Cocodrilos en los bolsillos

Cocodrilos en los bolsillos

Cuando el CEO del Mallorca, Alfonso Díaz, declaró a micrófono abierto y pluma sumisa que la prueba de la implicación de la propiedad, Andy Kholberg y sus socios, en el proyecto nunca explícito del club era la próxima ampliación de capital en torno a los 10 millones de euros, advertí a los lectores de este blog y aquellos que lo siguen en las distintas redes sociales y diarios digitales, que dicha inversión se correspondía con las pérdidas sufridas en el ejercicio anterior. Ya saben aquello de que antes se coge a un………….

La realidad aun es más dura porque coincidirán conmigo en que si una empresa que invierte tan poco en su producto, el fútbol en este caso, encima pierde dinero, tiene que despedir ipso facto al iluminado o iluminados que la dirigen, empezando por su propio presidente, a salvo en su cargo porque sus socios todavía saben menos del negocio que los que mandan.

La incoherencia supina de la que hacen gala se sustenta en ese discurso memorizado de que el patrimonio de la SAD es la primera división. En eso tienen razón. Por eso sorprende no solamente que lo pongan permanentemente en peligro, sino que el consejero delegado se dedique a invertir en actividades espúreas cuya incidencia en los ingresos es mínima, si es que la hay, mientras el equipo y el cuadro técnico hacen de tripas corazón por encima de sus limitaciones para salvar los muebles.

De no tratarse de la sociedad inscrita hace más de cien años, a la que un montón de empresarios y aficionados mallorquines dedicaron tiempo, esfuerzos y dinero a lo largo de más de un siglo, junto a las raíces sentimentales y emocionales que perduran, no importaría. Cada cual tiene derecho a perder su pecunio como le dé la real gana. Otra cosa es que, de otro lado, el caos proceda de un fondo de inversión que, como su propio nombre indica, tiene como único y primordial objetivo, obtener beneficios. Serán unos linces de las finanzas, pero no de éstas.

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