Primer baño del bebé en la piscina o en el mar: qué debes saber

El baño es una actividad muy beneficiosa para el bebé, ya que le ayuda a relajarse, a estimular sus sentidos y a fortalecer su vínculo con los padres. Sin embargo, no todos los lugares son adecuados para el baño del bebé, especialmente durante los primeros meses de vida. ¿Cuándo podemos bañar al bebé por primera vez en la piscina o en el mar? ¿Qué precauciones hay que tener en cuenta? Te lo contamos a continuación.

Primer baño del bebé en la piscina o en el mar

No existe una edad exacta para bañar al bebé en la piscina o en el mar, ya que depende de varios factores, como el estado de salud del bebé, la temperatura del agua y del ambiente, la duración y la frecuencia del baño y las medidas de higiene y seguridad que se adopten.

En general, se recomienda esperar al menos hasta los 6 meses de edad para bañar al bebé en la piscina o en el mar, ya que antes de esa edad el bebé tiene un sistema inmunológico más débil y una mayor sensibilidad al frío y a las infecciones. Además, antes de los 6 meses el bebé no ha completado su calendario de vacunación y puede estar más expuesto a enfermedades como la otitis o la gastroenteritis.

Sin embargo, algunos pediatras consideran que se puede bañar al bebé en la piscina o en el mar a partir de los 4 meses de edad, siempre y cuando se cumplan unas condiciones óptimas de temperatura, limpieza y seguridad. En cualquier caso, se debe consultar al pediatra antes de bañar al bebé en la piscina o en el mar por primera vez, ya que él podrá valorar el caso particular de cada niño y dar las recomendaciones adecuadas.

¿Qué precauciones hay que tener al bañar al bebé en la piscina o en el mar?

El baño del bebé en la piscina o en el mar requiere una serie de cuidados especiales para evitar riesgos y garantizar el bienestar del niño. Algunas de las precauciones que hay que tener son las siguientes:

• Elegir un lugar adecuado para el baño, que sea limpio, tranquilo y seguro. Evitar las zonas con mucha gente, con corrientes fuertes o con rocas o algas que puedan lastimar al bebé.
• Comprobar la temperatura del agua y del ambiente. El agua debe estar entre 25 y 30 grados centígrados y el ambiente entre 22 y 26 grados centígrados. Evitar los cambios bruscos de temperatura y las horas de más calor o frío.
• Proteger al bebé del sol con una crema solar adecuada para su piel, con un factor de protección alto y resistente al agua. Aplicar la crema media hora antes del baño y renovarla cada dos horas o después de cada baño. También se puede usar un gorro, unas gafas de sol y una camiseta protectora para el bebé.
• Vigilar al bebé en todo momento durante el baño y no dejarlo solo ni un segundo. Sujetar al bebé con firmeza y evitar que se sumerja la cabeza o que trague agua. Usar un flotador o un chaleco salvavidas adaptado a su tamaño y peso si es necesario.
• Limitar la duración y la frecuencia del baño. El baño del bebé en la piscina o en el mar no debe durar más de 10 o 15 minutos y no debe repetirse más de una vez al día. El exceso de agua puede resecar la piel del bebé o alterar su equilibrio térmico.
• Secar bien al bebé después del baño y cambiarle la ropa mojada por una seca y limpia. Prestar especial atención a las zonas como los pliegues de la piel, las orejas o el ombligo, donde se puede acumular humedad y favorecer el crecimiento de hongos o bacterias.
• Hidratar al bebé antes, durante y después del baño, ofreciéndole agua o leche materna a demanda. El baño puede provocar deshidratación en el bebé, especialmente si hace calor o si el agua es salada.

El baño del bebé en la piscina o en el mar puede ser una experiencia muy divertida y placentera para el niño y los padres, siempre que se realice con precaución y siguiendo las indicaciones del pediatra. El baño puede favorecer el desarrollo físico y emocional del bebé, así como su relación con el medio acuático y con sus cuidadores.