La Asociación Española de Pediatría da recomendaciones sobre la alimentación complementaria
Conócelas y te ayudarán a poner en marcha ese proceso
La alimentación complementaria es uno de los procesos más relevantes dentro de la vida de cualquier bebé en pro de salud y correcto crecimiento. Y es que es la etapa que da comienzo cuando tiene seis meses y que le va a permitir introducir en su dieta, además de la leche materna o de fórmula, nuevos alimentos y descubrir otras texturas y sabores. Precisamente porque es muy importante la Asociación Española de Pediatría (AEP) acaba de dar a conocer algunas recomendaciones relevantes al respecto y basadas en la evidencia científica actual
A través de una guía ha procedido a dar esos consejos en pro de que todos los padres puedan iniciar ese proceso de la manera más adecuada posible. En concreto, estos son algunos de los más significativos:
¿Cuándo comenzar la alimentación complementaria?
Como ya sabemos, la AEP establece que lo recomendable es que los bebés estén tomando durante sus primeros seis meses de vida lo que es leche materna y, a partir de ese momento y de forma paulatina, comenzar a introducirles el resto de alimentos.
No obstante, en este sentido establece una serie de puntualizaciones relevantes:
- En los bebés que no toman el pecho, esta alimentación se puede introducir entre los cuatro y los seis meses. No obstante, es importante que se haga cuando se perciba que el pequeño está preparado.
- En el caso de los bebés prematuros no hay consejos claros al respecto. Así, habrá que ir teniendo en cuenta su desarrollo para determinar cuándo está listo para comenzar con este proceso que nos ocupa. Sin embargo, se viene a indicar en esta guía que “una edad corregida de 6 meses (26 semanas) puede ser una edad apropiada para comenzar a introducir alimentos sólidos para la mayoría de los recién nacidos prematuros, aunque podría valorarse el comienzo desde el cuarto mes según cada caso”.
Asimismo, en este apartado indica que no se deben introducir alimentos alimentos diferentes a la leche materna antes del cuarto mes. Y es que es necesario que el organismo del pequeño tenga la maduración necesaria tanto a nivel renal como gastrointestinal o neurológico, por ejemplo.
De la misma manera, la AEP viene a establecer que se considera que un bebé está preparado para comenzar con la alimentación complementaria cuando presenta los siguientes síntomas:
- Es capaz de mantenerse sentado con apoyo.
- Tiene un gran interés por la comida.
- Es capaz de coger cualquier alimento con la mano y de llevárselo a la boca.
- Ha desaparecido lo que es el reflejo de extrusión, que consiste en expulsar alimentos que no son líquidos con la boca.
Los riesgos de introducir antes o después de tiempo la alimentación complementaria
En esta guía desarrollada por la Asociación Española de Pediatría destaca también el conjunto de peligros que trae consigo el apostar por introducir antes de lo previsto la alimentación complementaria a los niños. Nos estamos refiriendo a riesgos tales como los siguientes:
- A corto plazo, se incrementan las posibilidades de que sufra infecciones del tracto respiratorio superior e incluso hay peligro de que se atragante, por ejemplo.
- A largo plazo, sin embargo, hay más riesgo de obesidad, de diabetes mellitus 1, de eccema atópico e incluso de destete precoz.
Asimismo, también se viene a hace referencia a que apostar por la alimentación complementaria más allá del séptimo mes genera consecuencias adversas como estas:
- El pequeño tendrá carencias nutricionales, sobre todo, en materia de zinc y de hierro.
- Aceptará peor las nuevas texturas y sabores.
- Se incrementa el riesgo de que pueda sufrir intolerancia alimentaria o incluso alergia.
- Asimismo, se aumentan las posibilidades de que se vean alteradas sus habilidades motoras orales.
Otras recomendaciones interesantes
La guía de la AEP merece ser leída al completo, no obstante, además de los aspectos señalados hay otras recomendaciones importantes a destacar:
- Las frutas, las hortalizas, los cereales, la carne de pollo, el aceite de oliva, el pescado y las legumbres son los alimentos con los que se debe comenzar la alimentación complementaria. Luego, a partir del noveno mes, le seguirían el yogur, la leche entera y el queso tierno.
- Durante el primer año de vida del pequeño se recomienda no incluir en su dieta verduras de hoja verde que sean ricas en nitratos. Este sería el caso de las espinacas o de las acelgas.
- Los cereales se pueden introducir en polvo disueltos en leche, añadidos a purés, como arroz hervido, pasta o pan, por ejemplo.
- No debe añadirse sal a la alimentación complementaria de los bebés.
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