El berenjenal de Primera División

El berenjenal de Primera División

Recién estrenado el segundo tercio de la liga, las escasísimas diferencias entre la décimo octava posición y la novena en poder del Girona y el Sevilla respectivamente, son más propias de segunda división, siempre muy igualada, que de Primera. Podríamos deducir que la calidad del fútbol que practica la «élite» ha bajado al nivel del que refleja la categoría inmediatamente inferior.

A diferencia de otras temporadas no hay un corte claro, salvo a partir de los primeros clasificados. Detectamos señales de descuelgue en el Real Oviedo, tan precipitado en el cese del técnico que la ascendió, Velko Paunovic, como equivocado en la elección de su sustituto, Luis Carrión que acaba de hacer también la maleta. El Levante presenta síntomas parecidos tras despedir a Calero sin relevo a punto, pero únicamente tres puntos separan al antepenúltimo del duodécimo, el Rayo. La Real Sociedad, entre Pinto y Valdemoro, baraja la caída del cuatro entrenador en lo que llevamos de campeonato.

El desencanto del evidente bajón del espectáculo contrasta con la emoción que genera el barullo de la tabla. Una jornada, un resultado, te lleva de la gloria al infierno en una sola semana, terrible contradicción en un torneo que, en hipótesis, premia la regularidad. Parece algo divertido a estas alturas, cuando la lejanía del final admite dosis de optimismo incluso en los heridos graves. Sin embargo llegar al sprint final, las diez últimas jornadas, en las actuales condiciones predispone al colapso de aquellos menos acostumbrados a chapotear en el barro. Hasta el Atlético de Madrid, con una plantilla diseñada para competir en Europa, descendió.

Ahora mismo nadie se puede considerar a salvo de cualquier contingencia, lo que genera la necesidad de apuntalar los argumentos suficientes para salir del presente berenjenal. Habrá quien mire hacia arriba y aquellos que vuelvan su vista atrás en busca de calibrar la distancia al borde del abismo. Ya no valen las sensaciones ni las emociones, solo los resultados que, por cierto, determina que el equipo revelación es el Espanyol y con Puado en la enfermería. Como Lola Flores ni canta, ni baila, pero no pierde.

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