Está maldito y tiene 0 habitantes: el pueblo español perfecto para los fanáticos del terror
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En España, más allá de los paisajes tenebrosos de Belchite o el aura oscura de Zugarramurdi, existen diversos lugares considerados malditos y abandonados, marcados por sucesos trágicos que han dado lugar a fenómenos paranormales. Entre ellos se encuentran la Isla de Pedrosa en Cantabria, que albergó un lazareto en el siglo XIX. Conocida como la Isla Embrujada, en la actualidad atrae visitantes que quieren disfrutar de una experencia paranormal debido a las leyendas sobre las «niñas pájaro» y un teatro fantasmal. Por otro lado, el Colegio de Escolapios de Alella en Barcelona, una antigua escuela religiosa, también es conocido por sus fenómenos paranormales como puertas que se abren solas y golpes inexplicables.
Otro lugar inquietante es el Sanatorio del Santo Ángel en Madrid, un psiquiátrico abandonado donde se dice que se escuchan gritos de antiguos pacientes. Fundado en el año 1941, cerró en 1995 y, posteriormente, se convirtió en un lugar para rituales satánicos, lo que aumentó su leyenda. En Tarragona, el Preventorio de La Sabinosa, un antiguo hospital de la Guerra Civil, continúa siendo un lugar de terror por los gritos de niños que se dicen escuchar en su estado ruinoso. Mientras tanto, la Casa de las 7 Chimeneas en Madrid es famosa por la leyenda de una joven que se cree que vaga por la casa vestida de blanco desde el siglo XVI.
Ochate, el pueblo maldito
La leyenda de Ochate es un relato enigmático y perturbador que envuelve a éste abandonado pueblo burgalés. Conocido como el «pueblo maldito», su fama se debe a su historia y a los fenómenos paranormales que se le atribuyen. Este rincón del Condado de Treviño es famoso por sus leyendas.
Ochate, que en el siglo XII era conocido como Diablos de Ochate, fue en su época un próspero asentamiento. Ubicado estratégicamente en la antigua Ruta del Vino y del Pescado, el pueblo era un importante punto de tránsito para los arrieros vascos que transportaban pescado y otros productos.
La prosperidad del lugar se evidenció con la construcción de su iglesia de San Miguel en el siglo XVI. Sin embargo, la apertura del Camino Real Nuevo a principios del siglo XIX marcó el inicio de su declive. La desaparición de los comerciantes y la Guerra Civil de 1936 llevaron al abandono total del pueblo, cerrando un capítulo que hasta hoy es objeto de especulación.
Con el tiempo, Ochate se convirtió en un foco de fenómenos paranormales y leyendas oscuras. Un artículo publicado en la revista Mundo Desconocido reveló que tres epidemias devastadoras (viruela, tifus y cólera) acabaron con la población en el siglo XIX, sin afectar a los pueblos cercanos, lo que alimentó el mito del pueblo maldito. Además, un supuesto avistamiento de OVNI en la ermita de Burgondo atrajo la atención de ufólogos y la NASA, intensificando el misterio.
Actualmente, las ruinas de Ochate, con su torre de la iglesia de San Miguel y los restos de la ermita de Burgondo, ofrecen un paisaje inquietante y atractivo para los entusiastas del misterio. Las estructuras deterioradas y el aire gélido que rodea el lugar proporcionan un telón de fondo perfecto para fotografías aterradoras.
La necrópolis medieval cercana y los ecos de su oscuro pasado añaden un aura de intriga. Al abandonar el lugar, se aconseja escuchar las advertencias de los expertos que sugieren cerrar la puerta secreta del pueblo. Se dice que nunca debes ir solo a Ochate, un consejo que puede ser más que una simple superstición.
Misterios
El origen de la fama de «pueblo maldito» de Ochate se remonta a principios de la década de 1980, cuando la revista Mundo Desconocido publicó una controvertida fotografía titulada «El OVNI de Treviño». En esta imagen, un halo luminoso destacaba en el cielo nocturno de Ochate, tomando la forma de una esfera incandescente. Esta fotografía, que apareció en la portada de la revista, capturó la atención de los entusiastas del misterio.
El impacto de esta imagen impulsó a la revista a investigar el fenómeno, lo que llevó a la publicación del primer artículo sobre Ochate en 1982 en una destacada revista paracientífica. A partir de este momento, el interés por el lugar creció de manera exponencial. Ochate se convirtió en un imán para los investigadores paranormales y los aficionados a lo oculto, quienes comenzaron a llevar a cabo rituales, sesiones de ouija y otras prácticas esotéricas en el área.
Con el tiempo, la afluencia de visitantes comenzó a disminuir. Sin embargo, en 1999, el libro «Enigmas sin resolver» de Iker Jiménez reavivó el interés por el lugar. En su obra, Jiménez revisó los fenómenos reportados en Ochate, como psicofonías y luces extrañas en el cielo, y añadió nuevos detalles. Según Jiménez, el lugar estaba envuelto en misteriosas nieblas que aparecían de manera inexplicable, y mencionó que se habían registrado varios suicidios en la zona, así como la presencia de «seres extraños» que vagaban por la zona.