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Guía de supervivencia para los «terribles» dos años de los niños

Los llamados "terribles" dos años de los niños es una fase en la que los niños comienzan a descubrir su propia naturaleza como seres humanos.

dos años
Cómo sobrevivir a los dos años de los niños
Blanca Espada

A partir de las dos años, los niños entran en la fase del «no», aquella en la que se oponen a sus padres y tratan de afirmar su individualidad. Esta oposición es un signo de una nueva madurez que permitirá al niño salir de la condición de niño y que da inicio a una de las edades más complicadas en la etapa infantil de los pequeños. Veamos entonces una pequeña guía de supervivencia, para los «terribles» dos años de los niños.

Guía de supervivencia para los «terribles» dos años de los niños

Los 2 años suelen conocerse como los años «terribles» del bebé. Son una especie de campo de pruebas para los padres: los niños pasan por una fase muy compleja, durante la cual luchan por aceptar el no y las reglas y hacen todo lo posible para imponer su voluntad, tratando de afirmarse como individuos.

A pesar de que esta es una etapa que suele ocurrir a los dos años en la mayoría de los niños, lo cierto es que que la duración de este periodo es personal: para algunos termina en la escuela primaria, para otros dura unos meses, pero también hay quienes manifiestan su rebelión a los 18 meses, mientras que otros no la pasan hasta cumplidos los tres años. Pero sin importar a qué edad llegue, lo único que pueden hacer los padres es tener paciencia.

No es algo personal

Lo primero que debemos tener muy claro durante esta edad, al margen de la paciencia, es que los niños son todavía muy pequeños para considerar que se comportan como lo hacen con el fin de «fastidiar» a propósito o por motivos personales contra los padres.

Sencillamente es su forma de tomar el poder y probar su alcance, así que no lo tomes como un no a tu papel de padre o madre, sino que debes entender que más que nunca el niño necesita que el adulto establezca límites y haga cumplir la «ley». De hecho, si nadie se le opone, el niño se sentirá abandonado, presa de un sentimiento de omnipotencia que puede ser estimulante, pero muy angustioso.

No olvides además la importancia también de respetar su derecho como persona, a estar en desacuerdo y tener su propia iniciativa. Y debes recordar que todavía depende mucho de ti y necesita que lo guíen, suave y firmemente.

¿Cómo podemos manejar su no?

En primer lugar tienes que intentar, de vez en cuando, ir a su encuentro: cuanto más digas «sí», menos dirá él «no». Reserva sus rechazos categóricos a las reglas más importantes y trata de darles más libertad sobre las pequeñas cosas.

También es muy importante prepararlo: no se puede pensar que va a estar siempre alerta y dispuesto a seguir tus peticiones, sobre todo si está ocupado jugando. Primero avísale: «5 minutos más, saldremos pronto, termina lo que estás haciendo y vámonos». Por último, agradecer su sí, haciéndole sentir importante: «gracias por escucharme, así me gusta». Valora siempre sus comportamientos positivos.

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