Portería a cero, primer mandamiento de Arrasate a sus jugadores
El Mallorca no ha podido acabar imbatido ni uno solo de los seis partidos disputados
Los fallos defensivos han sido claves en las derrotas del equipo
El técnico medita seriamente volver al sistema de cuatro defensores ante el Alavés


Arrasate lo tiene claro: mantener a cero la portería es el primer mandamiento que ha inculcado a sus jugadores de cara al trascendental choque de mañana en Son Moix ante el Alavés. El Mallorca no ha podido terminar imbatido ni uno solo de los seis partidos que ha disputado en lo que llevamos de temporada, y eso le ha penalizado muchísimo. El entrenador, por cierto, se está planteando seriamente volver a la defensa de cuatro este sábado, aprovechando la lesión del albanés Kumbulla, que sigue sin estar recuperado.
Tres goles ante el Barcelona, uno ante el Celta, dos ante el Real Madrid, tres ante el Espanyol, uno ante el Atlético y uno ante la Real Sociedad. Leo Román ya ha recogido once balones del interior de su portería en sólo seis jornadas. El promedio es de casi dos por partido, y eso sin contar las prodigiosas intervenciones del meta ibicenco, incluido el penalti que le paró al argentino Julián Álvarez.
Jagoba Arrasate es consciente del problema y sabe que detener la sangría de goles en contra es esencial para recuperar la estabilidad. En consecuencia esa es su estabilidad, aunque sólo con eso no resultará suficiente ya que ante el Alavés no vale el empate, ya que es esencial ganar. El objetivo es consecuencia es ser muy firme atrás y aprovechar en ataque las ocasiones que se creen, especialmente de la mano de Vedat Muriqi, el único delantero que ha visto puerta en lo que llevamos de temporada.
El Alavés llegará al partido de Son Moix en una situación mucho más cómoda, con ocho puntos sumados y una décima posición que le aleja a seis puntos de distancia del Mallorca. Los vitorianos presentan un balance totalmente equilibrado, con dos victorias, dos empates y dos derrotas, seis goles a favor y seis en contra y pueden permitirse más alegrías que su rival, que estará absolutamente necesitado.