Los papeles secretos de la ANC: «Desacreditar» a Ciudadanos y a España en el extranjero

Cataluña-independencia
Manifestación independentista en Cataluña (Foto: Efe).

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha diseñado al milímetro todas las iniciativas del movimiento independentista que lidera Artur Mas, según un documento interno de dicha organización separatista que obra en poder de Okdiario. En un remedo de los planes secretos que gestaban HB y ETA para defender el supuesto martirologio de Euskadi, esta entidad proyecta una campaña para «denunciar al Estado Español en el extranjero» como supuesto opresor. En el ámbito regional plantea una campaña para “desacreditar a Ciudadanos”.

La ANC, que ha guiado y apoyado las movilizaciones independentistas de Cataluña, elaboró en paralelo a las elecciones autonómicas del 27S una hoja de ruta secreta que muestra la trastienda de la ofensiva separatista catalana. El plan incluye la guerra sucia interior y exterior.

El documento contabiliza dos tipos de votos para sustentar su proyecto separatista: los votos internos, que son los que dan las urnas en Cataluña, y los externos, y esto pasa por “denunciar” (léase denigrar) a España en los foros internacionales.

La ANC es consciente de que los votos internos no bastan para imponer sus tesis. De hecho, los partidos que defienden la independencia de Cataluña (Junts pel Sí y la CUP) lograron sólo el 48% de los votos en los comicios de septiembre, mientras que el resto de fuerzas políticas contrarias a la secesión sumaron el 52% de los sufragios. Una diferencia de 150.000 votos que acreditó el fracaso del desafío independentista de Artur Mas.

La estrategia paralela y secreta de la ANC se basa, por ello, en otro tipo de actuaciones ajenas a las urnas: llegar a la movilización mediante campañas y “vigilancia”. El esquema también incluye la “pedagogía y acciones contra el miedo”. Quieren cercenar los temores que puedan tener los catalanes en caso de independencia: salida de la Unión Europea, quiebra de la balanza comercial o derrumbe de pensiones y prestaciones sociales por falta de caja.

Para que el desafío independentista gane adeptos en Cataluña, la ANC tiene claro cuál es el objetivo prioritario: desacreditar a Ciudadanos. Para la entidad que ha canalizado la ofensiva separatista, el partido presidido por Albert Rivera es el rival a batir. La batalla que persigue dar en este caso no pasa por la pedagogía, sino por la guerra sucia informativa. El discurso coherente de Rivera provoca temor en los sectores independentistas.

La implantación de la República catalana, recientemente anunciada en el Parlament, tampoco ha sido un acto improvisado: formaba parte de la estrategia preconcebida desde las calderas de la ANC. “Participación en la construcción de la República catalana”; “explicar República”… Todo estaba en el guión desde antes de convocarse el 27S.

Y la ANC se adjudica en esta estrategia el papel de suprema supervisora de todo el proceso independentista, al tiempo que practica su voluntad de aumentar el respaldo a su marca y de incrementar sus voluntarios.

La planeada denuncia en dicho plan secreto del «Estado español», como denominan los independentista a España, también se va cumpliendo. Hace unos días Mas lanzó el siguiente mensaje en Le Monde: «No deseamos iniciar este proceso solos, preferimos hacerlo de la mano de nuestros vecinos y aliados para asegurar una transición progresiva y sin enfrentamientos».

El presidente de la Generalitat en funciones se mostró convencido de que dialogando de manera productiva con las instituciones implicadas en España, Europa y otros lugares podrán obtener «un resultado negociado positivo que favorecerá a todas las partes».

Además, comentó que la futura república catalana será parecida a Austria y Dinamarca en tamaño, población y PIB, y que constituirá «un socio fiable y responsable para construir una Europa más sólida, más unida y más segura», además de recordar que el catalanismo ha estado siempre profundamente unido al proyecto europeo y que son fervientes defensores del mercado libre.

Mas intenta así presionar al Gobierno español con la búsqueda de apoyos internacionales, algo en lo que ha fracasado por completo. NI la UE ni la ONU apoyan sus tesis independentistas.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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