El titán Raíllo: 90 minutos seis días después de ser operado
El central, que jugó con máscara, completó un gran partido

Antonio Raíllo es un titán. Apenas seis días después de pasar por el quirófano por una fractura triple, el capitán cordobés de 36 años se plantó en el césped como si nada, liderando la zaga bermellona en el cierre de año ante el Elche. «Metería la cabeza en una lavadora», había bromeado Arrasate en la rueda de prensa y hoy Raíllo lo demostró. Su imagen con la máscara protectora pasará a la historia del mallorquinismo.
Desde el pitido inicial, el central fue un muro. Ganó duelos aéreos con cuidado pero sin miedo, mandó en la línea defensiva junto a Valjent y cortó avances ilicitanos con esa anticipación que le caracteriza. El Mallorca se adelantó pronto con gol de Morlanes, pero un autogol de Maffeo igualó el choque y puso nerviosa a la grada. Ahí emergió la figura de Raíllo: calmando al equipo, organizando la presión y, sobre todo, transmitiendo esa garra que contagia.
En la segunda parte, con el partido atascado, el capitán participó en jugadas clave. Asistió con un cabezazo a Muriqi en una ocasión clara y mantuvo la portería de Leo Román casi intacta, pese a la posesión del Elche. El premio llegó tarde: error de Iñaki Peña, vaselina de Mascarell para el 2-1 y, en el descuento, centro del propio Mascarell que Muriqi remató a placer para el 3-1 definitivo.
Son Moix ovacionó de pie a Raíllo al final del partido por su pundonor y compromiso. Se lo tenía más que merecido. Con este resultado los bermellones suman tres puntos vitales, salen del descenso y cierran el año en casa con 17 puntos. El capitán, máscara en rostro y sonrisa andaluza, simbolizó la resiliencia mallorquinista: el hueso duele, pero el escudo más. Un partido épico para un líder eterno.
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