Fiestas populares

Dijous Llarder y la tradición de un carnaval que este año tampoco se celebra en Palma

Historia de una fiesta con mucho colorido, ritmos, sátira, burla y actitudes licenciosas y contra el poder

El carnaval tiene su origen en las saturnales romanas y antecede al tiempo de cuaresma instaurado por el Papa Gregorio

Durante el periodo franquista la celebración pública del carnaval estuvo prohibida

Manualidades de carnaval para niños con confeti y serpentinas

Mallorca recupera la fiesta de Carnaval con más de 500 personas en la Rua de Marratxí

rua
Sa Rua de Palma en una imagen de hace cuatro años.

Como ya sucedió en enero con las suspendidas fiestas patronales de Sant Sebastià y los 17 conciertos programados, el Ayuntamiento de Palma ha cancelado también este año Sa Rua. La decisión contrasta con la del vecino municipio de Marratxí, que el pasado sábado celebró el tradicional desfile de carnaval con más de 500 personas.

En Palma, el gobierno municipal ha optado por suspender Sa Rua aunque mantiene Sa Rueta, la edición infantil, prevista para este domingo. Hoy es el llamado Dijous Llarder, el día que marca tradicionalmente el inicio de las fiestas de carnaval. Esta es la historia de esta celebración en la capital balear.

La fiesta del carnaval se enmarca en la tradición de las fiestas de invierno. Viene precedida de celebraciones importantes en la estación. Navidad, Año Nuevo, Reyes, Sant Antoni y Sant Sebastià. El carnaval tiene su origen en las saturnales romanas y antecede al tiempo de cuaresma, instaurado por el papa Gregorio El Grande. Durante cuarenta días se practicaba la oración, penitencia y abstinencia de comer carne. De esto último deriva
carnes tollere -carnes prohibidas- es decir, carnaval en castellano y carnestoltes en catalán.

Como reacción al tiempo de penitencia, se celebraban fiestas en las que
la gente se desquitaba, por anticipado, de las privaciones cuaresmales. Bailes, disfraces, sátira, actitudes licenciosas y contra el poder, eran las características de la fiesta. Durante el periodo franquista la celebración pública del carnaval estuvo prohibida, recuperando la tradición a finales de los años setenta a iniciativa del movimiento vecinal y ciudadano.

Destaca la filóloga Caterina Valriu, autora de El carnaval a Palma, que esta fiesta se caracteriza por la inversión de roles, por la inversión de aquello que es usual y cotidiano, mediante la sátira y la crítica. Estas características se manifestarían mediante la modificación de la apariencia física a través del disfraz. Continua Caterina Valrriu: “Disfrazarse, enmascararse es uno de los caminos más viejos que tiene el hombre para escapar de él mismo, por ser considerado otro, actuar como otra persona, al menos por unas horas. Además, facilita la impunidad, el anonimato y por tanto el juego burlesco”.

La fiesta de carnaval tiene tres características esenciales. El disfraz, el baile y la Rua, es decir el desfile, son las manifestaciones principales. El disfraz más primario era envolverse en una sábana o una manta, con el rostro
cubierto con una máscara. Con estos disfraces se practicaba la inversión de género, es decir, el hombre se vestía de mujer y la mujer de hombre. Otra inversión era el adulto vestido de niño y el niño de adulto. Estas características son las del carnaval a principio del siglo XX. Tampoco difería tanto del de hoy en día. En la actualidad, hay más cantidad de disfraces y mejor confeccionados.

La Rua

Las diversiones del carnaval culminan con la Rua. Es el desfile que contaba
con vehículos engalanados, acompañados por las comparsas. Según Caterina Valriu, el itinerario de los desfiles a principios y mediados del siglo pasado no difería mucho del de hoy en día. Pasaba por la Rambla, plaza de Santa Caterina Thomas y el Born, siguiendo hacía el muelle. En las comparsas había músicos disfrazados.

