Cómo diferenciar las contracciones. Descubre los tipos que existen

Contracciones
¿Sabes diferenciar las contracciones?

Muchas son las dudas e incertidumbres que asaltan a las mujeres cuando llevan a cabo un embarazo, especialmente cuando se trata del primero. No obstante, una de las cosas que más les preocupa es saber cómo pueden tener la certeza de que las contracciones que sienten son las que indican que el momento del parto es inminente.

Precisamente por eso ahora, a continuación, les vamos a ayudar. Vamos a dar a conocer cuáles son los tipos de contracciones que existen ya que así podrán estar seguras de si deben acudir al hospital para dar a luz o todo es una falsa alarma. Es cierto que hay muchas clasificaciones al respecto, pero esta es la que consideramos más relevante:

Contracciones de Braxton Hicks

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Primeras contracciones que se experimentan: Braxton Hicks

Sin lugar a dudas, esta es una de las clases de contracciones que en más de una ocasión ha propiciado que gestantes acudan al hospital pensando que van a dar a luz. Sin embargo, no es así. Básicamente el objetivo de estas es poder ir preparando el útero para poder hacerle frente al alumbramiento.

Es cierto que se producen durante todo el embarazo. No obstante, es a partir del octavo mes, aproximadamente, cuando empiezan a notarse, aunque hay mujeres que no las llegan a percibir en ningún momento.

Entre sus principales características están que son muy débiles, que molestan muy poco y que duran menos de 20 segundos. Todo eso sin pasar por alto tampoco que no tienen ritmo, que se localizan en la zona baja del abdomen y que suelen desaparecer rápidamente. En concreto, se considera que se van adoptando una postura de reposo.

Contracciones prodómicas

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Comienza la cuenta atrás para la llegada del parto

Dentro del conjunto de tipos de contracciones existentes y que hay que conocer están las llamadas prodómicas o prodomos. Aparecen en la última semana de gestación y tienen como clara función el poder ir borrando el cuello del útero. Aunque son irregulares como las anteriores, son más intensas y vienen a tener una duración de unos 20 o 25 segundos, aproximadamente.

Se localizan en la zona baja del abdomen, pero es cierto que también pueden llegar a extenderse a las ingles y a las lumbares. Como en el caso de las de Braxton Hicks, suelen desaparecer cuando la mujer se tumba.

Contracciones de dilatación

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Llega el momento de acudir al hospital para dar a luz

Estas son las que merecen ser tenidas muy en cuenta porque son las que indican que sí, que el parto ya se va a producir. Comienzan como si fuera un dolor de riñones y, poco a poco, ese se va trasladando hasta el vientre.

Son regulares y tienen a repetirse cada 15 ó 20 minutos. En un primer momento, duran 20 segundos y desaparecen después. Pero conforme vayan repitiéndose el tiempo de las mismas y su intensidad son más notables.

Entre las muchas recomendaciones que se le da a las embarazadas cuando tienen estas contracciones es que ellas o sus parejas controlen el citado tiempo. Así, se establece que en el momento que se produzcan cada 10 minutos o incluso menos hay que marcharse para el hospital.

Contracciones de transición

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Monitorización y control de las contracciones de transición

Hasta 90 segundos pueden durar estas otras contracciones que tienen lugar una vez que se ha conseguido alcanzar una dilatación de entre 2 a 4 centímetros. Se repiten cada minuto o minuto y medio al tiempo que son realmente intensas. No van a parar así que hay que tener mucha paciencia y soportarlas, a lo que contribuye adoptar una postura tumbada y de lado mientras se realiza la correspondiente respiración regular.

Por regla general comienzan en la zona del bajo vientre y luego, a partir de ahí, se extienden a las caderas, a la parte baja del abdomen y al periné.

Durante las mismas, cuando así se estime oportuno por parte del personal sanitario, se procederá a inyectarla a la mujer la anestesia epidural si así lo solicita.

Contracciones de expulsión

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El nacimiento del bebé

Estas últimas son contracciones intensas y duraderas. Van a acabar permitiendo el nacimiento del bebé. Con cada una de las mismas se deberá realizar un pujo, siguiendo las indicaciones que dé la matrona. De esta manera, se logrará la llegada al mundo del pequeño así como también la expulsión de la placenta.

Hay que tener en cuenta que son menos dolorosas que las llamadas de dilatación y transición.

De la misma manera, no hay que pasar por alto que, después de dar a luz y de que el efecto de la anestesia haya desaparecido, la mujer podrá sentir una especie de contracciones. Estas en realidad son retortijones en la zona del bajo vientre que responden al nombre de entuertos. Desaparecerán en unas horas y son debidas a que el útero intenta recuperar su estado original.

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