Vertido de aguas fecales durante doce horas en el área rural de un municipio de Mallorca
Los hechos se produjeron la noche del 24 de noviembre en Capdellà al colapsar la estación de impulsión de esta localidad
No se activó el protocolo de emergencia, ni personal suficiente para atajarlo, y continuó hasta la mañana del día siguiente
Vertidos incontrolados de aguas fecales contaminan desde hace años el Port de Pollença
La estación de propulsión de la localidad de Capdellà, en el municipio mallorquín de Calvià, estuvo vertiendo durante más de 12 horas aguas fecales y residuales al área rural colindante, tras una avería por colapso en sus motores sin que la empresa municipal Calvià 2000, encargada de su mantenimiento y gestión, pusiera freno a esta situación.
Los hechos sucedieron el pasado 24 de noviembre y, hasta la fecha, se desconoce si la Conselleria de Medio Ambiente del Govern balear, liderada por los independentistas y ecologistas de Més per Mallorca, tiene conocimiento de los hecho, o si éstos han sido puestos en conocimiento por el Consistorio socialista de Calvià. Ambas formaciones están gobernando en coalición, junto a Podemos, en el Ejecutivo balear.
La avería en esta estación situada en el área rural de Capdellà, de millar y medio de habitantes, se produjo al filo de las siete de la tarde.
Fue advertida desde el puesto de control de la empresa municipal Calvià 2000, compañía encargada del servicio de limpieza, aguas y depuración de esta localidad mallorquina, con una plantilla de más de 350 trabajadores, sin contar discontinuos, ni eventuales, para los meses de temporada alta.
Tras ser visualizado el problema, desde el centro de control que monitoriza el estado de las cuatro estaciones impulsoras de Calvià a la depuradora central de Santa Ponsa, se activó la alarma de vertidos.
En ese momento de la tarde en que se produjo el colapso de la estación, estaban en servicio un oficial y un peón electromecánico, que fueron los destinados a intentar poner freno a lo que sucedía.
Por motivos que se desconocen, no se procedió a activar el protocolo habitual en estos casos, llamando a todo el personal de guardia disponible y desplazando camiones mixtos encargados de absorber las aguas fecales y transportarlas a la estación depuradora de Santa Ponsa.
Unos vehículos que se conectan con las tuberías para que cuando los operarios proceden a desmontar las bombas que impulsan las aguas sucias, no se produzcan vertidos y las fecales se acumulen en las cubas.
Por causas desconocidas no fueron trasladados a la estación y los dos operarios a los que se les notificó la incidencia instalaron dos bombas de achique, que no hicieron más que aumentar el volumen del vertido, sobre el área rural del entorno. Al finalizar su turno de trabajo, al filo de las nueve de la noche y no recibir más instrucciones al respecto, dieron por finalizada su jornada.
Aunque se hubiesen quedado, todo apunta a que no habría sido suficiente para subsanar la avería, al no haber sido desplazada a la estación, como mínimo, algunas de las mencionadas unidades de vehículos mixtos de que dispone la compañía municipal, además de más operarios para hacer frente a la avería del motor de impulsión. A partir de ahí, el vertido de fecales al campo colindante continuó toda la noche, hasta la entrada del nuevo turno de trabajo, en torno a las ocho de la mañana del día 25, jornada en la que se procedió a subsanar la avería.