La Rua moderna, de los últimos años, varía un poco. Se han ido introduciendo otros ritmos y disfraces acordes con la tradición del carnaval sudamericano o caribeño que la inmigración de estos países ha traído de sus tierras. El carnaval palmesano se ha enriquecido con vestidos muy coloristas, con ritmos de tambor y maracas. Estas carrozas modernas incluyen a la Reina del Carnaval que es una chica elegida de entre las de las comparsas y que baila sones caribeños o sudamericanos, echa serpentinas y anima la fiesta.

Carnaval
Sa Rua de Palma a finales del siglo XIX.

La Rua actual ha dejado un poco de lado la sátira política y ha potenciado las comparsas de baile. El Ayuntamiento de Palma elegía la mejor comparsa. Antes de la celebración de la Rua, tenía lugar Sa Rueta, que este año se conserva. Es una fiesta organizada para los niños que empezaba por una vuelta al Borne.

Los bailes de carnaval

El historiador Gaspar Valero destaca que “a principios del siglo XIX y durante el siglo XX se organizan en numerosos locales bailes de carnaval. El tejido social en Palma incluía casinos, locales de las diferentes asociaciones como La Protectora, Círculo Mallorquín, La Asistencia Palmesana, La Mascarita, El Veloz Club, Mar y Tierra, Cine Moderno y el Gran Hotel. En estos años -según Valero- había hasta cuarenta y tres asociaciones que organizaban bailes de carnaval. En la actualidad, con referencia a los actos organizados por el Ayuntamiento de Palma, el baile fue sustituido por un concierto, después del desfile. No obstante, no ha desaparecido el baile de máscaras que ha sido organizado por entidades privadas y particulares, como el Hotel Son Vida o el Círculo Mallorquín.

A principios de siglo XX las sociedades que organizaban bailes lo anunciaban en la prensa de la época. Detallaban el repertorio musical y lo que podía consumirse en el servicio de bar.

Las prohibiciones

En algunas épocas ha habido prohibiciones o censuras en carnaval. El rey Felipe V y Franco lo prohibieron. Durante la dictadura franquista, (1939-1975) no sólo estaba prohibido el carnaval, sino que no se podían utilizar máscaras y prendas que ocultasen parte del rostro. En el tiempo de la dictadura de Primo de Rivera el gobernador civil podía establecer alguna censura, como en la época franquista, y no estaba permitido ir con máscaras por la calle, sólo se podían usar en las fiestas privadas. Durante el franquismo no se acabaron las fiestas de carnaval. Se trasladaron a un ámbito privado o semipúblico -en locales de ocio- aunque sin utilizar máscaras.

En los primeros tiempos de la recién llegada democracia, algunos barrios empezaron a organizar -en 1977 y 1978- fiestas de carnaval en la calle. Los vecinos de Sa Calatrava y el centro de Palma organizaban festejos. Catalina Valriu afirma que “la fiesta de carnaval se reintroduce durante el primer mandato del primer alcalde democrático, el socialista Ramon Aguiló. En 1980, el Grup d’animació de Sa Calatrava organiza la primera Rua de los nuevos carnavales.

Valriu quiere destacar el papel de Bel Cerdá como líder vecinal del centro de Palma en la recuperación de las tradiciones festivas y del carnaval. “Bel fue el alma de todas estas fiestas y del movimiento vecinal en el centro de la ciudad”, destaca Valriu.

“El nuevo Ayuntamiento democrático surgido de las elecciones de 1979 recuperó la tradición del carnaval y otras fiestas populares”, señala. Esta fiesta se fue consolidando año tras año y evolucionando según cambiaba la sociología de la ciudad. Aunque tuvo algunos tiempos de una cierta atonía. Ahora, con la participación de comparsas ecuatorianas, colombianas,  cubanas y caribeñas, la Rua ha ganado ritmo y colorido.

Lo último en OkBaleares

Últimas noticias