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¿Cuál es la temperatura ideal en casa cuando hay un bebé o niños pequeños?

Por mucho que pensemos que en invierno la temperatura debe ser alta en casa y más si tenemos un bebé, lo ideal es que no sobrepase los 20 grados.

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Descubre a qué temperatura debe estar la casa cuando tenemos un bebé o niños pequeños

Tener un bebé en casa o a niños que todavía son pequeños, puede hacernos pensar que la temperatura en el hogar debe ser lo suficientemente fresca en verano, pero de forma especial, nos tenemos que asegurar que sea mucho más elevada en invierno, cuando en realidad quizás lo mejor es garantizar una temperatura que sea constante. Veamos a continuación, cuál es la temperatura ideal en casa cuando hay un bebé o niños pequeños.

¿Cuál es la temperatura ideal en casa cuando hay un bebé o niños pequeños?

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 La temperatura ideal para tener en casa cuando hay bebés y niños (y también si no los hay) Ronda los 20 grados, con un rango entre los 18 y 22 °, y no es algo que digamos a la ligera o porqué sí dado que los niños que se mantienen a temperaturas muy altas pueden acabar siendo son más propensos a las infecciones respiratorias.

El primer tracto respiratorio está formado de hecho por células en forma de cilios que, a medida que se mueven, impiden la entrada de gérmenes que puedan afectar el organismo. El frío excesivo pero también los cambios muy bruscos de temperatura hacen que esas células se ralenticen hasta detenerse y no poder hacer bien su trabajo favoreciendo así la entrada de virus y bacterias. Si, por el contrario, te acostumbras a temperaturas más moderadas, cuando sales de casa el paso es menos brusco y las células siguen «trabajando» efectivamente».

La temperatura adecuada en el dormitorio del bebé o de los niños

Se ha demostrado que el calor excesivo promueve el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), que puede afectar a los bebés en los primeros meses de vida. Por esta razón , una temperatura de 18 ° es suficiente en su dormitorio, y en cualquier caso no superior a 20 grados. Incluso una temperatura un poco más fresca también permite que el bebé respire y por tanto descanse mejor.

A veces por desconocimiento o porque nos preocupamos en exceso por el bienestar del bebé o de los niños, nos empeñamos en ponerle un pijama, taparlo y además calentar la habitación antes de que se vaya a dormir, pero lo cierto es que no hace falta crear un ambiente en el que la temperatura sea superior a esos 18-20 grados señalados y tampoco taparlo en exceso. Cuando el bebé apenas tiene meses, bastará un buen pijama entero (para que su cuerpo esté completamente protegido) y una sábana o manta y poco más ya que si se tapa demasiado, se corre el riesgo de sufrir la mencionada SMSL o que el bebé se pase la noche sudando y entonces sí cogerá frío y puede que acabe resfriado.

Piensa que los bebés de pocos meses deben todavía acabar de desarrollar la regulación temporal de su propio cuerpo. De ahí que muchas mañanas te encuentres al bebé completamente sudado tras haber estado toda la noche tapado aunque estemos en pleno invierno, por lo que si la temperatura es la señalada y el bebé no se muestra inquieto y se duerme tranquilo no tenemos que pensar que quizás vaya a pasar frío.

Calor en el hogar y riesgos para los niños que tienen alergia al moho y los ácaros

Una casa muy caliente también es más propensa al crecimiento de moho. Si hace mucho frío en el exterior y hay un calor excesivo en el interior, la humedad del interior se condensa y hace que se forme moho en las paredes más frías, por ejemplo las que dan al norte. Y esto puede causar problemas a los niños alérgicos al moho o predispuestos a las alergias , provocando trastornos respiratorios como rinitis y asma.

Lo mismo ocurre con los niños alérgicos a los ácaros , que encuentran su hábitat ideal donde hay altas temperaturas y un nivel de humedad superior al 50%.

Cambiar el aire varias veces al día y mantener el nivel de humedad adecuado

Otro error que se comete a menudo en invierno es mantener las ventanas cerradas para que no se vaya el calor de la casa. En cambio, es aconsejable ventilar las distintas habitaciones varias veces al día, para hacer circular el aire y reducir el nivel de humedad.

Una vez se haya ventilado bien la casa, podemos proceder entonces sí, a cerrar las ventanas y asegurarnos que están bien selladas para que el frío del exterior no entre y la temperatura de 18-20 grados se mantenga sin problema.

Pero al mismo tiempo, para mantener el nivel adecuado de humedad y no secar excesivamente el aire de la casa, será suficiente ventilar de nuevo cuando notemos que se produce un sobrecalentamiento de las habitaciones, de modo que no tendremos que recurrir al uso de humidificadores.

Piensa que el aire seco en el interior del hogar, puede secar el moco presente en las vías respiratorias del bebé, moco que es necesario para sacar el polvo y los microbios que respira. Es por eso que el aire seco puede promover irritación e infecciones del tracto respiratorio, de ahí que la ventilación sea tan necesaria incluso durante el periodo de invierno.

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