Cuidados del bebé

La salud del recién nacido en invierno: cómo prevenir y tratar las infecciones, deficiencias y complicaciones que pueden afectar a los bebés

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El color amarillo de la piel es más notorio cuando el bebé tiene de dos a cuatro días.
Blanca Espada

El invierno es una época del año en la que los recién nacidos están más expuestos a sufrir enfermedades respiratorias, como resfriados, gripe, bronquiolitis o laringitis, causadas por diversos virus que circulan con mayor frecuencia. Debemos tener cuidado con todas ellas y además conocerlas bien y saber cómo se tratan, por lo que te damos a continuación, todas las claves sobre la salud del recién nacido en invierno: cómo prevenir y tratar las infecciones, deficiencias y complicaciones que pueden afectar a los bebés.

Salud del recién nacido en invierno

Las enfermedades que suelen darse en invierno pueden afectar seriamente la salud del recién nacido, provocando dificultad para respirar, fiebre, tos, mocos, irritabilidad, pérdida de apetito o deshidratación.

Por eso, es fundamental cuidar la salud de los recién nacidos en invierno, siguiendo algunas medidas de prevención y tratamiento que ayuden a protegerlos de los gérmenes y a aliviar sus síntomas. A continuación, te ofrecemos algunos consejos para mantener a tu bebé lo más sano posible durante esta estación:

Alimentación

La alimentación es clave para reforzar el sistema inmunológico de los recién nacidos y ayudarlos a combatir las infecciones. La mejor opción es la leche materna, que les aporta anticuerpos, nutrientes y factores de protección específicos para cada etapa de su desarrollo. Se recomienda amamantar al bebé a demanda, ofreciéndole el pecho siempre que lo pida, y evitar el uso de biberones o chupetes que puedan interferir con la lactancia.

Si el bebé toma leche de fórmula, se debe seguir las indicaciones del pediatra y prepararla con agua hervida o embotellada, esterilizar los utensilios y lavarse bien las manos antes de manipularlos. También se debe evitar compartir los biberones con otros niños o adultos, para prevenir el posible contagio de gérmenes.

Higiene

La higiene es otro aspecto fundamental para prevenir las enfermedades de los recién nacidos en cualquier época del año pero especialmente en invierno. Se debe lavar las manos con frecuencia, sobre todo antes y después de cambiarle el pañal, de darle de comer o de simplemente que quieras cogerlo para jugar o para darle un masaje. También se debe usar alcohol gel o toallitas desinfectantes si no se dispone de agua y jabón.

Asimismo, se debe limpiar y desinfectar las superficies y objetos que el bebé pueda tocar o llevarse a la boca, como juguetes, mantas, chupetes o mordedores. Se debe evitar el contacto del bebé con personas enfermas, especialmente con niños pequeños o adultos con síntomas respiratorios, y pedirles que se cubran la boca y la nariz al toser o estornudar o que se pongan una mascarilla cuando estén junto al bebé.

Temperatura

La temperatura ambiental y corporal del recién nacido también influye en su salud. Se debe mantener una temperatura adecuada en el hogar, entre 20 y 22 grados centígrados, y evitar el uso de calefactores que produzcan humo o gases que puedan irritar las vías respiratorias del bebé. También se debe ventilar la casa a diario, para renovar el aire y eliminar los gérmenes y el uso de un humidificador puede ser buena idea para la habitación del bebé.

En cuanto a la ropa del bebé, se debe elegir prendas de algodón o materiales transpirables, que le permitan regular su temperatura y evitar el sudor. Se debe abrigar al bebé con una capa más de ropa que los adultos, pero sin exagerar ni cubrirlo con mantas o frazadas que puedan sofocarlo o aumentar el riesgo de muerte súbita.

Salidas

Las salidas al exterior son beneficiosas para el recién nacido, siempre que se tomen las precauciones necesarias. Se debe evitar salir con el bebé en las horas de más frío o de más calor, y elegir lugares tranquilos y poco concurridos, donde no haya riesgo de contagio de virus. Se debe proteger al bebé del sol, el viento y la lluvia, usando gorros, guantes, calcetines, cremas hidratantes y protector solar.

También se debe evitar el uso de transporte público, donde hay mayor exposición a gérmenes, y preferir el coche o el carrito. Se debe cubrir el carrito con una manta o una capota, pero dejando una abertura para que el bebé pueda respirar y ver el entorno.

Tratamiento

Si el recién nacido presenta síntomas de enfermedad respiratoria, se debe consultar al pediatra lo antes posible, para que le haga un diagnóstico y le indique el tratamiento más adecuado. En general, se debe seguir estas recomendaciones:

  • Ofrecer al bebé líquidos con frecuencia, para evitar la deshidratación y ayudar a eliminar las secreciones.
  • Limpiar la nariz del bebé con suero fisiológico o agua de mar, para aliviar la congestión y facilitar la respiración.
  • Colocar al bebé en una posición elevada, para mejorar la oxigenación y evitar el reflujo.
  • Administrar al bebé medicamentos solo bajo prescripción médica, y respetar las dosis y los horarios indicados.
  • No dar al bebé aspirina, ibuprofeno, antihistamínicos, descongestionantes o jarabes para la tos, ya que pueden ser perjudiciales para su salud.

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