Los funcionarios de prisiones que tratan al etarra Iñaki Bilbao: «No se arrepiente de nada, siempre nos desafía»
Iñaki Bilbao, ‘Txikito’, es uno de esos etarras que, tras casi veinte años en prisión, no se arrepiente de absolutamente nada. Repudió abiertamente el final de la lucha armada por parte de ETA, y continúa desafiando a todo aquel que se cruza en su camino. Apenas se salvan dos o tres reos que juegan con él al frontón. Ahora en huelga de hambre, la prisión gaditana Puerto III en la que se encuentra ha solicitado la alimentación forzosa.
«Bilbao siempre desafía con la mirada. Hace años que está aquí y siempre lo hace. Hace una resistencia pasiva constante a las órdenes que le damos», explican las mismas fuentes, que admiten que los habituales ‘pase por aquí’, ‘siéntese aquí’ o ‘vaya por ahí’, son sistemáticamente incumplidos por el etarra, orgulloso de serlo.
Por suerte, gracias a la creación de una unidad de Control y Seguimiento de los presos, que se encarga de los internos más peligrosos -entre ellos los etarras-, se encargan de vigilar posibles alegorías y pancartas en favor de sus organizaciones criminales. Bilbao, en este sentido, no suele pronunciarse. Cabe recordar, esos sí, que a Iñaki Bilbao le dieron la espalda muchos miembros de la banda, precisamente por oponerse a su dirección en la decisión de abandonar la lucha armada.
«La asociación Etxerat, de apoyo a los presos vascos, sí que viene a Puerto III a veces con proclamas etarras, pero hace tiempo que no les vemos», explican las mismas fuentes.
Huelga de hambre.
A primeros de septiembre, la Audiencia Nacional mandó hacer unas pruebas de ADN a Iñaki Bilbao a las que éste se negó. Dada su negativa, se procedió a tomar las muestras desde su cepillo de dientes, hecho que enfadó al etarra, que inició entonces una huelga de hambre que, según ha podido saber OKDIARIO, mantiene.
Tanto es así, que el pasado miércoles, 23 de septiembre, Bilbao fue trasladado al módulo de enfermería «por la bajada de peso» y «se ha solicitado al juzgado la posibilidad de alimentación forzosa». En caso de que el juzgado diera el visto bueno, Bilbao será trasladado, como en su día pasó con Iñaki de Juana Chaos, al Hospital Clínico de Puerto Real.
Vida tranquila
Quienes pueden verle prácticamente todo el día aseguran que «no se relaciona con los demás presos, mantiene la línea dura». Solitario, apenas se comunica con gente del exterior. De hecho, desde que comenzó su huelga, ha cortado cualquier tipo de vía de comunicación.
En ocasiones, sale al patio con gente de su galería, con quien juega al frontón en una pared de hormigón que se encuentra al fondo del patio. Pero poco más.