ELECCIONES NACIONALES 23 DE JULIO

Elías Bendodo, ‘el Negociador’

Elías Bendodo
Elías Bendodo, coordinador general del PP

Cuando Aristóteles acuñó el término “animal político” para definir al hombre capaz de relacionarse socialmente, lo hizo sin conocer a Elías Bendodo, el malagueño que, siglos después, ha hecho del clásico axioma “la política es el arte de lo posible” una norma de vida. Describir cómo piensa y trabaja el fontanero andaluz de Génova se complica cuando intentas aunar su carácter, aparentemente introvertido y serio con su capacidad innata para la negociación.

Los que mejor le conocen, en su Málaga natal y en los férreos escaños de gobierno en el Parlamento andaluz, destacan de él su dominio de la persuasión y la convicción y solvencia con la que maneja las bambalinas políticas. Descrito por sus amigos como una persona lista e inteligente, su trayectoria personal se ha caracterizado por rodearse de los mejores, algo que en el ámbito que nos atañe no siempre es lo más perseguido.

A lo largo de su carrera política, este abogado malagueño, ha demostrado que la característica esencial de un buen gestor es la de tener la capacidad de generar encuentros, de aunar fuerzas, de sentarse con amigos y enemigos, en definitiva, de forjar consensos. Ya que como él mismo ha dicho en determinadas ocasiones, «la buena gestión en la política está por encima de despertar simpatías».

Como político comenzó su andadura siendo veinteañero, recién salido de la Universidad de Málaga, donde se licenció en Derecho, y empezó a trabajar como director del Distrito de la barriada Palma-Palmilla. Una combinación trágica del destino, le llevó al Ayuntamiento de la capital como concejal, sustituyendo en la lista al asesinado por la banda terrorista ETA José María Martín Carpena. Era el año 2000.

Tras ese momento, vinieron años de grandes logros personales para Bendodo, como las presidencias de la Diputación de Málaga, desde 2011 hasta 2019, y del PP malagueño desde 2008, cargo que todavía ostenta. También la portavocía del Gobierno de la Junta de Andalucía en la anterior legislatura y la Consejería de Presidencia, Administraciones Públicas e interior de la Junta de Andalucía y convertirse en Senador andaluz.

A punto de celebrarse las elecciones que pueden dar un vuelco a la gobernabilidad de España, este sureño de origen sefardí, se encuentra «sentado a la derecha del padre», como dirían las sagradas escrituras, y su talante y talento lo han convertido en un mediático número 3 del partido a nivel nacional, como coordinador general del PP, miembro de la Junta Directiva nacional y portavoz del PP andaluz, así como número 1 en la lista del Congreso de Málaga para el 23 de julio.

A sus 47 años (18 de agosto de 1974), «el negociador» malagueño ha conseguido demostrar la importancia de maridar, no sin sacrificios y alguna deuda, el ámbito privado con el público para alcanzar objetivos que favorezcan a los ciudadanos. De lo que más orgulloso se suele mostrar es de las mejoras conseguidas para su provincia natal, como el saneamiento económico y la rehabilitación del Caminito del Rey (Málaga) y la Senda Litoral, entre otros programas de calado para su ciudad y el resto de la región.

Su intensa dedicación a la política no le ha impedido seguir formándose. Actualmente está cursando el Doctorado en Turismo y cuenta con másteres de Dirección y Administración de Empresas, Alta Dirección de Empresas Líderes y Alta Dirección de Empresas Sociales, en prestigiosos centros universitarios como Harvard, ESESA, o Instituto Internacional San Telmo, entre otros.

En su etapa en el Parlamento de Andalucía no todo eran parabienes. Si bien destacaba por su papel esencial en el consenso con los dos partidos gobernantes y la oposición, otros definían su perspicacia para el acuerdo como una suerte de manipulación, en esa delgada línea que divide la capacidad de acuerdo y la aptitud para anular al contrario. Estos gajes del oficio, como algunos llaman a las antipatías entre miembros de distintos partidos políticos, nunca han sido un problema para Bendodo, que ha aprendido a crecerse en las batallas y ha demostrado a lo largo de su carrera que lo único que realmente importa en la profesión política «no es estar, sino hacer. Cuando se está por estar, hay que irse», a lo que en diferentes entrevistas ha añadido «cuando se toman decisiones no siempre está todo el mundo de acuerdo, aunque se hagan desde la vocación de servicio a los ciudadanos». Una vocación por la que lleva dedicado en cuerpo y alma a la política y la gestión pública más de veinte años.

No es fácil separar al político de raza del hombre familiar. Elías, como le llaman en su círculo de confianza, es considerado una pieza clave para el cambio de gobierno en España, y en ese ahínco en colocar al actual presidente, Pedro Sánchez, contra las cuerdas, dedica sus últimas semanas; pero también saca tiempo para ser padre (de dos hijos), a los que ve menos de lo que desea, pero que nombra en muchas ocasiones en sus redes sociales, y que considera su verdadero motor de impulso. Amante del deporte, de las motos Harley Davidson y de la buena comida, es un apasionado del running y del uso de deportivas, que incluso calza en su día a día laboral rejuveneciendo el outfit de un político en todas sus facetas, serio en las distancias largas, pero de amplia y cercana sonrisa.

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