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El único mercado de abastos de Palma de gestión municipal al borde del cierre en plena campaña navideña

Ningún concesionario se presenta al concurso para hacerse cargo de la gestión del Mercado de Levante

Sólo quedan dos puestos abiertos al público y el resto echó la persiana por la precariedad de la instalación

Palma mercado
Interior del Mercado Municipal de Levante en Palma.
Indalecio Ribelles
  • Indalecio Ribelles
  • Redactor de OKBaleares, información local de Palma, social y política. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

Mientras los comercios, en general, encaran el mejor mes de ventas del año con esperanza, el único mercado de abastos de Palma de gestión municipal languidece al borde del cierre en plena campaña navideña, tras conocerse esta semana que ningún licitador ni empresa que valga, se ha interesado por hacerse con el Mercado de Levante.

Ya sólo quedan dos puestos abiertos al público, en la única de las cuatro plazas de abasto tradicionales que existen en la capital balear que es gestionada a la antigua: bajo supervisión y control directo del Ayuntamiento, al que cada comerciante desembolsa un alquiler de entre 300 y 400 euros mensuales.

Los otros tres restantes, desde el más afamado del Olivar, al más antiguo de Santa Catalina o el más popular caso del de Pere Garau, son de titularidad municipal pero gestionados y administrados por una concesión.

Pero mientras el debate entre los comerciantes de esas tres plazas municipales está centrado en cómo mantener el equilibrio entre el mercado tradicional y la cada vez más pujante oferta gastronómica, en el Mercado de Levante la incógnita es hasta cuándo durará la lenta agonía del muerto.

Si hace dos legislaturas desapareció también por falta de interés empresarial, el Mercado municipal de Camp Redó porque nadie se interesó en llevar su concesión, el de Levante puede correr la misma suerte por idéntico motivo: no hay inversor que quiera comprometerse en darle una segunda oportunidad a unos negocios de los que ya no queda ni rastro.

Es el caso de pescaderías como la de Lázaro, papelerías, la lencería de Ca Sa Madona, el centro de reconocimiento médico, o los puestos de golosinas. Todo está cerrado.

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Fachada del Mercado Municipal de Levante en Palma.

Sólo sobreviven dos paradas: una de fruta y verduras y una charcutería, con el agravante para este par de negocios que continúa abriendo la persiana, de que llevan desde diciembre de 2021 sobreviviendo a base de prórrogas municipales con un contrato ya caducado.

Es esa incertidumbre de futuro la que ha enterrado cualquier esperanza para los interesados en volver a ponerse al frente de estos negocios.

El concurso convocado a finales del pasado mes de agosto por el Ayuntamiento de Palma era una de las últimas bazas que le quedaban a este mercado de abastos para recuperar el tiempo perdido y salir de un declive que en estos momentos parece ya definitivo.

La nueva concesión iba a poder gestionarlo por un plazo considerable de entre 20 y 45 años pero el Ayuntamiento exigía al interesado que, antes que nada, invirtiera 1,5 millones de euros para remodelar estas instalaciones.

Con el 90% de su superficie interior ocupada por una conocida cadena de supermercados que al menos, es polo de atracción para la escasa afluencia que tiene este espacio comercial, la empresa que se hiciera cargo de su gestión ya sabía que, de principio, tenía que realizar ese desembolso para subsanar las deficiencias y carencias que presenta esta instalación: cubierta, fachada, aparcamiento y baños.

Además de tener la obligación de mantener la actividad de mercado minorista como único objeto de negocio, del total de superficie de todos los sitios de venta, como mínimo un 40% tenían que ser puestos de productos frescos de alimentación. Ya sea carne, frutas, verduras y hortalizas o productos del mar, a fin de mantener su carácter tradicional.

Unas condiciones poco atractivas parece, a tenor de los resultados, para que un inversor decida apostar por revivir este mercado municipal situado en un emplazamiento, en teoría, privilegiado a medio y largo plazo. Claro está, en caso de que se materialice la recuperación del cercano pero hoy depauperado edificio de Gesa como polo de atracción de residentes y turistas, albergando ya sea un centro de innovación, museo, auditórium o la suerte que depare el concurso de ideas previsto por el Ayuntamiento para diseñar el futuro de este inmueble.

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