Pantallas y niños: el 90% supera el tiempo recomendado y ya se notan las consecuencias
Un estudio desvela el riesgo del tiempo que los niños pasan frente a las pantallas
Las pantallas y la pérdida de motricidad en niños
¿Cómo educar a los niños sobre el uso de la tecnología?


Cada vez es más habitual ver a niños muy pequeños con una tablet en la mano o enganchados a la pantalla del móvil mientras esperan la comida en un restaurante. Muchos padres lo ven como una solución fácil para mantenerlos tranquilos, pero lo que parecía un recurso puntual se ha convertido en una rutina diaria, de la que muchos expertos ya alarman si tenemos en cuenta todo el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas.
La tecnología ha entrado de lleno en nuestras vidas y en la de nuestros hijos, sin manual de instrucciones y a toda velocidad. El problema no es que los dispositivos existan, sino cómo se están utilizando: sin límites claros, sin acompañamiento adulto y desde edades muy tempranas. Con motivo del Día del Niño, que se celebró el pasado 26 de abril, se ha publicado un estudio que debería hacernos reflexionar como sociedad. Más del 90% de los menores entre 4 y 12 años ya pasa más tiempo del recomendado delante de las pantallas. Las consecuencias empiezan a notarse, y no son precisamente leves. El estudio del Instituto Tecnológico del Producto Infantil y del Ocio (AIJU) junto a la Fundación Crecer Jugando, y en el que han participado profesionales de diversas disciplinas médicas, ha sacado unas conclusiones son claras y preocupantes que a continuación, os desvelamos.
Pantallas y niños: el 90% supera el tiempo recomendado
«Vivimos en una sociedad sobreapantallada», afirma Pablo Busó, coordinador del estudio y responsable de Investigación Infantil y Valores Educativos de AIJU. Y no exagera. Desde hace años, el acceso de los niños a dispositivos digitales ha crecido de forma exponencial, pero ahora, con los datos en la mano, se confirma que ese uso está excediendo ampliamente los límites saludables. Según los expertos, antes de los cuatro años, el uso de pantallas debería estar totalmente prohibido. A partir de esa edad, las recomendaciones son muy claras:
- De 4 a 6 años: máximo 20 minutos al día, siempre acompañados por un adulto o con contenido educativo guiado.
- De 7 a 9 años: no superar los 40 minutos diarios.
- De 10 a 12 años: una hora como tope.
Sin embargo, en la práctica, la mayoría de las familias no cumplen con estas pautas. ¿El resultado? Niños cada vez más expuestos y más afectados.
Problemas de salud que van en aumento
El estudio ha contado con la participación de pediatras, psiquiatras, oftalmólogos, neurólogos y nutricionistas. Todos coinciden en que el uso excesivo de pantallas en edades tempranas está relacionado con una larga lista de consecuencias para la salud: desde alteraciones del sueño y dificultades en la socialización, hasta cuadros de ansiedad, estrés y problemas de concentración. En algunos casos, ya se está detectando miopía en niños de tan solo cinco años. Además, se observa una relación directa con el sedentarismo y el aumento del sobrepeso infantil.
Los especialistas advierten que muchas de estas dolencias eran antes poco frecuentes en la infancia y que ahora aparecen con mayor frecuencia y en edades más tempranas.
Conciencia familiar, pero falta de acción
Una de las revelaciones más sorprendentes del estudio es que el 86% de las familias nunca ha llevado a su hijo a un especialista por problemas derivados del uso de pantallas. Sin embargo, sí son conscientes de que existe un problema. «Los padres saben que algo no va bien, pero no siempre saben cómo actuar ni cuándo pedir ayuda», explica Busó.
Por eso, los expertos insisten en la necesidad de ofrecer a las familias herramientas claras: charlas, orientaciones en los centros educativos y materiales divulgativos que ayuden a identificar los síntomas de alarma y a tomar decisiones antes de que sea tarde.
El papel de las escuelas, los medios y los referentes
Desde AIJU se reclama un papel más activo de los centros escolares. No basta con integrar la tecnología en el aula: es necesario educar en su uso responsable. También apelan al compromiso de los influencers, youtubers o personajes populares entre los más pequeños. Si son parte del problema, también pueden ser parte de la solución. El mensaje es claro: deben empezar a generar contenidos que hablen de los riesgos reales del abuso digital y fomenten un uso equilibrado y consciente.
Al mismo tiempo, se propone que las escuelas impartan talleres tanto a niños como a familias, en los que se aborden los efectos del uso de pantallas y se den alternativas prácticas para reducir su consumo.
El derecho a jugar, también en el siglo XXI
El informe no sólo lanza alertas, también recuerda derechos. Uno de ellos, a menudo olvidado, es el derecho al juego, reconocido por Naciones Unidas. En un mundo donde la pantalla parece el centro del ocio infantil, es necesario reivindicar el valor del juego libre, físico, creativo y no digital. El juego no solo entretiene, también es esencial para el desarrollo emocional, motor y cognitivo de los niños. «Tenemos que devolverles el tiempo y el espacio para jugar», concluye Busó.
¿Qué pueden hacer las familias?
El estudio cierra con una batería de recomendaciones dirigidas a padres y madres. Aquí algunas de las más destacadas:
- Establecer horarios claros para el uso de pantallas y cumplirlos.
- Evitar el uso de dispositivos durante las comidas y antes de dormir.
- Fomentar otras formas de ocio como el deporte, la lectura o el juego en grupo.
- Predicar con el ejemplo: los niños imitan el comportamiento de los adultos.
- Consultar con un profesional si se detectan cambios de humor, dificultades para dormir o aislamiento.