijos se contagien de la varicela cuando están con otros niños en guarderías y centros escolares. No obstante, ante eso hay que exponer que la manera de prevenir esta enfermedad no es otra que apostar por la vacunación, siguiendo el calendario establecido en el país y comunidad autónoma.
Otros datos de interés
Además de todo lo expuesto sobre la varicela, merece la pena conocer algún dato más sobre la misma que puede resultar tan interesante como útil:
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En muy pocas y raras ocasiones, puede presentar complicaciones que derivan en neumonía, miositis, miocarditis…
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Es importante evitar que los niños se rasquen, especialmente con las uñas sucias, porque no sólo pueden infectar lo que son las erupciones que tienen en la piel sino que además pueden hacer que les queden marcas de por vida.
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Una de las medidas fundamentales para que los pequeños se puedan curar más rápidamente es el reposo durante unos diez días, aproximadamente.
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Es fundamental que no se lleve al menor a su centro escolar, ya que es la manera de evitar que pueda contagiar a sus compañeros de clase.
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Otras de las acciones que se pueden acometer para aliviar los picores que puedan sentir en sus cuerpos son cambiarles de manera frecuente de ropa e incluso, como indican los trucos caseros de las abuelas, aplicarles en las erupciones un poco de polvos de talco.
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Los padres deben estar atentos a la evolución de la enfermedad. Así, es recomendable que no duden en acudir rápidamente al médico si perciben que sus hijos tienen el cuello rígido o presentan dificultades para despertarse, si cuentan con náuseas y vómitos, si existe sangre en las ampollas, si presentan dificultades para respirar e incluso para caminar, si el picor es realmente insoportable…